En el cruce de las calles Balboa y Elcano, del barrio porteño de La Paternal, el silencio de la tarde se rompe, desde un auto, al grito de “Vamos Redondos”. Por esa misma calle, una señora de paso cansino y con un changuito de compras responde, por lo bajo y con miedo a ofender, que prefiere a Palito Ortega. Donde antes existía un paredón sombrío y con humedad, hoy el proyecto colectivo “Un Indio en cada Barrio” perpetúa la figura de Carlos Solari, exlíder de Patricio Rey y sus Redonditos de Ricota y gran emblema de la cultura popular argentina.

Pincel en mano –y con un parlante del que suena música de Los Redondos–, pintan murales que no buscan llenar sus bolsillos, sino alimentar el alma y la cultura de la comunidad. El nombre de esta propuesta de arte callejero “lo dice todo”, aunque Roberto Cervio y Florencia López, sus impulsores, se esmeran en decir lo que falta: “Cualquiera que tenga una pared que dé a la vía pública (negocio, galpón o casa), y quiera tener al Indio pintado, nos puede escribir. El resto es, justamente, porque nos pinta”, se puede leer en cada publicación que realizan en su cuenta de Instagram @unindioencadabarrio.

El arte como unión ricotera

Roberto y Florencia son una pareja de muralistas que se conocieron en la Escuela de Bellas Artes. Con el tiempo, y gracias a otras experiencias artísticas y colectivas, armaron un grupo de amigos “unidos en las ganas de compartir felicidad a través de la pintura y la música”: “Hacemos arte callejero no por casualidad, sino por convicción. Es una herramienta transformadora que no se rige por los intereses ajenos sino que lo mueve su propio deseo de mantener viva la memoria popular”, afirma Florencia a Página|12.

En un mundo donde el arte casi siempre se mide en billetes, ellos optaron por un enfoque diferente, construyendo puentes artísticos que conectan con la esencia de la gente y replican las manifestaciones de Los Redondos con pinceladas de rock. “Tuve el privilegio de estudiar en el Profesorado Prilidiano Pueyrredón –hoy devenido en la Universidad Nacional de las Artes (UNA)– gracias a quienes apoyan con sus aportes a la universidad pública. Siento que pintar en la calle es la forma más directa de retribuirlo”, agrega a este diario Roberto, que sueña con “pintar al Indio hasta en la luna”.

"Fijate de que lado de la mecha te encontrás", de Queso Ruso. Mural de la calle Segui 1500, Caballito.

En cada pintada, estos artistas crean anticuerpos culturales que luego buscan transformar en fiebre ricotera. La iniciativa, según cuentan, nace de la pregunta de qué pasaría si hubiese un Indio Solari en cada barrio, de cada ciudad, de cada provincia, “no solo por la excepcionalidad de él como músico, sino también por la convicción de sus ideas que se impregnaron en las de millones de argentinos y argentinas”. 

Es por eso que cada pintada va acompañada de alguna mítica frase del Indio, que “es una figura que por sobre todas las cosas dice. Cuando canta y cuando habla”. De esta forma, en los murales se “rescatan y preservan” –entre tantas otras– frases como "Fijate de qué lado de la mecha te encontrás”, de Queso Ruso (Los Redondos), o "En la resistencia está todo el hidalgo valor de la vida", de Encuentro con un Ángel Amateur (Los Fundamentalistas del Aire Acondicionado).

Pintar y cantar a todo pulmón

Roberto y Florencia buscan traer del pasado imágenes y frases del Indio Solari. Sin embargo, no se abstraen del presente y de su crítica situación económica: “Son tiempos en los que es difícil sacar el ojo de la heladera. La gente se suma cuándo y cómo puede”, dicen a Página|12. Por eso, consideran de vital importancia –y agradecen genuinamente– “la ayuda desinteresada de la comunidad, ya sea económica, moral o en materiales”.

Una vez que los muralistas conocen la pared del barrio que será rejuvenecida con frases de rock, arman bocetos en relación a la ubicación y al tamaño disponible: “Damos un marco de libertad para que quien nos contacta pueda elegir y mantener un momento de deleite y alegría”, asegura Roberto, al mismo tiempo que resalta que hacen “un trabajo que no se cobra”.

La pintada más reciente de "Un indio en cada barrio", en Avenida San Martín y Punta Arenas, La Paternal. 

Donde “Un indio en cada barrio” llega con su arte, los vecinos aportan con su cariño y admiración. Es muy común –cuentan– que niños, adolescentes y adultos se sumen de forma espontánea a participar con pinceles, mates y charlas. Para Roberto, “lo genuino de las reacciones de la gente que pasa es impagable” y que “ese ida y vuelta que es tan de nuestra calle le da mucha vida a nuestra jornada”. Florencia lo interrumpe para decir, orgullosa, que “cualquier manifestación que apele a mover los pensamientos de la gente siempre deja una huella”.

“En nuestra adolescencia –aportan los muralistas– crecimos y leímos el mundo a través de Los Redondos. Ahora que la cosa parece haber vuelto a esa situación, vemos a nuestros murales como una amplificación de esos mensajes. Los colores siguen fluyendo y un par de fantasmas no van a poder contra eso”, concluyen.