Los primeros versos del poema “Miedo” de Raymond Carver dicen: “Miedo de ver una patrulla policial detenerse frente a la casa/ Miedo de quedarme dormido durante la noche/ Miedo de no poder dormir/Miedo de que el pasado regrese/Miedo de que el presente tome vuelo. En ese glosario de miedos llevados a un poema, el escritor pescaba los temores mundanos de cualquiera que pese a no estar en peligro de muerte, podría sentir nítido el miedo a morir. O pese a no haber cometido ningún delito sintiese el peligro que representa un patrullero en la puerta de casa.
La manifestación de la crueldad en la promesa de estar mejor si se aguanta el sufrimiento, viene acompañada de preguntas cotidianas de la clase media y las clases populares que se repiten como un loop- ¿miedo a quedarse sin trabajo? ¿a no poder pagar las cuentas? ¿miedo a no tener para comer? ¿a no tener obra social? ¿a tener que revivir luchas saldadas? ¿a la enfermedad? ¿a la represión? ¿a la amenaza? ¿a no poder dormir?
El miedo es una sensación desagradable que aparece frente a la inminencia del peligro. Al actual gobierno libertario lo precedió la llamada “campaña del miedo” que consistía en un cúmulo de advertencias que subrayaban aquello que Milei decía que iba a hacer si lo elegían como presidente. Sucedió y esa campaña que fue trending topic hoy parece una película de Bambi. Quedaron rezagadas en aquella campaña las preocupaciones por la libre portación de armas o la venta de órganos, hoy la película es otra. No poder completar las cuatro comidas le gana a los fantasmas sobre libre comercio de corazones o pulmones.
La calle está convulsionada en la previa al paro del 24 de enero, hay asambleas en barrios, sindicatos y lugares de trabajo. Los despidos en el sector público y privado se incrementan, los precios vuelan por los aires y la incertidumbre no se aplaca. La Ley tal cual fue presentada por el Ejecutivo afecta a cualquier ciudadano o ciudadana de a pie, por supuesto hay quienes siguen estirando la luna de miel con el gobierno y hay quienes se enfrentan a capa y espada con lo que creen puede significar un daño irreparable.
Podría resultar oportuno identificar cuáles son los miedos entre el tratamiento de la Ley, el ajuste y la vida cotidiana que cada vez cuesta más sostener. Sin dejar de lado que la amenaza en palabras de Caputo fue cortita y al pie: “Sin ley Ómnibus los argentinos van a sufrir más”, el actual ministro de economía apeló a la “sinceridad” no como Benegas Lynch que a la hora de ponerle palabra a la extorsión se incluyó en el enunciado “Vamos a sufrir pero no hay más remedio que pasar por esto”. Para uno de los podios de referencia de Milei, cabe aclarar que no es un “nosotros”, es un “ustedes”. Y entonces en ese ustedes ¿quién no le tiene miedo al sufrimiento?
El miedo, mi inseparable compañero
“Se vuelven a corporizar antiguos fantasmas: hace muchos años yo escribí algo así como ́el miedo mi inseparable compañero ́ y ahora te diría que estoy con este inseparable compañero y la vamos a pelear juntes. Porque sigo creyendo, más convencida que nunca, que esta no es la sociedad en la que quiero que vivan mis hijas” dice Fanny Seldes, integrante de la comision Vesubio y Puente 12 y de la Asamblea Popular Feminista. El próximo 29 de enero cumple 72 pero su edad no es un impedimento para absolutamente nada. Va en bicicleta a asambleas y reuniones de militancia, acompaña a su hija al médico y da talleres de trabajo corporal para la salud: “Con respecto a la Ley Ómnibus siento el miedo porque vamos a quedarnos sin derechos y sin posibilidad de reclamar ante la vulneración de estos derechos. Siento que el poco Estado que va a quedar va a ser un Estado gendarme, no sé si lo que teníamos antes es lo que se llama Estado benefactor pero el contraste con lo que quieren instalar ahora es fuertísimo. También temo por las nuevas generaciones” dice.
Fanny tiene muy presente el terror que significaba la dictadura, recuerda la sensación de estar esperando que suene el teléfono para que le comuniquen que había caído algún compañero o compañera: “Durante la democracia ese terror se fue aplacando, pero los casos de gatillo fácil y las desapariciones continuaron. También tuve miedo durante el gobierno de Menem cuando fueron los indultos, tuve miedo a encontrarme con los genocidas en la calle y también tuve miedo cuando Macri quiso decretar el 2x1. Pero en ese momento pudimos frenarlo. Hubo muchos momentos de miedo, pero con este DNU y la Ley, el riesgo es que el Estado sea de miedo. Pero frente al miedo también siento que nuestra militancia está fortalecida y tenemos que apuntar a eso, que la militancia es nuestro sostén”.
Colectivizar el miedo
Frente a una pesadilla, un ruido extraño del otro lado de la habitación o las luces apagadas la reacción durante la infancia es correr a la habitación de la madre y recostarse lo más cerca posible. Esa cercanía resulta infalible para neutralizar el sentimiento de peligro. Y una de las razones por las que nos hacemos de esa estrategia en la infancia es porque comprobamos que no estamos enfrentando el miedo en soledad.
Valeria Salech es presidenta de Mama Cultiva Argentina, la ONG impulsora de la Ley de Cannabis medicinal. Cuando su hijo apenas tenía 48 horas de vida le dijeron que tenía una patología crónica: “A mi el miedo me remite mucho en un sentido emocional al día en el que supe que iba a convivir con una discapacidad de por vida y lo primero que pensé fue ¿cómo hago?. Es el miedo a que se te caiga el andamio que sostiene a la persona que necesita de tanto cuidado. Se parece mucho al miedo a morir, las que cuidamos tenemos mucho miedo a morirnos porque entonces ¿quién va a cuidar a esa persona vulnerable? Ese miedo con el que venimos lidiando, frente a un Estado que se retrae o que tiende a desaparecer, crece muchísimo”
Para Valeria el panorama es desolador, sin embargo a la hora de pensar estrategias frente al miedo lo primero que le sale es colectivizarlo: “Nuestra estrategia es colectivizar el miedo, es hacer de la organización nuestro refugio y trinchera. Es afrontar en la calle sabiendo que hay otras haciendo lo mismo, la organización recupera nuestra ciudadanía, nos recordamos los derechos que tenemos", explica.
Su preocupación está basada en hechos concretos, desde el anuncio del DNU las prepagas aumentaron sustancialmente las cuotas y a esto se le agrega un dato más: son empresas de medicina que directamente no aceptan a personas con discapacidad, adultos mayores o con enfermedades previas: “Para mi el miedo también aparece cuando los gobernantes se refieren a los seres humanos como personas que tienen un valor de acuerdo a su capacidad de producción, de hecho hay un ministerio que se llama Capital Humano. Entonces, dentro de esa mirada, hay personas que no tienen valor y nosotras, somos las cuidadoras de esas personas”. Se refiere específicamente al miedo que existe a que las personas con discapacidad no sean vistas: “El terror más grande es que desaparezcan las prestaciones para las personas con discapacidad, que las pensiones sean una variable de ajuste, que nos marginen más de lo que ya estamos marginades. Que la situación económica no nos permita darle la calidad de vida que vienen llevando. Que se desfinancien las obras sociales”
No saber lo que va a pasar
Leticia tiene 48 años y es empleada estatal en el sector de la cultura. Actualmente está en la incertidumbre total: “No tengo un contrato definido para 2024, ni siquiera en los próximos tres meses, el contrato venció en diciembre y la realidad es que cada día que pasa las noticias que se suceden no son alentadoras”. Gran parte de su sueldo se compone de horas extras que ahora fueron eliminadas y que se utilizaban administrativamente como un complemento del salario que de por sí es muy bajo: “Yo estuve facturando en el Estado por 8 años y hace 2 que soy parte de la planta transitoria, que permite algunos beneficios como vacaciones, aguinaldo, vacaciones pagas y una obra social. No se que va a pasar con todo eso", cuenta.
La incertidumbre produce falta de planificación, imposibilidad para proyectar y se vuelve catalizador de la inmovilidad: “Me da miedo el no poder estar pensado mejor en mis proyectos personales porque tengo que estar todo el día poniendo la cabeza en como pagar las cuentas y sostener lo básico. La incertidumbre además me trae problemas de salud, insomnio, gastritis, nervios y si bien tengo la experiencia de haber transitado un cambio de gestión, el miedo a enfermarse de algo, te sobrepasa”.
Mai Scalisi es diseñadora gráfica y docente de filosofía, fue una de las impulsoras de la Asamblea Popular de Flores que desde el anuncio del DNU se reúne en distintas plazas itinerantes del barrio: “Es curioso porque cuando uno habla de preocupaciones y a que le tenemos miedo, lo primero que intentamos hacer es nombrar al miedo; y el miedo en verdad se sitúa como una preocupación porque justamente muchas veces no se puede nombrar a lo que le tenemos miedo, entonces hay una lógica de lo incierto” explica y agrega “tener una preocupación, quizás venga de la mano de no saber qué es lo que va a pasar como definición propia del miedo. A mi particularmente la preocupación que me habita es que no estemos lo suficientemente porosos y vulnerables para hacer de ese escenario una nueva posibilidad de verdad”
La Asamblea Popular de Flores fue para Mai una forma de salir de la enajenación del cuerpo, escapar de la quietud que provoca el shock que pone práctica el gobierno: “Mi preocupación ahora es no poder encontrar un lenguaje común, que nos cobije, nuevas palabras que abran paso a una nueva realidad” dice. Para ella es importante no perder la potencialidad de actuar y volver a anudar las subjetividades en lo colectivo: “Es imprescindible encontrar palabras que nos encuentren y eso también es poder demandar una escucha”.
Sin miedo te la debo
“¿Dónde quedan mis proyectos de vida? ¿Dónde queda mi proyecto de vida independiente?” son algunas de las preguntas que se hace Florencia Chistik que tiene 32 años, es activista disca y parte del colectivo LGBTQNB+: “En el colectivo de personas con discapacidad siempre estamos en emergencia en relación a un montón de cuestiones, eso no es algo nuevo. Pero con todo lo que viene a proponer este gobierno se hace un retroceso enorme en materia de derecho en lo que tiene que ver con la autonomía de las personas con discapacidad” explica y agrega: “Cuando estas sistemáticamente en estado de emergencia, viendo como vas a pagar la prepaga, si vas a llegar a pagar o no la medicación o si vas a poder seguir con los tratamientos que necesitas para vivir y viene alguien y te dice ´hay que pelarla y sin miedo´ mi respuesta es ´te la debo´. Florencia es usuaria ambulatoria de silla de ruedas, con vejiga neurogénica y asegura que dentro de todo tiene muchas cosas resueltas pero que en este contexto todo eso con lo que ella cuenta, puede desaparecer de un día para el otro y eso sin duda genera mucho temor.
“Poner el cuerpo es algo que aparece mucho en el espectro de estrategias de las militancias, Florencia pone el acento en que muchas veces se tiene una mirada capacitista de ese poner el cuerpo: “Las marchas por ejemplo siguen siendo espacios muy inaaccesibles y muy hostiles en un montón de aspectos para personas con discapacidad. Porque lo cierto es que no podemos poner el cuerpo de la misma manera cuando encima se propone como la única forma de militancia y activismo. La pregunta es cuándo el cuerpo no te lo permite ¿te quedas fuera?” dice Florencia.
“Me parece importante colectivizar el miedo y también entiendo cuando la contracara de esto es que el miedo paraliza y de hecho eso es algo que nos está pasando a muchxs. Pero creo que el miedo también sirve para caer en algunas cuestiones de la realidad y eso muchas veces mueve”.
No tenemos miedo, tenemos capacidad de organización
La criminalización de la protesta que estructura el protocolo de Patricia Bullrich va directo al corazón de la organización popular, se intenta a través de operativos policiales, multas a las organizaciones que convocan y extorsiones con los planes sociales, socavar la voluntad de huelga que además es un derecho: “Hemos resistido mucho, los movimientos sociales hemos nacido en plena crisis, surgimos para paliar la tragedia que significó el menemismo y fuimos protagonistas de la recuperación del país después del 2001, no tenemos miedo, tenemos capacidad de organización” dice Norma Morales, dirigente nacional de Barrios de Pie y Secretaria General adjunta de UTEP: El DNU y la Ley no son soluciones sino mas problemas, el temor es que cuando esto se haga nítido para la sociedad, el daño ya estará hecho. Por eso hay que visibilizar los temas que parecieran ocultos, como la falta de comida en los comedores, el aumento de la desocupación y la pérdida del poder adquisitivo de nuestros adultos mayores” dice.
En Barrios de Pie tienen un indicador nutricional que mide malnutrición en niños, niñas y adolescentes y también un relevamiento de inseguridad alimentaria: “Esta información que es muy rigurosa nos tiene que permitir poner en agenda la grave crisis alimentaria que pone en jaque el futuro de miles de niños, niñas y adolescentes. Ese es el futuro del país” explica Norma y agrega: “Lo que está en juego es la concentración de la riqueza de un país en pocas manos: aumento de tarifas, inflación, devaluación, aumento de precios y freno de paritarias. El DNU no tiene ni una sola medida que sea a favor de los sectores más humildes” dice.
Aymara Choque, del pueblo Quechua es abogada e integrande del Tejido de profesionales indigenas: “Ya vivimos en el invierno la antesala de la democra-dura en Jujuy con la Reforma Constitucional y en el inicio del verano en Rio Negro con la reforma de la ley de tierras 279 y la reforma del Código Minero” dice, para ella lo que viene a poner en jaque el gobierno de Milei son los cuatro elementos esenciales que hacen posible la vida en los territorios: “El Presidente Milei pretende entregar el litio a Elon Musk, el agua a Mekorot, el fuego a los agronegocios y al extractivismo inmobiliario, el aire a los chemtrails y a Starlink y las semillas a Bioceres/Syngenta/Bayer/Monsanto”
Cabe aclarar que las batallas anticoloniales se vienen dando desde siempre, pero con los gobiernos de extrema derecha el arrasamiento y saqueo se vuelven aún mas cruentos: “Somos les las y los herederos de un gran movimiento generacional de nuestrxs hermanxs que en distintos momentos históricos hemos defendido el recurso vital, el agua, la tierra, el sistema de vida que se mueve hacia la plenitud del ser individual, del ser comunitario, del ser naturaleza, todo en unidad" dice.
El miedo segurá estando, con mayor o menor intensidad, con posibilidades de indagar en nuevos lenguajes y con la quietud que provoca. Con el anhelo de no transitarlo en soledad y con una verdad irrefutable que también contenía el poema de Carver: "Miedo a vivir demasiado/Miedo a morir".