Como en el juego de las sillas, hay tres posibles candidatos para un solo lugar: la presidencia del PRO. Los tres son los jefes de las tres facciones: Mauricio Macri, Patricia Bullrich y Horacio Rodríguez Larreta. Podrían ir ellos o designar un lugarteniente (y ahí María Eugenia Vidal pide pista para el sector pro Milei, aunque hace un mes se perfilaba para encabezar el grupo contrario). Bullrich dijo que dejaba la titularidad del PRO y que llamaría a elecciones pero no lo hizo. Los presidentes de los PRO distritales la presionaron con una carta para acordar los tiempos. Algunos le adjudican la movida a Larreta. Otros, a Macri.
Apenas aceptó el ministerio de Seguridad en su negociación a título personal con Milei (que hizo estallar la relación con Macri), Bullrich anunció que dejaba la presidencia del PRO y que no iba a volver a postularse (algo que, ahora, está en revisión). También dijo que iba a llamar a elecciones en un plazo breve.
No obstante, luego, en un encuentro convocado por Macri el 13 de diciembre en sus oficinas, los distintos sectores del PRO acordaron pedir una prórroga al Poder Judicial y extender el mandato de Bullrich unos 90 días después de la feria judicial para alejar la elección de los meses más calientes de la llegada de Milei al poder. Eso hubiera ubicado las elecciones más cerca de junio.
La apurada
No obstante, los tiempos políticos parecieron cambiar el viernes cuando los titulares de los PRO provinciales se pusieron de acuerdo para mandarle una carta a Bullrich en la que la instaron para hacer la elección lo más rápido posible. La carta, firmada por todos los referentes provinciales dice: “Consideramos un tiempo propicio y conducente el de días 45 (cuarenta y cinco) para prorrogar el mencionado calendario proselitista de renovación de autoridades partidarias nacional”.
Esto ubica la fecha no ya en junio, sino mucho antes: abril o mayo. La jugada es atribuida a distintos jugadores. Desde el Consejo Directivo, que controla todavía en parte Bullrich, indican que es el larretismo el autor de la jugada: Larreta no quería un plazo de 90 días sino uno más corto. A su vez, Larreta no participó de la convocatoria de Macri a acordar una postergación. "No va a llegar la sangre al río y vamos a acordar una fecha", se confiaban en el Consejo Directivo del PRO.
Pero otros consideran que la jugada tiene que haber salido del ex presidente Macri. El razonamiento es el siguiente: si Macri se quiere presentar, le conviene que sea antes porque su imagen se puede deteriorar (aún más) por asociación a la de Milei. Esto implica una serie de supuestos que el ex presidente viene dejando trascender:
1) Que Milei va a perder rápidamente popularidad. Algo en lo que coinciden también los larretistas. Creen que el ajuste en modo shock no va a ser gratuito. Y hasta aventuran que los límites de la paciencia social no van a ser tan extensos como cree el Gobierno.
2) Macri apoyó las medidas de Milei, aunque en privado sienta que no lo escuchó o no le dio el lugar en el Gobierno que Macri pretendía. Por eso, el ex presidente considera que su imagen va a sufrir cuando caiga la de Milei.
3) En función de todo esto, la versión que le atribuye a Macri el apuro tiene que ver con un dirigente que busca tomar la presidencia lo antes posible.
Los candidatos
A Bullrich, en cambio, le convendría esperar: y en el tiempo, ir ganando mayor volumen territorial para enfrentarse a Macri. Porque ese es el otro rumor que corre: que Bullrich dijo que si Macri se presenta, ella también se va a presentar para pelearle la presidencia del PRO.
Habrá que ver si esa amenaza se cumple o si Bullrich busca, más bien, un lugarteniente que pelee por ella la presidencia del PRO. En verdad, Macri tampoco anunció nada y podría, él también, buscar un candidato propio y no ocupar el rol con su propio cuerpo. Algunos creen que Macri está buscando una suerte de operativo clamor para presentarse.
Lo que queda claro, en cualquier caso, es que Bullrich no quiere a Macri al frente del PRO y que tomará todas las acciones que estén a su alcance para impedirle llegar a ese lugar (hay que ver si puede).
Larreta, en cambio, parece no estar decidido a ser él quien busque la presidencia del PRO. Pero el ex jefe de Gobierno ciertamente piensa en buscar una figura propia que ocupe ese lugar y aleje al partido de la línea seguidista de Milei que tiene ahora.
¿Quienes podrían ser los lugartenientes de las tres figuras del PRO que hoy se disputan la conducción? Una figura que viene levantando el perfil es María Eugenia Vidal: al comienzo, parecía que iba a ser la voz cantante del sector larretista, disidente con Bullrich y con Macri. Pero Vidal inició una militancia acérrima a favor del DNU de Milei que la coloca más en el sector de Macri.
Otro posible candidato es el gobernador de Chubut, Ignacio Torres. Hasta ahora, viene teniendo una línea más dura con el gobierno de Milei, pero sobre todo -plantea él- para defender los intereses de su provincia. Fue quien llevó la voz cantante para conseguir las primeras modificaciones de la Ley Ómnibus.
Por su parte, el jefe de Gobierno, Jorge Macri, podría ir por la presidencia. Ahí no sería un mero lugarteniente de su primo, sino una figura que busca crecer a partir de la gestión para convertirse en el nuevo líder del PRO.
Se presente quien se presente, la presidencia del PRO será una de las batallas para redefinir la conducción global del partido (y de lo que queda de Juntos por el Cambio) y para ver qué nivel de cercanía/lejanía tendrán con Milei.