Se puede decir que el homenaje que Fito Páez le hizo a Charly García en el Colón, el 23 de octubre de 2021, estuvo a la altura del repertorio. La combinación entre Fito, su banda y la Orquesta Estable del teatro alcanzó picos de enorme belleza. Fue una noche del más puro corazón García. De Sui Generis a Say No More. Uno de los mejores momentos ocurrió antes de la primera media hora con “No te dejes desanimar”, joya de Películas, segundo disco de La Máquina de Hacer Pájaros, de 1977. En la coda de la canción, cuando Fito tocaba el piano y reía como un muppet, con la boca abierta de felicidad y disfrute, Carlos Vandera se paraba a medio metro del micrófono, consciente de que en semejante escenario se escuchaba hasta el roce de sus zapatos contra el piso, y le daba vuelo al coro final del tema, mientras la música se apagaba lentamente y lo dejaba casi en soledad, flotando como aparece el propio Charly en el retrato que Renata Schussheim hizo para Música del alma.
Al cantar, Vandera funcionaba como la contraparte de Fito, que esa noche, como siempre, pisaba el acelerador de la emoción y al mismo tiempo luchaba para no descarrilar. Vandera lograba las dos cosas sin salirse del camino. Ahora, su voz intenta imponerse sobre un colchón sonoro menos estimulante. Mientras que de un lado llega el ruido insoportable del tráfico una tarde de verano con ventanas abiertas, del otro surge una rotación de temas a todo lo que da. Son clásicos del rock nacional que suenan desde los parlantes de este bar de Colegiales, el barrio porteño en el que vive Vandera, rosarino, amante de las melodías y nacido en 1967.
Melómano detallista, Vandera suele detenerse en pequeños momentos pop. Es capaz de interrumpir la entrevista para señalar a un tipo vestido con remera de Prince que avanza por la vereda de enfrente. Pero no se distrae. En realidad siempre está hablando de lo mismo. Del universo musical que alimenta hace más de 35 años. Primero con Certamente Roma, la banda rosarina que sólo pudo publicar un disco, Después de la guerra, de 1988. Luego, con su prolongada carrera solista. También con trabajos para cine, televisión y plataformas, y con distintas colaboraciones como arreglador, productor o sesionista.
En noviembre pasado, Vandera aportó un nuevo eslabón: Outlet, Vol. 1: Not Funk, el primero de tres compilados que resumen su obra solista de manera temática. Cada uno con una canción inédita, estos álbumes se dividen por género (funk y soul, pop, baladas más cancioneras) y completarán su publicación, vía Típica Records, durante los primeros meses de 2024. Será una puerta de entrada para los que no lo conocen y una manera ordenada de abordar su trabajo para aquellos que ya lo escuchan. Elige tu propio Vandera, podría llamarse, si fuera un box set. “Yo quiero a mi Vandera”, podrán decir los oyentes, cuando tengan que elegir una de las tres facetas. “Cuando escuchás un disco, ves si te interesa y si te metés un poquito más en el agua o no”, explica. “Alguien que no me conoce no va a escuchar doce discos. Entonces esta compilación me parece bien. Me parece una buena mirada”.
Outlet, Vol. 1 empieza con “Like”, la canción nueva del disco. “El mundo en llamas y vos ponés que te gusta”, canta Vandera y es imposible no relacionar la frase con los días irreales que vivimos. Pero hasta las canciones “viejas” del álbum suenan actuales. La coherencia sonora lo hace parecer un trabajo recién editado de principio a fin, con invitados como Julieta Rada, Bambi y Hugo Fattoruso. “Se pueden poner en tus zapatos, pero solo un rato”, canta en “Piso y techo”, publicada originalmente en El negocio de la música, de 2021. Otra conexión con lo actual y un link a otro verso rosarino como “Aunque te inviten a tu mesa no estarán de tu lado”, de “Gente sin swing”, de Páez. Aunque en este disco bailable y estimulante el swing es lo que sobra.
Vandera mete una mano en el bolsillo derecho de su camisa azul y saca un par de auriculares inalámbricos. Cuenta que los quiere usar para ver de nuevo Get Back, el documental de Peter Jackson sobre The Beatles, banda que ama con locura, como a Prince, como a Charly. Cuenta que nunca deja de escuchar Clics modernos o Sign ‘O’ the Times, pero que no se encierra en lo que conoció cuando era joven y pasaba los días en lo de su abuela Raquel, en el barrio de Pichincha.
“A mi me parece que nunca se termina de aprender. Siento, y no es falsa modestia, que encontré un lugar desde dónde expresar, pero que estoy en primer grado de ese lugar. Siempre pienso que puedo cantar mejor”, dice, en una declaración que nadie que lo haya escuchado podría haber imaginado. Pero él aclara que “la inseguridad es lo último que se pierde”.
“El mundo de la voz es muy fascinante”, sigue. “Hay gente que es perfecta cantando y no te pasa nada. Y hay personas que tienen muchas menos herramientas y las escuchás cantar y te cierran la garganta con una frase. Eso es hermoso. Siempre, igual, estoy del lado del que estudia”. Para dar un ejemplo, Vandera habla de “A la casa”, una canción publicada en Banda original de sonido de una película inconclusa, de 2005. “Es la historia de la casa de mi abuela, que se vendió e hicieron un edificio. Mi abuela fue una de las personas más importantes de mi vida y ese fue el centro neurálgico de toda mi educación emocional. Que esa casa desapareciera fue algo. Y me acuerdo que la letra me salió muy rapido, en un bar de una estación de servicio (se ríe), pero no podía cantarla. Me costó un montón. Fui varias veces al estudio. Creo que tenia un dique de contención a lo emocional. Sólo quería cantar bien y correcto, pero cuando escuchaba la canción (grabada) no pasaba nada”, dice. Vandera consiguió, finalmente, cantar con emoción desatada y ahora “A la casa” está ahí, al principio de uno de los discos preferidos de los que conocen su discografía.
Vandera habla de Lennon y cuenta un dato que conoció en un documental: que la tercera estrofa de “Working Class Hero” está agregada en medio de otra toma completa. Dice que no puede tener vacaciones porque la gira por los treinta años de El amor después del amor aún no termina. Cuenta que Hoax, de Kevin Garrett, es uno de los últimos discos que escuchó. Se lamenta por la falta de interés de las grandes compañías por el material de archivo del rock argentino. Avisa que en 2024 habrá un nuevo álbum de temas inéditos. Se pone de pie y, antes de irse, la última palabra que pronuncia es música.