Fuiste y sos parte del exitoso proceso de River de los últimos años y sin haber sido resaltado sobremanera mientras estuviste, tu ausencia se notó mucho. ¿Cuál crees que fue y es tu aporte a este ciclo?
-Es difícil decirlo. Me siento identificado con el trabajo. Con ser metódico con el entrenamiento; tomo cada uno con la misma importancia. En un grupo, cada uno tiene un rol y yo estoy entre los que están serios y piensan en lo que viene. En la cancha tengo que darle equilibrio al equipo, colaborar cuando hay que defender y acompañar como parte del ataque. Lo asumo y me gusta.
-Dicen que todo jugador que llega a Primera se destaca en algo. En divisiones inferiores, ¿llamabas la atención?
-Entre los titulares de mi categoría (1986) no era uno de los que más se destacaba. Tampoco llegaron muchos. Gastón Montero que está jugando en Riestra, es de los pocos que siguen jugando. Lo que me pasó en divisiones inferiores fue raro. Pasé toda una vida en Vélez, de los 10 a los 21 años y me terminé yendo con sólo tres partidos en Primera. Estuve sólo seis meses, con Ricardo Lavolpe. Cuando llegó Hugo Tocalli me dejó afuera de la pretemporada y ahí ya me fui a préstamo a Godoy Cruz. Fue complicado despegar, pero en Mendoza afortunadamente encontré un lugar. Fue una experiencia que me sirvió para no perder la paciencia en los momentos malos y preocuparme siempre por seguir trabajando.
-Ese equilibrio frente a las situaciones es algo que se te destaca. ¿Siempre fuiste así?
-Son valores que me inculcaron en mi casa, pero cuando llegué a River tenía otra actitud. Lo tuve que trabajar mucho en terapia.
-¿Cuándo empezaste a hacer terapia?
-A los 17 años. La empresa que me representaba (Squadra) nos impulsaba a ir a la nutricionista y a la psicóloga. Tengo una personalidad introvertida y cuando llegué a River me di cuenta que sí seguía igual iba a tener problemas. Nadie te prepara para este mundo, para jugar con 50.000 personas y no caerte si te insultan ni creértelas cuando te aplauden. Acá, cuando ganas es hermoso; pero cuando perdés, la pasas mal: por cómo se viven el fútbol en la sociedad y por las necesidades de un club grande como River. No es sencillo.
-¿A los chicos de River se los prepara para eso?
-Se trabaja fuerte en la pensión, tienen talleres sobre valores y conductas. Se los acompaña para que estudien. Hay que apuntar a generar esa conciencia. Se trabaja en formar a la persona, en inculcar valores que después le puedan servir para la vida, más allá de su carrera deportiva. Eso hace que cuando el chico llegue a Primera, llegue distinto. Nosotros, como jugadores más experimentados, tratamos de prestarle mucha atención a eso. A ningún chico se le exige que cuando debute haga tres goles, lo importante es que se dedique a entrenar y que se maneje con respeto.
-¿Cómo ves esta el desarrollo del jugador fuera del fútbol?
-Las herramientas están, el problema es que los futbolistas nos engañamos con que no tenemos tiempo. Eso es una excusa, el tiempo está. Cuando realmente querés algo, el tiempo te lo hacés. En las concentraciones le podés dedicar un par de horas a estudiar. Por cosas de la vida te podés quedar sin el fútbol y te encontrás con que no sabés hacer nada más. Nosotros no estamos acostumbrados a hacer otras cosas, si ni siquiera hacemos el check in en el aeropuerto y cuando llegás al hotel te dan la tarjeta sin siquiera registrarte. Eso por un lado está bueno, porque te enfocás en el fútbol, pero por otro lado te hace no pensar en las cosas cotidianas. Tenemos comodidades a las que nos acostumbramos mientras jugamos, pero que después de jugar no las tenés más y termina perjudicándote. Todos sabemos que cuando te retirás el teléfono ya no suena.
-Estás creando una Fundación, ¿cómo surgió esa iniciativa comienza la idea?
-Leí un libro que se llama “Post futbolista”, de Albert Serrano Pons. Él fue jugador, comenzó en el Barcelona pero jugó principalmente en la segunda división; se retiró joven, estudió Ingeniería y ahora es manager deportivo. Cuando terminé el libro se me despertaron muchas preguntas y ahí surgió la idea de armar un proyecto que acompañara al futbolista, mientras todavía juega, para que se prepare para la vida sin la pelota.
-¿En qué consiste la idea de la fundación?
-La estamos desarrollando con Alejandro Melamed y se trata de cuidar al futbolista, buscar su desarrollo integral. Le dedicás toda una vida al fútbol y de pronto a los treinta y pico te quedás sin nada. Mientras jugás tenés gente que te recomienda dónde invertir tu dinero o cómo comprarte una casa, pero casi nadie te dice que estudies, que te prepares para hacer algo después. El objetivo es concientizar al futbolista sobre que todo no termina en el fútbol.
-Se te nota entusiasmado
-A mí me gustaría que me pregunten por otras cosas y no sólo por el fútbol, que es sólo una parte de mi vida. A veces, cuando preguntás sobre otros temas que no son el fútbol te hacen creer que te estás metiendo en cosas que no te tenés que meter. Hay momentos en los que nos ponemos el casete y respondemos siempre lo mismo, como un mecanismo de defensa. Una palabra de más, sacada de contexto, termina perjudicándote.
-Se nota que te tenés las ideas clara, ¿ya sabés qué vas a hacer después del fútbol?
-En principio, me veo como entrenador; pero llegado el momento lo sabré. Por ahora, me voy preparando haciendo el curso. Es difícil encontrar algo que te movilice de la misma manera que jugar, que te genera adrenalina. Estoy en la búsqueda de encontrar un propósito para el día de mañana. Quiero hacer una transición que no me haga sufrir tanto.
-El fútbol cada vez es más demandante y tiene mayor compromiso de viajes y partidos, ¿creés que atenta contra ese desarrollo integral del futbolista?
-Es cierto que la demanda es mayor, pero las herramientas con las que contamos también hacen que la formación sea distinta. Hoy está todo más globalizado, hay más posibilidades de capacitarte on line. Todos los clubes deberían tomar esa responsabilidad con sus jugadores. El fútbol es el único trabajo donde no te piden estudios para trabajar. Cuanto menos pensás vos, más piensan los demás por vos; y hay muchos intereses en este ambiente. Muchas veces te pasa, a mí me ha pasado, que tomás decisiones más por lo que dice el entorno que por lo que estás sintiendo.
-¿Cómo te acompañó tu familia cuando empezaste a jugar?
-Mi padre fue técnico bromatológico en la Municipalidad de Escobar, pero sus dos pasiones fueron la música y el fútbol. Mi hermano es músico, hizo once años de conservatorio, y yo soy futbolista. En casa aprendimos valores, entre ellos el de la perseverancia en el trabajo hacia lo que uno quiere. Lo que resalto siempre es que todos los años, mi viejo me preguntaba si yo quería seguir jugando al fútbol. Siempre me decía “Mirá, que no quiero que creas que a mí me interesa que seas jugador de fútbol. Es tu elección.”
-¡Que lección! Un contraste grande en relación a lo que se vive hoy.
-Sí, hoy es terrible; padres que se desesperan porque sus hijos sean futbolistas. Les gritan en la cancha y se pelean con otros padres o con el árbitro. Yo no recuerdo que eso pasara en mi época de baby fútbol.
-Marcelo Gallardo es artífice importante del gran ciclo de River, ¿qué tiene de especial que los de afuera no podemos ver?
-Es un líder y maneja muy bien el tema de la exigencia y la comunicación. Cuando llegué me dijo que necesitaba que tenga más dinámica y que quería que haga algunas cosas puntuales. Es claro y directo en el mensaje, sabés lo que quiere. Puede decir “ganamos pero jugamos mal”, y entonces empieza a marcar un montón de errores. Hace cosas como esas para que nunca te relajes. Eso lo convierte en un entrenador distinto. Con el paso de tiempo, para todos nosotros, va a ser un referente.
-Da la sensación que reflexiónás mucho sobre cada cosa.
-Me hago preguntas sobre cómo puedo aprovechar el fútbol o devolver lo que me dio. Sé que es sólo un momento de la vida, trato de disfrutarlo al máximo, manteniendo los pies sobre la tierra. Esto no va a durar para siempre y mi vida no se termina cuando se acabe el fútbol. Tengo claro que es un trabajo privilegiado, porque si hiciste una buena carrera como cuando te retires vas a estar mucho mejor que antes. Por eso es importante tener herramientas para aprovechar el después.