Sisu 6 puntos

Finlandia/Reino Unido/Estados Unidos, 2022

Dirección y guion: Jalmari Helander

Duración: 92 minutos

Intérpretes: Jorma Tommila, Aksel Hennie, Jack Doolan, Mimosa Willamo, Onni Tommila, Arttu Kapulainen.

Estreno: Disponible en HBO Max.

Si usted prende la tele y en alguna de las plataformas a las que está abonado (si es que todavía puede pagarlas) se topa con la película finlandesa Sisu, no se asuste. Usted no despertó en la década de 1970 ni está viendo otro de esos westerns made in Italy, que por entonces solían alimentar los Sábados de Superacción. Sin embargo varios de sus elementos están ahí: un elenco paneuropeo hablando en inglés; la historia del héroe solitario y silencioso acosado en el desierto por una pandilla salvaje que no tiene ni idea que se está metiendo con el tipo equivocado; la coproducción y el bajo presupuesto como caminos (aunque por esa plata en la Argentina 2024 se filman cinco películas); la sensación de que la acción transcurre fuera de la realidad y el tiempo, a pesar de estar enmarcada en un período histórico muy específico.

Sin duda se trata de un western: su protagonista es un buscador de oro que descubre un yacimiento del mineral más preciado y debe atravesar territorio bárbaro con su botín, para convertirse en millonario en el mundo civilizado. Pero Sisu no transcurre en California 1880 sino en Finlandia durante el final de la ocupación nazi, cuando el ejército invasor virtualmente vencido decidió arrasar con todo en su retirada. Y la banda de maleantes con los que se cruza el héroe no está integrada por recios vaqueros sino por un grupo de soldados alemanes liderados, claro, por un impiadoso oficial que luce orgulloso en su birrete la calavera que identificaba a la temible división SS Totenkopf.

El relato sostiene la tensión a partir de varios juegos de oposición. Como el que se da entre el protagonista huraño -que recién dirá sus únicas líneas de diálogo en el último plano de la película- y la fuerza colectiva del batallón nazi que marcha en caravana, llevando como botín un grupo de mujeres finlandesas. Esto último marca además una diferencia ética que separa al minero de los soldados: uno defiende el fruto de su trabajo, en su propia tierra; los otros rapiñan y desguasan un territorio invadido.

La película es violenta y explícita, pero no al modo de La pandilla salvaje (1969), de “San” Peckimpah, donde esos elementos buscaban provocar rechazo ante la barbarie. Su director, Jalmari Helander, más bien parece inspirado por las relecturas del cine de explotación de sus contemporáneos Quentin Tarantino y Robert Rodríguez. En Sisu la decisión de usar la truculencia visual como recurso cinemático es evidente. Una búsqueda de impacto similar a la que provoca en una comedia el palazo que recibe en la cara un personaje que pisa un rastrillo, llevado al extremo de las vísceras volando por el aire. Pero a diferencia sobre todo de Tarantino, Helander no logra trascender el límite lúdico del recurso, aunque no siempre es necesario ir más allá.