Ángeles Crovetto se crió en La Matanza y actualmente vive en Ezeiza. Buena parte del conurbano está sembrado con su trabajo como muralista. Es además pintora, escultora y docente titular de las cátedras de “Artes visuales populares y arte público latinoamericano” y “Arte y folklore argentino” en la Universidad Nacional de las Artes.
Junto con Gabriel Polese, integra una de las secretarias nacionales de la Unión Nacional de Artistas Visuales (UNAV), una entidad federal que reúne y representa a artistas de 20 provincias del país. La última publicación de la UNAV data del 17 de noviembre y tiene un tono anticipatorio de lo que ocurre por estos días.
"Cómo trabajadores del Arte y la cultura nacional, defendemos la soberanía, la identidad y el derecho a la pluriculturalidad", arranca diciendo el documento y sigue: "Nuestra organización siempre trabajó por los derechos humanos, por la justicia social y la movilidad ascendente. No podemos permitir las falacias, los prejuicios y el atropello a las instituciones democráticas. No hay lugar para el negacionismo de las dictaduras cívicas militares, ni para la justificación del terrorismo de estado en nombre de una guerra que nunca existió". "No se trata de elegir nombres , éste domingo elegimos dos modelos de país , uno para unos pocos privilegiados que siempre oprimieron , persiguieron y exterminaron a nuestra clase trabajadora por reclamar derechos que habían sido adquiridos u otro que nos permite continuar con la lucha por todos los derechos que nos faltan conquistar", señalaban respecto a la segunda vuelta presidencial que terminó con la victoria de Javier Milei.
Con esa representación y ese mandato a cuestas, Crovetto participó el jueves pasado de la reunión del bloque de diputados de Unión por la Patria con los referentes de la cultura, que el gobierno libertario pretende desmantelar a partir de las modificaciones incluidas en el capítulo 3 de la ley ómnibus, con el objetivo de debatir y establecer estrategias.
En esa reunión, estuvieron presentes representantes de organizaciones de artistas, productores, trabajadores y creadores de todas las áreas afectadas por el proyecto de ley de Milei: músicos, teatristas, actores y actrices, el sector audiovisual, de artes visuales, danzas, libreros y editores, bibliotecas populares, sociedades gestoras de derechos de autor, emisoras y trabajadores de prensa, radio y televisión, entre otros.
“Sin cultura no hay patria”, sintetiza Crovetto, con voz firme y mirada intensa, que desmienten su apariencia frágil. Es la misma voz que utiliza para explicar la obra del antropólogo jujeño adoptivo Rodolfo Kutsch en sus clases, para hablar de la indivisibilidad entre tierra y cultura, de los conceptos de geocultura americana y de “estar siendo” y citar al filósofo Carlos Cullen.
--¿Le preocupa especialmente el cierre del Fondo Nacional de las Artes?
--Me preocupa la ley en su conjunto, por eso quiero expresar primero mi solidaridad con todos los trabajadores de la cultura. Esta ley a los artistas visuales nos afecta de muchísimas maneras, no sólo por el Fondo Nacional de las Artes y no sólo por el capítulo de cultura. Claro que el aporte del FNA es valioso, pero en nuestro sector no es suficiente como para estructurar la actividad en su conjunto. Los sectores que no tenemos un instituto específico, como los artistas visuales, la danza o los escritores, estamos en una situación de mayor vulnerabilidad.
--¿Tienen o tenían un proyecto de instituto?
--Efectivamente, fue presentado por los diputados Leonardo Grosso y Paula Penacca, pero en marzo pierde estado parlamentario. En este contexto, es evidente que no están dadas las condiciones para discutirlo, pero de aprobarse estas medidas, será un antecedente de jurisprudencia regresiva, vamos a estar más lejos de nuestro objetivo.
--¿Qué otras consecuencias observan?
--Los artistas visuales muchas veces trabajamos de escenógrafos, en cine y en teatro, que se van a ver restringidos, entonces también vamos a perder esos empleos. Trabajamos como ilustradores de publicaciones, como creadores de tapas de libros y de discos, todo eso se va a reducir drásticamente por falta de recursos. Otro tema que nos impacta es la modificación de la ley de alquileres. Muchos centros culturales y espacios similares van a tener problemas o van a tener que dejar las propiedades donde funcionan y cerrar. Nuestro arte, nuestra producción, circula por esos espacios, que hoy están amenazados de desalojo. A menos salas, menos arte. Te agrego que si no hay obra pública, tampoco habrá arte público, que también es una de nuestras actividades. Ahí no sólo perdemos trabajo los artistas, se pierde una instancia de democratización del arte.
--Ese es el trasfondo político.
--En el mismo sentido, nos afectan las modificaciones del código penal, que apuntan a restringir la protesta y las multitudes. Los muralistas, por definición, nos juntamos de a varios para crear en el espacio público. Las medidas atentan contra lo colectivo.
--¿Y la situación macroeconómica en general?
--Como artistas, nos mata. Muchos de nuestros insumos y materiales son importados, y ahora tenemos que pagarlos a este dólar de más de 800 pesos. Nosotros somos los únicos inversores de nuestra actividad y lo hacemos a riesgo propio. A la vez, somos monotributistas: nos duplicaron el monto mensual a pagar, pero las escalas de facturación apenas subieron 50 por ciento, con una inflación de 200. La desregulación del turismo y la retracción del consumo interno también atentan contra la comercialización de nuestra producción plástica y visual, ya que los nodos turísticos son complementarios de la actividad cultural.
--¿Qué camino va a seguir la UNAV?
--Nosotros ya habíamos intentado hablar con diputados de otras fuerzas, no hace tanto, por el proyecto de instituto. La verdad es que no nos recibieron, ni Ferraro ni Ritondo. Vamos a insistir, vamos a golpear todas las puertas, pero no tenemos mucha expectativa. Si finalmente se aprueba, tendrán que enfrentar el juicio por traición a la patria.