Pocas horas después de que trascendió que la canciller Diana Mondino lo había elegido para ocupar la Secretaría de Culto, Francisco Sánchez llegó hasta la sede que la Conferencia Episcopal Argentina (CEA) tiene en la calle Suipacha al 1000. Lo esperaba Oscar Ojea, a quien le había pedido una reunión para presentarse. Sánchez tenía que tratar de enmendar sus dichos contra Francisco. “Pocos Papas han hecho tanto daño”, había escrito en su cuenta de X (exTwitter), enfurecido por la designación del jurista Raúl Zaffaroni para dirigir un instituto que depende del Vaticano. Sánchez llegó a pedir perdón –algo que parece ser una marca para los funcionarios de La Libertad Avanza (LLA), especialmente después de que Javier Milei acusara a Jorge Bergoglio de ser el “representante del Maligno en la Tierra". Lo único cierto es que, del encuentro, Sánchez se fue sin una foto que pudiera mostrar que había alcanzado algún tipo de redención.
Sánchez tiene el insólito récord de haber insultado al jefe de la Iglesia católica, haber agraviado al judaísmo al hablar del “sionismo internacional” con una influencer de la extrema derecha y haber dañado al islam al calificarlo como “hordas”. Aún así, Mondino vio algo en el dirigente neuquino para hacerse cargo de la Secretaría de Culto, que estaba vacante desde que Guillermo Olivieri renunció el 8 de diciembre pasado.
Con su llegada al noveno piso del Palacio San Martín, Patricia Bullrich llenó otro casillero en el Gabinete de Javier Milei. Sánchez es un hombre que le responde –al igual que Luis Petri, que está a cargo del Ministerio de Defensa. Hasta allí se extiende la figura de la ministra de Seguridad que rivaliza por el protagonismo con la vicepresidenta Victoria Villarruel. Sin embargo, en los últimos días, aparecieron algunos puentes entre ambas. Sánchez es uno. Petri también acercó las distancias con el acto que hizo el viernes en Azul para homenajear a los soldados que combatieron con el Ejército Revolucionario del Pueblo (ERP) hace 50 años. Villarruel estuvo con él, hablando en contra de los que querían imponer el “trapo rojo”.
La designación de Sánchez no fue oficializada, pese a que él ya se mueve por la Secretaría de Culto. Todavía resta, además, que el gobierno nombre al embajador ante la Santa Sede. El tiempo corre. Milei pretende tener un encuentro con el Papa a mediados del mes próximo, cuando se produzca la canonización de Mama Antula –la primera santa argentina. Por ahora, el libertario debió conformarse con ver las fotos del encuentro de Bergoglio con el expresidente Alberto Fernández y con su hijo Francisco.
Un ultra
Dentro del PRO, Sánchez conformó la línea de Unión Republicana. Fue para disputar con la “socialdemocracia” que estaba enquistándose dentro del partido que fundó Mauricio Macri, así lo explicó Sánchez en una conferencia que organizó con Agustín Laje, el escritor e influencer derechista a quien conoció en 2018 cuando militaban contra el aborto.
Unión Republicana tiene una rama juvenil: Jóvenes Republicanos. Ese grupo tuvo dos hitos en su corta historia. Uno fue –en 2021– la colocación de bolsas mortuorias en la Plaza de Mayo –que tenían, entre otros, el nombre de Estela de Carlotto, presidenta de Abuelas de Plaza de Mayo. Al año siguiente, vandalizaron la estación de subte que lleva el nombre del periodista Rodolfo Walsh. “En esta estación hay un asesino”, decían los carteles. Para los Jóvenes Republicanos, Walsh no fue una víctima de la dictadura, que lo emboscó en la esquina de San Juan y Entre Ríos y lo llevó muerto a la Escuela de Mecánica de la Armada (ESMA).
En 2022, Sánchez se llevó todas las miradas cuando reclamó pena de muerte para Cristina Fernández de Kirchner. Lo hizo el 22 de agosto, después de que los fiscales Diego Luciani y Sergio Mola pidieran doce años de prisión contra la expresidenta en la causa conocida como Vialidad. “Doce años por robar impunemente es casi nada. El año pasado presenté un proyecto de ley para que este tipo de delitos sean considerados traición a la Patria. Merecen la pena de muerte, no una liviana prisión domiciliaria”, tuiteó. Nueve días después, Fernando Sabag Montiel gatilló a centímetros de la cabeza de CFK. Sánchez tuvo que ensayar algún tipo de justificación, sobre todo por el malestar que había generado dentro de algunos sectores del PRO.
Sánchez es un militante antiderechos sin fisuras: se opone al aborto, comparte publicaciones contra el matrimonio igualitario en sus redes sociales, rechaza la capacitación obligatoria para funcionarios públicos que establece la Ley Micaela y sostiene que la Educación Sexual Integral (ESI) es un “instrumento de perversión y adoctrinamiento, impuesto bajo un sistema dictatorial con la excusa de la democracia mayoritaria”. En plena pandemia, cursó una diplomatura en Derechos Humanos en la Universidad Austral, una casa de estudios que tiene históricos vínculos con el Opus Dei y varios egresados en el gobierno de La Libertad Avanza (LLA).
A nivel internacional, se codea con el ecosistema de Vox, la ultraderecha española, y se referencia en Jair Bolsonaro. Tiene trato con el eurodiputado Hermann Tertsch y con el diputado uruguayo Pablo Viana –dos de las visitas internacionales que recibió Villarruel para las elecciones.
Militante de la “memoria completa”
Sánchez se define como amigo personal de Villarruel. En marzo de 2021, compartió una foto de ambos tomando un café. Suele decir que la admira y que comparten valores. Villarruel es una activa militante de la familia militar, que afirma que todo lo que se dijo en los últimos 40 años es mentira. Él no se queda atrás. Para el 24 de marzo, tuiteó: “Sostienen un relato para crear una memoria colectiva que choca con la verdad histórica”. Como si los centros clandestinos, los desaparecidos, los vuelos de la muerte o los bebés robados no hubieran existido.
El año pasado, Sánchez promocionó desde sus redes sociales una charla que iban a dar Villarruel con José D’Angelo para presentar un libro que habla de los desaparecidos como un “curro”. La actividad se hizo en la Fundación Oíd Mortales, que preside la actual vice y que, en el pasado, fue fundada por Gustavo Corbi, un teólogo que revistaba en la SIDE de la dictadura. Corbi y sus seguidores son tridentinos, es decir, opuestos al Concilio Vaticano II y consideran que la misa debe darse de espalda al pueblo.
Sánchez lideró actividades públicas con Villarruel en las que presentaron a los mapuches como una amenaza. Él también suele compartir en sus redes sociales publicaciones del Centro de Estudios Legales sobre el Terrorismo y sus Víctimas (Celtyv), la ONG que Villarruel fundó en 2006, cuando se reabrieron los juicios por crímenes de lesa humanidad. Es admirador del teniente coronel Emilio Nani, que estuvo en Malvinas, en la represión a la toma del cuartel de La Tablada y detenido por crímenes de lesa humanidad. Lo considera un “arquetipo de soldado”. Sánchez también habla de impulsar una cultura “malvinizadora”.
El futuro funcionario de la Cancillería también es cercano a Javier Olivera Ravasi, un sacerdote que suele dar la “batalla cultural” por las redes sociales junto a Laje y Nicolás Márquez. Exseminarista del Verbo Encarnado de Mendoza, Olivera Ravasi es hijo del represor Jorge Olivera. Su madre, Marta Ravasi, fue una de las firmantes de la carta con la que Cecilia Pando y compañía les reclamaron a Milei y Villarruel que cumplieran con las promesas de campaña y liberaran a los genocidas presos. Ravasi no siente especial simpatía por la vice, a quien conoce desde adolescente y la considera muy ambiciosa y poco transparente –según publicó en Facebook. Su hijo tiene mejor relación y suele festejar algunas de sus acciones públicas.
Sánchez también apoya el proceso de canonización del coronel Argentino del Valle Larrabure, de quien aparecieron estampitas días atrás en la Casa Rosada. Villarruel es una de las impulsoras de que la muerte de Larrabure sea considerada un crimen de lesa humanidad para que se pueda juzgar a los militantes de los años ‘70. Ese expediente está en la Corte.
Un rechazo (casi) unánime
“Es singular que todos coincidan en estar en contra”, comentaba, absorto, un político que suele tener diálogo con el Papa Francisco.
Su designación cayó como un baldazo de agua fría para la comunidad católica, la judía y la islámica. No abundaron los comunicados, pero es posible que las tratativas para desactivar la designación de Sánchez sean subterráneas. En Cancillería no pudieron confirmar si su nombramiento se oficializará esta semana. Sánchez viajó a Neuquén y desde allá espera novedades después de un raid mediático en el que buscó ensayar algunas disculpas, sobre todo con el Papa.
Jorge Knoblovits, presidente de la DAIA, le dijo a Clarín que Mondino lo había llamado el lunes pasado para comentarle que Sánchez iba a ser nombrado, pero él no conocía entonces sus antecedentes. Después de conocerlos, quedó claro que la elección de Sánchez no fue afortunada. “Preocupa que se nombre a un dirigente que ofendió a las principales religiones monoteístas”, resaltó.
El Llamamiento Judío y Meretz expresaron su repudio. Hasta el momento, solo la Alianza Cristiana de Iglesias Evangélicas de la República Argentina (ACIERA) salió en apoyo de Sánchez.