"¿Azúcar o edulcorante?", pregunta la camarera. "Estamos bien así", responde Sara Belazaras, aka Faraonika, en la vereda del café. Habiendo escuchado su disco es imposible escapar a la cita mental -una de tantas- que devuelve: "No Hileret, soy como el azúcar de la mala". Un chiste, una frase memorable y el deseo de amoblar de pop sintético las paredes de este país insuperable. En noviembre, Fara hizo su debut con Farsanta. Si bien no son las primeras canciones que publica (había antecedentes como Cruda o el EP Olvidancing), es un nuevo comienzo. Y como cualquier historia que conduzca hacia un desenlace seductor, el proceso estuvo plagado de preguntas, conflictos y mucha, pero mucha mística.

"Fui a visitar a mi bruja y me recomendó que leyera El Libro Rojo de Jung", señala Faraonika, quien de allí tomó la frase de la intro del disco: Quien posee la imaginación del mundo posee la mitad del mundo. "Todos en la historia de la cultura somos capaces de crear nuestras propias mitologías, y eso es para mí Farsanta. Me inventé esa explicación para poder escribir. Es una chica a la que unas diablas le dicen qué hacer y cómo actuar para sobrevivir y que no la rechacen. Entre eso está el chiste, que es la simbología de operarse, lo más extremo adonde llega el humano para pertenecer. Seguro que hay cosas peores, más violentas, pero estoy hablando de algo que deseo a veces."

  • Es muy impresionante cómo muchas de las idols locales tienen la misma cara.
  • Bueno, para empezar con el disco traté de recordar la primera imagen que tenía de algo gracioso en la infancia, y me acordé de algo que me contó mi mamá. Estaba con una amiga hablando de operarse las tetas. Me preguntó si lo haría cuando sea grande, porque las mujeres se operan. Y yo le respondí: 'Y los hombres también'. Una conversación seria para dos nenas de 5 años. Pude identificar que desde ese momento tengo una obsesión con las cirugías estéticas. Me da vergüenza y risa, me parece una estupidez y a la vez genera muchos traumas, entonces para terminar de reírme de esto quise hacer la mitología.

Farsanta es un manual de sensualidad, una lección de placer. Fara hipnotiza a quienes la ven pasar, interrumpe los pensamientos racionales de quienes conquista. Por momentos nos deja compartir su contemplación: estamos junto a ella frente al espejo, observándolo todo. El poder capital de una misma. Y la seguridad que implica sentirse lista. Porque eso es lo primero que se palpa en su manera de cantar; una firmeza, una seguridad que le permite jugar con el tono, estirar las vocales y enredarse entre sus caireles. No es lo mismo copiar sin espíritu que adaptar interpretando. No es lo mismo una chanta que una Farsanta.

Durante dos años, la platense se juntó con Coghlan para crear el universo que dio sentido al álbum, un trabajo que supone el doble debut de ella como cantante y él como productor de otra persona. Coghlan tiene un disco homónimo, otro con Dani Umpi y es la mitad del proyecto de tangos ambient y nostalgia de un tiempo imposible: Orquesta Típica del Ayer, que completa Eric Olsen.

"Tenía la idea de des-latinizar a Faraonika e imaginarla en un sonido más hip-hop. Creo que la influencia de Pharrell, Timbaland, el R&B de los 2000 es evidente, también mucho de A.G. Cook, Sophie. Veía que si probaba hacer otro sonido más 'radial', 'moderno', podía explorar facetas totalmente nuevas. Me parece que tiene un imán y una fuerza tremendos."

Un plazo bienal es un riesgo de toda índole. Mantener un sonido actual, conservar la energía, lidiar con el recambio de intereses personales. Pero tuvieron una visión muy clara de la dirección hacia donde querían ir. "Muy hitera, fresca, pero a la vez con ciertos guiños experimentales, cosas más 'musicales' para ofrecer. Eso para mi mantiene vigencia hoy, mañana y siempre. Fue hecho con mucho amor y casi sin referencias contemporáneas", cuenta Coghlan.

Seguir a esta pareja artística explica parte de su amistad, y sobre todo lo efectivo de su trabajo en equipo. Él, con memes e imágenes, insiste en construir su acervo de autor, como un menú de caprichos y preferencias, entre el chiste de Whatsapp y el culto a Caroline Polachek, la adoración a la música sin preámbulos y el sabor dulce de una fractura en un pie durante los festejos del Mundial (accidente que lo llevó a juntarse casi todos los días para pensar el disco). La marca Coghlan apura como palito de agua al sol y gusta por los trucos sutiles, como ese sonido de una pócima rompiéndose contra el suelo en mil pedazos en Dating Faraonika o la instrumental demente de la segunda mitad de Sirviendo.

  • El año pasado fue una gran antesala de lo que puede llegar a consolidarse en materia de pop argentino, ¿creés que hay un dominio en puerta?
  • Con Fara estamos haciendo todo lo posible. También con Fermín, con quien toco en vivo, y lo veo muy bien posicionado. Creo que es hora de que se abra más el juego y el pop más lindo, producido, disruptivo, armado, rompa. Ya Emilia tomó cosas de Charli XCX de hace como 4, 5, 6 años. Ahora ojalá venga alguien que muestre el futuro.

La portada del álbum a cargo de Bruno Gentile puede espantar o enloquecer: una diva retocada hasta los límites de lo comprensible es rodeada por dos diablas, sus voces la llevan por un camino carente de decisiones radicales. Es el pop quien ilumina la ruta. "Quería algo que no se entienda si es una pintura o qué", explica Faraonika. "Antes de terminar el disco yo había hecho una formación de burlesque, donde mi trabajo final tenía que ver con Farsanta. Me agregaba implantes, apretando el corset, agregándome tetas, todo frente a un público que hacía las veces de espejo. Tenía el traje y me di cuenta de que tenía que ver con el disco, y aproveché."

Farsanta es una obra tan fascinante en parte porque nació para ser algo más grande: un proyecto multidisciplinario, con la música como conclusión más que objetivo. Y eso se entendió enseguida en el evento que rodeó a la performance de presentación, con bailarinas enfermeras, camilla y un fanzine como listón. En una de sus páginas, Fara agradece a sus inspiraciones (de Terry Gilliam a Anto Pane) y cierra con una determinación que fundamenta la lógica del disco: "Lo contrario a ser perfecto es ser humano".

Explica que fue un proceso de investigación. "Lo que me pasa con lo que dicen las letras es que a veces se me hace muy pesado escuchar algo que te haga reflexionar demasiado. Por ahí un rato sí, pero todo el tiempo, no sé quién la banca. Está bien, pero a mí me cuesta. Entonces no quería dejar de hacer música que escucharía; por ahí hacer la crítica social, pero meterse desde lo performático y visual, que también está para explotarse. Y eso creo que se pudo lograr."

  • Farsanta tuvo un proceso de dos años. ¿Cómo consiguieron mantenerse actuales teniendo en cuenta todo lo que cambia en ese tiempo?
  • Una de las claves fue la mezcla de refes para el disco. Cuantas más refes tengas, más difícil de descifrar y más innovador es. Tampoco lo hicimos así estratégicamente, es que nos gustan muchas cosas. Pharrell Williams y Madonna, pero también somos argentinos y a mí también me gustan los boleros y la bachata. ¿Qué pasa con eso que nos gusta en nuestras vidas individuales? ¿Cómo lo podemos unir? ¿Si hacemos partecitas de canciones con esos guiños y volvemos a la canción como venía? Por eso se dieron esas deformaciones. En Farsanta hay citas quizás casi imperceptibles de Ivy Queen, Gwen Stefani, Lana del Rey, Babasónicos. Las mejores cosas han surgido de remixar por ahí las primeras tres notas y llevarlas a algo nuevo que no existe. Es como un trampolín para desbloquear el cerebro. Para mí es un disco de culto, pero con elementos que están metidos muy por debajo de la mesa para que lo pueda escuchar una persona de una generación previa y una más joven, y que nadie colapse.

  • ¿Considerás que hay algo ya establecido como pop argentino contemporáneo?
  • Creo que se le volvió a dar mucho lugar al pop. Se volvieron a llenar estadios con pop, que no pasaba. Lali abrió una puerta, después algunas personas que hacían trap se dirigieron más al pop. Estoy hablando de gente que tiene alcance, y que quienes escuchan puedan simpatizar con proyectos más pequeños que van por ahí. Si estamos todos escuchando trap o RKT en Argentina, me das pop y no lo entiendo. Me refiero a personas que escuchan la radio. Siento igual que todavía vemos mucho hacia afuera. Las veo a Taichu, a Emilia, a Lali o inclusive a mí, que tenemos mucha referencia del norte. Porque el pop que hemos mamado es el pop de MTV y está perfecto que nos saquemos las ganas haciéndolo. Si seguimos insistiendo vamos a encontrar esa fusión, como sucedió con el RKT. Para mí algo va a tener que ver Brasil, un corazón muy fuerte de la música latina. Queda ese pasito de tomar cosas autóctonas para el pop y generar algo bien de acá. Es lo que me gustaría hacer para la próxima, y que mis colegas del pop también lo hagan.

  • Mencionaste varias veces el RKT, ¿por qué?
  • Sigo fascinada con el boom del RKT, porque no es algo que pase todos los días, que se cree un género único en tu país. Me da mucho orgullo mostrarle eso a gente que no es de acá. Me encantaría que pase eso con algo que me interpele desde otro lado, poder hacer letras y no quedarme en algo del lenguaje bolichero.

  • Entre muchas definiciones que le caben, se puede decir que Farsanta es una oda a la fantasía. ¿Cuál es tu vínculo con ella?
  • En un momento me di cuenta de que no podía estar todo el tiempo buscando inspiración en la vida real y sobre todo en las relaciones con los humanos, porque estás siendo un imán de caos todo el tiempo y es insostenible. También está bueno inspirarnos en otras personas, en películas, poder exagerar, reírnos de algo que nos pasó de chicos y traerlo al presente. Yo no creo que el tiempo, ni siquiera los cuerpos, sean algo finito; me parece que soy una voz como tantas. Y creo que la fantasía es un gran recurso para protegernos.

Fara da clases de letras y composición. Durante la pandemia fue alumna de Violeta Castillo (también cantante y parte del sello discográfico La Banda del V.I.P). Cuando la idea de crear un disco empezó a tomar forma, le pidió asesoramiento especial, que trascendió cualquier consejo didáctico.

"Tenía miedo de caer en soy una bad bitch, todo me sale bien, llueve dinero. Hoy todo es eso. Si pensamos en una rubia tetona que le están diciendo qué hacer, ¿cómo hablaría? Yo tengo problemas y ella también. Y ahí Viole me dijo que la clave es que siempre muestre un poquito de decadencia. Por ejemplo, en Guapa vendo, una de las cosas que digo es 'rooftop Dacal'. Dacal es una inmobiliaria de La Plata muy cutre. Venden algo que llaman buildings y son edificios craquelados a punto de romperse. El peor rooftop del mundo. Y esos son los guiños, está todo bien pero se está por romper algo."

El impulso de creación del disco tuvo otro texto como responsable: El fetichismo de la marginalidad, de César González. Una lectura que a Sara le quitó el miedo de estar siendo muy superficial a la vez que entendía que la respuesta a la sensibilidad no era el rap comprometido. "No quiero ser apolítica y fría, pero entendí que mis mensajes de crítica van a ser mediante la perfo, las visuales. Y si puedo hacerme el fanzine para que le llegue a alguien, joya. Esas cosas terminan de explicar el trasfondo, el lenguaje no verbal. Quiero que la cultura crezca y que seamos cada vez mejores artistas y mejores en lo que sea que hagamos. Siento que no hay mucha opción más que estar dándonos una mano cada vez que vemos un destello que nos atrae. Ir y colaborar, que después va a llegar desde otro lado la ayuda para nosotros.

  • Bueno, ésa es una militancia mucho más concreta que hacer rap conciencia.
  • Esa es una de las joyas que tenemos en Argentina. La situación difícil de este país es también la que generó una dinámica colectiva constante para bancarnos. Ese amor de "te entrego mi tiempo porque te quiero ver crecer" es hermoso. A seguir haciendo lo que se pueda, pero con más alianza.


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