Este jueves se estrenó por primera vez en Mar del Plata “ReInA en el Gondo”, un monólogo ficcional escrito y dirigido por Natalia Villamil sobre la vida y vejez de una mujer transgénero que, sola en el histórico Hotel Gondolín del barrio de Villa Crespo, se pregunta por su identidad. En el marco de la oferta de verano del Instituto Cultural de la Provincia de Buenos Aires, esta obra interpretada por Maiamar Abrodos se presentará este sábado y domingo a las 22 horas, en la Sala Nachman del Teatro Auditorium. Con motivo de su reestreno, la dramaturga y directora reflexionó sobre la construcción dramática de la obra, sobre su vínculo con las temáticas de género y sobre la presencia en sus textos de los espacios rurales de la provincia de Buenos Aires, de donde es oriunda.

“ReInA en el Gondo”, al igual que gran parte de tu dramaturgia, es un monólogo, ¿qué encontrás en ese género?

ReInA es un caso particular. Surge de “Reunión: Cuatro Legendarias en el Hotel Gondolín”, un libro de Dani Zelko, Marlene Wayar, Marisa Acevedo, Zoe López y Viviana Borges, sobre las voces de las chicas trans que pasaron por el Gondolín de Villa Crespo. El Teatro Cervantes tomó este libro y llamó a tres directoras para que llevaran adelante la puesta en escena de tres monólogos para tres actrices. Cuando nos encontramos con el libro, las directoras observamos que había que teatralizar todo porque eran voces, anécdotas y experiencias aisladas. Después, en el caso de mi carrera los monólogos han sucedido un poco sin querer. Generalmente, parto de un tema del que quiero hablar y, en muchos casos, se me ocurre formularlo a partir de una única voz. Si bien hice obras de varios personajes, tengo una facilidad para los monólogos.

¿Cómo fue la construcción del personaje de ReInA?

Fue bastante particular. Al partir de un libro, lo que hice fue inspirarme en algunos relatos, situaciones, experiencias e imágenes. Otra particularidad de la propuesta es que ya sabía que iba a trabajar con Maiamar Abrodos. A partir de eso, tuve un momento de mucha introspección y soledad para pensar cómo conectar el universo del libro con el universo de Maiamar. Ahí fue que decidí tomar la edad de ella para hacer de la vejez trans la temática de la obra. Ese fue el punto desde el cual construí la ficción, el punto en el que la obra se desprende totalmente de esos dos universos originarios. La expectativa de vida de las mujeres trans es muy corta. La obra busca pensar qué le pasa a ese personaje de sesenta años que vive en el Gondolín, que tuvo una historia de violencia y que logró sobrevivir.

La obra es interpretada por la actriz Maiamar Abrodos.

En ReInA, además de ser la dramaturga, dirigís la obra, ¿se piensa de otro modo la escritura cuando entra en juego la dirección?

Al haber trabajado en ambos roles, siempre pienso las obras proyectadas escénicamente. Más allá de que las dirija yo o no, pocas veces escribo sin pensar en su futura puesta. En este caso, además, teníamos un trabajo realizado por los artistas Rodrigo González Garillo, Paola Delgado y Gonzalo Córdova, que hicieron las luces, el vestuario y la escenografía. Entonces, ahí ya tenía una puesta en escena sobre la cual pensar. De todas formas, en el proceso de escritura no puedo cerrarme totalmente a la puesta porque eso limita mucho la imaginación.

Las temáticas de género son una constante en tu obra, ¿de dónde surge el interés?

Creo que es una búsqueda un poco inconsciente. No sé hablar de otra cosa, me sale pensar en eso. Si bien soy psicóloga, y he trabajado en la línea 144, me parece que va más allá de eso. Creo que de todos modos hubiera hablado de lo mismo. El año pasado salió mi primera novela, “Malnacidos”. Ahí empecé a escribir con otra “libertad”, con otros tiempos, sin la urgencia que tiene a veces el teatro. A pesar de eso, escribí del aborto clandestino, de la maternidad, de las mujeres en el campo. Todas temáticas que, de alguna forma, ya estaban presentes en mi teatro. Me interesan esas voces, ir a esos espacios para darles una vuelta más, para buscar su particularidad. En ReInA, por ejemplo, ella tiene un conflicto de identidad y se pregunta qué pasaría si volviera a ser un jovencito. Es un tema un poco controvertido, pero ahí es donde entra la imaginación y la ficción para desprenderse de lo que podría ser un trabajo de campo e introducir el conflicto en los personajes.

La ruralidad de tu novela “Malnacidos” también está presente en varias de tus obras, ¿qué te lleva a esta territorialidad?

Yo nací en Lobos, un pueblo a 100 kilómetros de Capital Federal. Viví ahí hasta los 17 años y hay algo en esos espacios que me resulta muy familiar. Creo que en mi interés por los personajes rurales hay una reconciliación con ese espacio donde crecí y que tenía cosas que no me gustaban: los prejuicios, los juicios, los señalamientos, el dolor, la discriminación, la falta completa de anonimato, la endogamia. Esto que en algún punto hace sufrir a determinadas personas que, en los ambientes rurales, se ven como malnacidas. Mi mamá me contaba mucho de su infancia en el campo, una infancia de mucha pobreza junto con su madre que tenía seis hijos, y de cómo a pesar de ello se las ingeniaban para jugar. En esos personajes, insertos en un universo socioeconómico determinado, veo cierto brillo, una cuota de esperanza. También, a mí me gusta mucho el contraste entre el campo y la ciudad, ese universo diferencial que viví mucho cuando era chica. En ReInA hay algo de esto. Por más que se sitúe en la Ciudad de Buenos Aires, las chicas que llegan son del interior.

¿Qué importancia tiene para vos que una obra del teatro independiente como ReInA pueda llegar a Mar del Plata?

Para mí es fantástico. Es muy enriquecedor llegar a otro tipo de espectador, con otro ojo, otra mirada, otro sentarse en la butaca. Para ReInA también es particular porque para la comunidad travesti-trans hay algo que tiene que ver con un recorrido, una apertura. Si bien dentro de la obra no nos importa que Maiamar sea una actriz trans, en este caso es importante porque efectivamente está ella sobre el escenario dándole voz a la historia. Sabemos que vamos a tener que luchar en los tiempos que vienen, e inaugurar el año con un monólogo de esta temática es muy importante.