Durante su discurso en el Foro de Davos, la cumbre que reúne a líderes del mundo capitalista y las multinacionales más grandes del planeta, el presidente argentino Javier Milei dijo que “occidente está en peligro” porque allí prima “una visión del mundo que conduce al socialismo”.
Así lo ratificó el jefe de Estado que ayer, en la antesala de su llegada a Suiza, adelantó su singular opinión de que esa reunión que en rigor opera como altar de los meganegocios globales era un lugar con “contaminado por la agenda socialista”.
“Occidente está en peligro porque los que supuestamente deben defender los valores de occidente” operan con “una visión del mundo que conduce al socialismo” y “a la pobreza”, lanzó delante de los representantes del establishment internacional y dirigentes políticos de las potencias más ricas.
A ellos les dedicó una arenga a favor de libre mercado que todos los presentes ponen en marcha y, además, les dejó clara su postura de que “el Estado es el problema” para el crecimiento de las naciones.
La historia económica según Milei
Durante alrededor de 20 minutos en los que reiteró conceptos y definiciones utilizadas durante sus antiguas participaciones en programas de TV y la campaña que lo llevó al poder, Milei insistió con su relato neoliberal, redefinido como libertario.
Para sostener su postura, insistió con el dato incomprobable de que “cuando la Argentina adoptó el modelo libertario en 1860 se convirtió en la primera potencia mundial”, hasta que ingresaron “las ideas del colectivismo y comenzó a empobrecerse”.
Luego todo se convirtió en una amañada disertación entre dos modelos que, para Milei, siguen en pugna: el capitalismo de libre mercado y el socialismo, que él llama colectivismo. Sobre esta base, intentó una clase de historia sobre ambas miradas de la economía y acusó a “los principales líderes del mundo occidental” de “abandonar el modelo de la libertad por distintas visiones del colectivismo”.
Contra la justicia social
En ese menjunje volvió a criticar el concepto de justicia social. “La justicia social no es justicia social ni aporta al bienestar general. Es una idea intrínsecamente injusta porque es violenta” y “porque lleva al Estado a financiarse a través de impuestos (…) es decir a través de la coacción”, disparó.
Sostuvo también la singular hipótesis de que “gracias al capitalismo de libre empresa el mundo se encuentra en su mejor momento: es más libre, más rico, más pacífico y más próspero que en cualquier momento de la historia”. Bastará leer cualquier diario para comprobar los niveles de desigualdad y violencia.
Discurso antifeminista y contra las políticas ambientales
Y por si faltaba algo, englobó en sus diatribas al “feminismo radical” por ser promotor de “la pelea ridícula y antinatural entre el hombre y la mujer”. También desenfundó su postura antiecologista al afirmar que el socialismo “sostiene que los seres humanos dañamos el planeta y que debe ser protegido a toda costa”. Y de paso criticó las políticas de “control poblacional” que incluyen “la agenda sangrienta del aborto”.
Insistió con que el colectivismo “cooptó la cultura de los organismos multilaterales” y los instó a no “abrir las puertas del socialismo”.
Los empresarios héroes
Finalmente, en un intento de cierre magistral, dijo frente a los representantes de los gobiernos más influyentes: “No se dejen amedrentar por la casta política ni por los parásitos que viven del Estado”.
También enfatizó a la platea integrada por representantes de las multinacionales más ricas del planeta: “No se entreguen a una clase política que quiere perpetuarse en el poder y mantener sus privilegios. Ustedes son benefactores sociales, ustedes son héroes”.
“No cedan al avance del Estado. El Estado no es la solución. El Estado es el problema mismo. Ustedes son los protagonistas” y “cuenten con Argentina como un aliado internacional”, alentó y cerró el discurso con su inefable “viva la libertad, carajo”.
La reacción de los asistentes fue con un tímido aplauso, miradas cómplices y risas entre sí.