Tejer, entrelazar, coser, superponer telas, cruzar hilos e ideas. Son los verbos infinitivos que conjuga Marina Gryciuk, la artista rosarina que expone hasta marzo un conjunto de piezas que tituló Habitar lo blando. Se trata de varios sistemas y rituales periféricos, unidos bajo el común denominador de la materia textil. Puede verse en el Museo Castagnino de la ciudad santafesina, (avenida Pellegrini 2.202), con entrada gratuita.
Proyecto Hábitat es una instalación de piezas de gran formato tejidas con la técnica de la cestería tradicional qom realizadas en textil de algodón natural. Refiere a espacios habitables, refugios, contenedores, canastos y objetos para transportar. Hablan de objetos de uso cotidiano vinculados con los humanos en una situación de hábitat y de trabajo. La instalación también aborda el cambio climático y las huellas irreversibles que deja la extracción de recursos, la tala de los bosques , el exceso de consumo y la contaminación. El audiovisual de esta instalación propone una situación de traslado de personas y su hábitat en un contexto árido y arrasado. Esta fue realizada en 2023 en un campo de la pampa santafesina, donde la sequía arruinó la cosecha. Sistema es otra instalación que consiste en 64 esferas textiles intervenidas con bordados y texturas que abarcan todo el recorrido de Gryciuk. "Se trata de un catálogo temático de identidad, diversidad y derechos de las minorías que trabajamos y pensamos en nuestros encuentros semanales en la cárcel", explica la artista. En uno de los pasillos laterales que conecta las salas, se impone "Maraña"; una pieza textil muy grande, como un gran nudo realizado con ropa usada, desarmada y reutilizada. El modo de consumo, el exceso del fast fashion y los cuestionamientos de Marina, con relación a la contaminación de la industria textil, también están presentes.
Dice María Laura Carrascal, docente, creadora de la carrera de Diseño de arte textil en la Universidad Nacional de Rosario y curadora de la expo, que la producción de Gryciuk surge y vive “en el terreno movedizo de las artes que impugnan las jerarquías del canon moderno”, al convertir en centro esas actividades creadoras que fueron aisladas como "labores femeninas". Desde 1990, con la blandura del trapo, el hilo, el cordón, el botón, lo que era ponible y se desechó, telas para el pret a porter o para la haute couture, Marina (1967) se posiciona con “un accionar escurridizo que no admite aprisionamientos conceptuales”.
Las prácticas personales y colectivas que viene desarrollando impactaron en su arte y en el de quienes la acompañan en distintos espacios: la creación de la marca sustentable Qomi, resultado del intercambio de saberes y técnicas ancestrales con mujeres de la comunidad qom, la participación en el Centro Cultural El Obrador, y su persistencia en El Enredo, taller desarrollado en situación de encierro en la Unidad Penitenciaria N° 5 desde 2015, que coordina con otras artistas a través de la ONG “Mujeres tras las rejas”.
En Habitar lo blando y para pensar su historia, Marina dialoga con las tradiciones y el presente textil, oscilando entre la plástica y las expresiones populares. El resultado es una obra diversa que sostiene con su pasión por los cuerpos y los géneros. Los objetos que se admiran en el Castagnino funcionan de manera autónoma y además pueden convertirse en accesorios vestimentarios, esferas de tela bordada con cuentas y pedrería, todas cosas que van del campo del arte a la decoración. La expo incluye registros audiovisuales y fotografías de autoría compartida con Gustavo Goñi, en una sociedad creativa de larga data, basada en intereses comunes.
Siguen sus proyectos los maestros Chachio&Gianone y son sus pares Federico Casalinuovo, Lia Porto, Laura Soboleoski, entre otres. En cuanto a sus referentes, Gryciuk ha crecido atenta a la obra de Louise Bourgeois, Joanna Vasconcelos, Nick Cave y Martín Churba, Jessica Trosman y Marina De Caro.
La preocupación por los símbolos del cuerpo en relación con el contexto se evidencia en el barroquismo de colores y texturas de las piezas, en la materialidad de collages y muñecos realizados en grupo, en la cestería perforada que semeja crisálidas.
Gryciuk es licenciada en Bellas Artes de la UNR (2001) y cursa el doctorado en Arte y Cultura Visual en la misma universidad. Realiza una labor pedagógica de extensión, territorio y organizaciones sociales en la carrera de Gestión Cultural desde 2020 y es jefa de trabajos prácticos del Taller de diseño de indumentaria de esa casa de estudios. Docente en IESERH desde 2009, coordina el proyecto El Enredo, con mujeres en contexto de encierro en la U5 desde 2015. Curadora y coordinadora de desfiles y eventos de moda, desempeña desde 2017 el cargo de jurado de fiscalización de ferias de producción artesanal en su ciudad. Ha sido jurado, asesora y realizadora de vestuarios de danza y teatro en ámbitos privados y estatales.
Entre los reconocimientos que recibió se destaca en 2019 el Premio Arte y Transformación Social del Fondo Nacional de las Artes. En 2015 la distinguieron con el premio "Madres Emprendedoras", y en 2010 junto a Fabio Dessalla recibió el "Joyas Cálidas".
¿Por qué Habitar lo blando?
-El nombre de la muestra alude en un principio al vínculo con la materialidad textil en mi producción como artista, diseñadora y gestora. Sogas, lanas, hilos y plásticos dan forma a través del tejido a objetos que aluden y resignifican la estrecha relación entre el cuerpo y las tramas. Las piezas hablan de la íntima relación entre el cuerpo, el objeto vestible a través del rito del trabajo manual y el entramado. Rescato técnicas del tejido heredadas de mi familia y aprendidas en el intercambio con mujeres de la comunidad Qom. Me apropio del crochet o la cestería y exploro formatos y tamaños. Habitar lo blando implica mi modo fluido de circular con mujeres que tienen realidades diferentes a la mía. Pienso lo blando como un modo de relacionarme con las personas en el hacer creativo y el intercambio y aprendizaje de estas experiencias.
Materiales que pide y le regalan, descartes de la industria y otros objetos disponibles son editados y reutilizados por Gryciuk. El Castagnino la convocó hace un año para la realización de su muestra individual, en el marco de un ciclo que involucra a artistas mujeres de Rosario.
“Me interesa el diálogo de las manualidades, las artesanías, el hacer íntimo y femenino con la tecnología de las fotos, el video y la Inteligencia Artificial. La propuesta es que aparezcan nuevas miradas y lecturas."
En la muestra, que culmina con el inicio del otoño, se desarrollan varias actividades para el público, como recorridos y talleres para niñxs relacionados con temáticas y materialidades que apelan a lo lúdico. Talleres, visitas guiadas, charlas y performances canalizan la inquietudes del público. "Me interesa vincularme con el público a través de visitas, diálogos y talleres porque es parte también de la experiencia con los otros", cuenta Marina. “Me gusta saber qué le pasa al espectador con mis objetos y las instalaciones, que la obra se perciba como una experiencia sensorial que dispara preguntas, inquietudes y pensamientos.”
¿Hay una movida específica de arte textil en Rosario?
-No sé si puede hablarse de una movida de arte textil en Rosario. Creo que hay determinados artistas que han tomado estas prácticas del arte textil como modo de expresión. Me interesa la obra de Manuel Brandazza, comparto en Galería Subsuelo de Rosario espacios con artistas textiles como María Blanco y Dani Arnaudo. Desde instituciones como museos, galerías, etcétera, ha habido una incipiente incorporación del arte textil como disciplina, que permitió legitimar y valorar estas prácticas. El arte textil hoy se posiciona estética y políticamente como un camino de lucha y visibilización de minorías, algo nada menor.