Estos días son decisivos para el sistema científico y tecnológico del país. A la presentación que el investigador y referente del área Alberto Kornblihtt realizó el lunes en la Comisión de Diputados, se sumaron como novedades el despido de 50 trabajadores y trabajadoras del Conicet y la comunicación por parte del directorio del Conicet de “posponer la publicación de los resultados de la convocatoria a Becas y Promociones hasta tanto se configure el presupuesto definitivo”. De esta manera, la consigna “no hay plata” impulsada por el gobierno comienza a materializarse. Como respuesta, los gremios realizan sus primeras manifestaciones públicas y espacios de relevancia como el Grupo Ciencia y Técnica Argentina, conformado por intelectuales y expertos de distintas áreas, circulan la carta “En defensa de la Constitución y el desarrollo científico-tecnológico” de la nación.
No difundir los resultados de la convocatoria a becas implica dejar en el limbo a cientos de postulantes que, con mucho esfuerzo y mérito, buscan un lugar en el sistema científico del país. Asimismo, barre con las expectativas de las generaciones de jóvenes que buscaban postularse en las próximas convocatorias. El comienzo de un nuevo éxodo de cerebros está asegurado: “De algún modo esto implica discontinuar explícitamente el funcionamiento del Conicet y pretende dar de baja una política central que se vincula con la formación de doctores y doctoras a través de las becas”, observa Nuria Giniger, secretaria general de ATE Conicet Capital e investigadora de Consejo.
En el mismo documento, los directores del Conicet instan a Daniel Salamone, el presidente designado por Milei, a “arbitrar los medios para realizar las gestiones que permitan obtener las adecuaciones necesarias al presupuesto”. Como siempre, es una cuestión de modelos, de voluntad política, de pensar en la ciencia y la tecnología como gasto, o bien, como inversión. En sus redes sociales, el investigador del Conicet Mariano Barrera comparte un gráfico que condensa la siguiente información: “Luego de la caída del 37 por ciento de los ingresos de las becas doctorales durante el macrismo, entre diciembre 2019 y noviembre de 2023 aumentaron 61 por ciento. Permitió que en noviembre de 2023 las becas lleguen al nivel de diciembre de 2015”. Y luego completa: “De no mediar aumentos como sostiene el nuevo gobierno y tomando la inflación proyectada por el REM (Relevamiento de Expectativas de Mercado), en mayo el ingreso caería 52 por ciento”.
Por otra parte, desde diferentes espacios como ATE Conicet organizaron una asamblea y un “ruidazo” en la explanada del Polo Científico en Palermo. El encuentro es para resistir frente a los 50 despidos comunicados el martes, el recorte de horas extras y la situación de precarización de 1250 trabajadores con contrato hasta el 31 de marzo. “Ayer llegaron comunicados de despido al Conicet. Se trata de trabajadores que realizan tareas de funcionamiento y de administración. El Consejo tiene una planta funcional inferior a los requerimientos de un organismo tan grande, por lo que esta decisión en realidad forma parte de un golpe generalizado al trabajo estatal que lleva adelante el gobierno de Milei, un ataque frontal a la producción de ciencia y tecnología”, dice Giniger.
Ahogo presupuestario, resistencias y cartas
Esta situación, vale la pena recordar, fue anticipada por Javier Milei durante su campaña. Advirtió que privatizaría el Conicet, mientras que un diputado de su espacio, Bertie Benegas Lynch, sin rodeos, declaró que lo cerraría. A pesar de que, a la vista, no se privatizará ni cerrará, ocurrirá un desfinanciamiento galopante con efectos similares. Como señaló oportunamente, el biólogo molecular Alberto Kornblihtt en su presentación del lunes en el Congreso: “El desfinanciamiento del sistema de ciencia y técnica es equivalente a dejarlo morir”.
Y en esto los discursos que son fogoneados desde algunos medios masivos de comunicación y que circulan en el espacio público tienen mucho que ver. La paradoja es clara: al mismo tiempo que se popularizan nociones despectivas como “ñoquicet” y se cuestiona un aparente privilegio de la gente que investiga temas supuestamente sin importancia, el Consejo es reconocido una y otra vez como la mejor institución científica de Latinoamérica.
En este marco, el Grupo Ciencia y Técnica Argentina difundió una carta firmada, entre otras personas, por Dora Barrancas, Sandra Carli, Daniel Filmus, Roberto Salvarezza, Andrea Gamarnik y Ana Franchi en defensa de la Constitución y del área científica. “Particularmente, en el sector científico y tecnológico, la conversión del Ministerio de Ciencia, Tecnología e Innovación productiva, en subsecretaría de una Secretaría que reúne otros organismos y que ejercería un ‘control tutelar’ de la Jefatura de Gabinete de la que pasó a depender en forma directa el Conicet y la Agencia, constituye una verdadera medida de degradación de un área del Estado que ha tenido un crecimiento sustantivo en los últimos 20 años”, afirman. Y continúan: “La incertidumbre sobre el futuro de los organismos, la falta de anuncios claros sobre la situación de becas, ingresos, promociones y subsidios de investigación, evidencia que el desarrollo de la ciencia y la tecnología no es prioridad de este gobierno y que, peor aún, el plan es su reducción y desfinanciamiento, a contrapelo de las tendencias internacionales”.
Como si fuera poco, la semana pasada la programación de verano del Centro Cultural de la Ciencia (C3), espacio dependiente del exministerio de Ciencia, Tecnología e Innovación encargado de la divulgación al público de los conocimientos científicos, fue cancelada. Como resultado, al menos 60 estudiantes de universidades nacionales de carreras científicas, tecnológicas y de arte que trabajaban en el C3 como comunicadores se quedaron sin ese sustento.
Ante esta situación, la buena noticia es que la comunidad científica no se queda de brazos cruzados y pone en marcha su resistencia, como sucedió de manera eficaz durante el macrismo y gobiernos neoliberales previos. “Exigimos una mesa de negociación para reincorporar a los despedidos y recuperar el cronograma habitual que, además, ya estaba acordado en la última reunión de Directorio en la gestión anterior. Durante el macrismo intentaron destruir al Conicet y no pudieron, y esta vez estamos convencidas de que tampoco lo van a lograr”, expresa Giniger.