La humanidad lo ha hecho posible: seguir, pese a todo, pese a lo más importante: lo que sientan, lo que piensen, lo que imaginen los niños y las niñas, siempre y cuando ya no hayan perdido la vida o hayan sido demasiado dañados por el horror. Las asociaciones de deportes, en su mayoría, no simpatizan de las expresiones políticas en su universo; su política preferida es hacer como si nada pasara. Seguir y seguir, aun si lo que pasa es -como la llamó el colega Gustavo Veiga en este diario- “una guerra asimétrica” que lleva adelante Israel en Gaza y que ya se llevó la vida de 10 mil niños y niñas en la Franja.
Para la Selección de fútbol de Palestina, la apuesta por competir es, sin embargo, un modo de develarle algo al mundo. El equipo debutó este domingo en la Copa Asia que se disputa en Qatar, competición de la que participa por tercera vez en su historia, al cumplirse 100 días del inicio de la guerra. Mientras sueña con “clasificar a las últimas etapas del torneo”, según contó a AFP Makram Daboub, entrenador de la Selección, a la vez recuerda que es importante “izar la bandera palestina” en diferentes estadios para “afirmar la identidad palestina y mostrar que es un pueblo que merece libertad y una vida mejor”.
Lo de este domingo significó el regreso al fútbol después de un largo tiempo para el pueblo que sufre lo que sucede en la Franja de Gaza. Desde el inicio del conflicto, el 7 de octubre de 2023, la pelota dejó de rodar allí. Israel declaró la guerra a Hamás aquel día, tras un ataque del grupo islamista que incluyó el lanzamiento de cohetes y la infiltración simultánea de miles de milicianos que mataron a unas 1.200 personas y secuestraron a otras 250 en poblaciones cercanas a Gaza. Desde entonces, la ofensiva de las fuerzas israelíes dejó hasta el momento 23.968 muertos -según el último balance difundido por el Ministerio de Salud gazatí- y una grave crisis humanitaria, con escasez de suministros esenciales y alrededor de 1,9 millones de personas (de un total de 2,3 millones que viven en el enclave palestino) obligadas a abandonar sus hogares.
Pese al silencio y a la “asepsia” en la que suele querer envolverse el deporte, llegaron desde distintos lugares del mundo voces sobre lo que está sucediendo en Gaza. Kerem Aktürkoğlu, jugador turco del Galatasaray, fue uno de los deportistas que se expresó. “Dedico este gol a todos los niños de Palestina que merecen un futuro lleno de esperanza y paz. Su coraje y resiliencia me inspiran en el campo. Siempre están en nuestros corazones. No los hemos olvidado, nunca lo haremos”, escribió el futbolista en sus redes sociales luego de haber empatado el partido de vuelta de la Champions League ante el Manchester United, por la fase de grupos, en noviembre del año pasado.
“Israel no participará más en las competiciones de la IIHF por el momento”, sentenció hace solo unos días la Federación Internacional de Hockey sobre Hielo (IIHF, por sus siglas en inglés). La decisión, que señaló razones relativas a "la seguridad de todos los participantes", dejará a su combinado nacional afuera del Mundial masculino que se realizará en abril en República Checa.
La geopolítica, mientras tanto, juega su propio juego. Como si fuera una partida de ajedrez sin víctimas, los poderes accionan y declaran a su antojo. En ese contexto, sin embargo, cada vez son más los gobiernos que se manifiestan exigiendo un alto al fuego en Gaza. Ya son cada vez más quienes usan la palabra “genocidio” para referirse a lo que está sucediendo en territorio palestino, luego de que fuera Sudáfrica uno de los primeros en ponerlo en esos términos con una denuncia a Israel ante la Corte Internacional de Justicia. “Nadie nos detendrá, ni La Haya, ni el eje del mal, ni nadie más”, declaró el primer ministro israelí Benjamin Netanyahu, en referencia a la demanda presentada.
La solidaridad entre pueblos, por su parte, se hermana en un solo pedido: que finalice el derramamiento de sangre. A un día de cumplirse este centenario de días de conflicto, hubo manifestaciones en ciudades de 30 países para denunciar la ofensiva militar israelí. Incluso en Tel Aviv, Haifa y otras ciudades israelíes se expresaron el sábado para pedir elecciones anticipadas y la salida del poder del primer ministro Netanyahu, por su responsabilidad en la guerra que enfrenta a Israel con el movimiento palestino Hamas.
Todo aquello, lo que sucede y lo que se dice, ha afectado al plantel palestino en el tiempo de su preparación de cara a la Copa Asia y lo afecta inevitablemente en su paso por ella. El medio The Asian Game realizó una valiosa entrevista desde Qatar con Mohammed Rashid, mediocampista de Palestina, el que llevó el número 3 este domingo ante Irán, quien contó en la previa sus sensaciones sobre estos días de competición en medio de todo lo que está sucediendo. “Prepararse físicamente no es difícil; es la parte mental la que se vuelve más dura -explica-. No sé cómo se prepara mentalmente cada compañero, cada uno tiene su modo, pero por mi parte, antes del día del partido y durante el día del partido, no miro las noticias, trato de estar lejos porque es muy desgarrador lo que está pasando. El resto de los días de la semana sí miro las noticias… Lo que trato es estar enfocado en lo que vine aquí a hacer. Una gran parte de eso es hacer feliz a la gente en sus casas y llevar el nombre de Palestina a lo más alto. Estas son las motivaciones que mentalmente me doy para jugar en este torneo”.
Rashid describe el amor con el que intentan contrarrestar los sentimientos más difíciles que atraviesan quienes peor la están pasando dentro del equipo. “Tú no sabes qué vendrá -señala el jugador del Bali United de Indonesia-. No sabes cuáles serán las noticias el próximo día o, mejor dicho, la próxima hora . Tú no esperas las mejores noticias: estás preparándote mentalmente para las peores noticias cada hora, pero a la vez hacés tus mejores esfuerzos por sobreponerte a esas noticias. Eso es con lo que lidiamos cada día. Vas al gimnasio a la mañana, tienes un entrenamiento nocturno con el equipo, el almuerzo, la cena, mientras hacés el mayor esfuerzo, en los momentos en que estamos todos juntos, por tratar de hacer la atmósfera yo no diría feliz pero sí más llevadera, porque estamos juntos y tratamos de sacar a cada uno de esa zona negativa. Tratamos de estar sólidos para todos, compactos, pero especialmente para dos de nuestros jugadores que son de Gaza. Tratamos de estar con ellos, de reír con ellos, porque están lidiando con las emociones más pesadas y negativas. Todos estamos lidiando con eso pero creo que ellos todavía más porque tienen a sus familias viviendo en Gaza y esperan las noticias cada momento del día. Hablan a cada minuto con sus familias para saber si siguen vivos”.
Palestina perdió por 4 a 1 en su debut ante Irán por la Copa Asia. Quizás lo que vale reseñar es que Tamer Seyam, el nueve de Palestina, miró al cielo, conmovido, y secó su rostro con su camiseta después de celebrar junto a sus compañeros el gol, ese descuento que su Selección conquistó antes del pitazo final del primer tiempo, en el quinto minuto de descuento. Antes, hubo un minuto de silencio previo al inicio del partido, que emocionó a las tribunas y las hizo rugir cada vez que la ofensiva era palestina. Pero lo más importante es que finalmente terminó el primer partido de la Copa Asia para la Selección de Palestina y sus futbolistas, ahora, podrán volver a preguntar cómo están sus familias. Si siguen vivas. O si se las llevó otro bombardeo deshumano, robótico y letal.