El futuro de un pequeño edificio de ladrillos ubicado en la calle Ulm -a pasos del Panteón, en el corazón del Barrio Latino parisino- está en el centro de un sonado debate en Francia, donde las aguas están muy divididas. Personalidades del ámbito de las ciencias y la medicina apoyan un proyecto que contempla demoler esta estructura de dos plantas para construir allí un centro de avanzada para la investigación contra el cáncer. Voces de la cultura, empero, se oponen tajantemente al considerar que, por su valor simbólico, debería preservarse. Hablamos del Pavillon des Sources, uno de los tres edificios que otrora componían el Intituto Radium, ahora conocido como Instituto Curie, donde la gran científica Marie Curie (1867-1934) desarrolló algunos de sus hallazgos pioneros en química y física.
Este lugar estuvo a un pelo de ser derribado pero, al escalar la discusión pública, las obras de demolición -que contaban con todos los permisos e iban a comenzar la semana pasada- fueron pausadas a último momento por el gobierno. “Es solo un rescate temporal”, aclaró la ministra de Cultura, Rima Abdul Malak, ya en conversaciones con las autoridades del Instituto Curie para barajar soluciones alternativas que no trunquen el citado proyecto; es decir, la construcción del “primer centro de química biológica contra el cáncer de Europa”, en palabras de la fundación, donde trabajarían cerca de cien investigadores/as internacionales.
Para quienes buscan preservar el edificio, ganar la primera pulseada representa apenas el primer paso: ahora quieren que sea declarado monumento histórico y, de esta forma, blindarlo, protegerlo de “eventualidades”. La historiadora, ex diplomática y autora Claudine Monteil, con varios libros escritos sobre MC -la primera persona en recibir ¡dos! premios Nobel, por sus avances en el entendimiento de la radiación y por el descubrimiento de los elementos radio y polonio-, es de esta partida: “El Instituto Curie no necesita destruir el Pavillon des Sources, hay espacio en otros sitios para llevar a cabo su iniciativa. Creo que no toman conciencia de lo que ella, la científica más famosa del mundo, significa realmente, referente e inspiración para tantas mujeres”. Anne-Cécile Mailfert, activista y presidenta de la Fondation des Femmes, también hace campaña para defender “un sitio emblemático de la contribución femenina a la ciencia, donde trabajaron algunas de las más grandes científicas que nuestro país haya conocido: además de Marie Curie, su hija Irène Joliot-Curie, asimismo ganadora del Nobel, o Marguerite Perey, descubridora del elemento francio”.
Todo el asunto, que la prensa gala ha tildado como un versus entre ciencia viva y memoria, tiene -sin embargo- sus grises, empezando porque el edificio en cuestión -levantado en 1914 alrededor de un jardín con árboles plantados por la propia Curie, amenazados de tala si avanzan las obras- lleva añares vacío. Marie sí utilizó este espacio mientras realizaba sus investigaciones sobre radioactividad, aunque no era propiamente su laboratorio -éste estaba instalado en un edificio aledaño-, sino un anexo donde la científica de origen polaco aparentemente almacenaba materiales y residuos.
Debido a su antiguo uso y a no haber sido apropiadamente restaurado, voces del Instituto Curie sostienen que el edificio todavía sigue contaminado por aquellos viejos deshechos radioactivos y, por lo tanto, permanece inutilizable. “A nadie se le permite siquiera caminar cerca de la estructura, mucho menos ingresar para hacer experimentos. ¿Queremos tratar a pacientes que sufren?, ¿o preferimos proteger un edificio insalubre a toda costa?”, claman firmantes -del ámbito de la biología, la física, la química, la medicina y la enfermería- en una carta pública, donde expresan su apoyo a derribar el Pavillon des Sources para la posterior construcción del citado centro contra el cáncer.
Argumentan que “Curie cultivó los avances” y que, “gracias a su determinación y genio, estuvo en la génesis de muchas innovaciones cruciales de principios del siglo XX”. “Humanista y progresista, trabajó toda su vida para promover el diálogo entre la investigación y la medicina, abriendo el camino para el desarrollo de la radioterapia en pacientes oncológicos”, señalan, entendiendo que la mejor manera de honrar su memoria es mirar hacia el futuro.
En charla con medios, Thierry Phillip, presidente del Instituto Curie, resaltó que, en sus orígenes, el Pavillon des Sources funcionaba como un mero lugar de almacenado, recordando que el sitio que sí albergó el laboratorio de Marie, hoy llamado Pavillon Curie, es un museo que el público puede visitar cuando guste. Hecha esta mención, Phillip aseguró que ¡por supuesto! su equipo quiere homenajear el legado de la primera mujer en recibir un premio Nobel, pero a su entender, “esto significa luchar por la ciencia, no por un edificio, algo en lo que creemos que Marie Curie hubiese coincidido”. En términos muy similares se ha expresado Marc Joliot, científico y bisnieto de Marie, que banca la demolición porque “se ha dicho oficialmente que no podemos entrar al edificio, todavía contaminado”.