Testigo de cargo

Billy Wilder

1957

El clásico drama judicial de Billy Wilder tiene como principal sospechoso a un hombre que pudo o no haber asesinado a una mujer, pero la presencia indispensable en el estrado de su esposa es lo que marca la diferencia. Tyrone Power es el caballero sentado en el banquillo, acusado de acabar con la vida de una anciana interesada en apoyar económicamente sus inventos, entre ellos una batidora de huevos algo estrafalaria. En su defensa, el veterano abogado interpretado por Charles Laughton –prodigio de histrionismo jugado a la ironía–, que acaba de tener un problema cardíaco grave pero no puede evitar ocuparse del caso (corriendo detrás suyo con las pastillas y jeringas, la enfermera encarnada por Elsa Lanchester, la novia de Frankenstein en el famoso film de 1935). A cargo del testimonio más significativo, la exiliada alemana Christine (Marlene Dietrich), mujer dura y gélida que puede salvar el pellejo de su esposo o todo lo contrario. Basada en la obra teatral homónima de Agatha Christie y rodada en Hollywood a pesar de sus ambientes británicos, Testigo de cargo hace gala de un gran sentido del humor al tiempo que los disparos verbales del fiscal y el abogado defensor llenan la sala de audiencias de tensión. Durante los títulos de cierre una voz en off pide no espoilear el final de este auténtico clásico del cine de juicio.

La verdad

Henri-Georges Clouzot

1960

Melodrama disfrazado de película de juicio o viceversa, el polémico (en su momento) largometraje de Clouzot pone en el centro de atención judicial a una atractiva joven que, según su propia confesión, terminó asesinando a su ex pareja justo antes del casamiento con su hermana mayor, una aplicada estudiante de violín. Brigitte Bardot es Dominique Marceau, una chica de provincia que se muda a París persiguiendo sus instintos de libertad y escapando de un intento de suicidio. Una vez instalada allí, la vida bohemia la acerca a los placeres nocturnos (entre ellos, los sexuales), aunque termina enganchándose con un amigo de su mucho más madura y seria hermana, un joven conductor de orquesta (Sami Frey) que queda prendado de esa bomba platinada que le arrastra el ala. Construida alrededor de una profusa colección de flashbacks a partir del interrogatorio en el estrado, La verdad se propone como una ácida crítica a la hipocresía social que, más allá de algunos detalles que hoy resultan algo ingenuos, sigue resultando pertinente. Al fin y al cabo, si la defensa intenta morigerar la pena de la acusada, la fiscalía no hace más que meter el dedo en la llaga de sus costumbres, haciendo pie en la clásica división entre la mujer buena y la mala, la santa y la puta. Gran trabajo de fotografía en blanco y negro de Armand Thirard.

Denial

Mick Jackson

2016

Basado en el caso real de la historiadora estadounidense Deborah E. Lipstadt, responsable de acuñar en los años 90 el término “negacionismo” tan utilizado en el presente, el largometraje de Mick Jackson (el director de El guardaespaldas) recrea el juicio iniciado en su contra por el escritor británico David Irving, polémico entre otras cosas por afirmar en sus libros que el mismísimo Hitler no conocía los detalles de la Solución Final y que, si los sabía, se había opuesto a su implementación. El famoso juicio de difamación que Irving entabló contra Lipstadt y la editorial Penguin, encargada de publicar el libro Negando el Holocausto: El creciente asalto sobre la verdad y la memoria, derivó en la necesidad de la acusada de demostrar que las afirmaciones presentes en los textos del autor –la inexistencia de las cámaras de gas o siquiera de un plan sistemático de asesinato de judíos– eran absolutamente falsas. Rachel Weisz es Lipstadt y Timothy Spall Irving en un típico ejemplar de cine de juicio con una vuelta de tuerca, ya que la acusación central hace las veces de símbolo del enfrentamiento de discursos públicos ubicados en veredas opuestas. El histrionismo exacerbado del acusador hace aún más humillante su inevitable derrota, aunque para llegar a ella sean necesarios dos grupos de brillantes abogados defensores.

Saint Omer

Alice Diop

2022

El notable debut en la ficción de la documentalista francesa (de padres senegaleses) Alice Diop utiliza los protocolos del drama judicial para construir una pieza abstracta sobre el rol de la mujer, en particular como sinónimo de madre. La realizadora utiliza como excusa el caso real de Laurence Coly, una mujer de origen también senegalés detenida en 2013 por el asesinato de su propia hija de quince meses de edad, y condenada a veinte años de prisión tres años más tarde por el aborrecible crimen. En la ficción, una escritora llamada Rama, embarazada aunque un tanto insegura de su futuro como madre de un hijo, asiste a las jornadas del proceso con la intención de utilizar el caso como núcleo de un futuro libro, que lleva por título tentativo “Medea náufraga” (en cierto momento se ven un par de escenas de la Medea de Pasolini, con María Calas en el rol central). Lejos de justificar el filicidio, Saint Omer intenta comprender las posibles causas del hecho, aunque en el camino más de un espectador puede llegar a sentirse alienado. ¿Es posible identificarse con una mujer que acabó con la vida de su propio hijo? Diop utiliza un riguroso esquema semi documental, libre de estridencias dramáticas, para poner sobre la mesa cuestiones extremadamente duras y complejas, con una extraordinaria actuación de Guslagie Malanda.