Dos chicos fallecieron y otros cuatro resultaron heridos en una escuela de Goiana, municipio del centro de Brasil, cuando un estudiante de trece años disparó en el recreo contra sus compañeros de clase. Los dos alumnos asesinados tenían doce y trece años. De acuerdo con fuentes policiales, el agresor había utilizado un arma del padre, agente de la Policía Militar de Brasil. Los heridos fueron trasladados a un hospital cercano de la zona y, al cierre de esta edición, continúan internados.
A las once de la mañana de ayer, una profesora de una escuela privada de Goiana llamó desesperadamente al número local de emergencias para informar sobre lo que disparos que escuchaba en su centro educativo, ubicado en las afueras de la ciudad. Al mismo tiempo del llamado, en el patio de la escuela, un chico de trece años disparaba a mansalva contra sus compañeros. “En el recreo, él sacó el arma de la mochila y comenzó a disparar, sin escoger ningún blanco”, contó un estudiante. Luego de la balacera, la policía de Goiania ingresó al colegio y detuvo al alumno agresor. Por su parte, los cuatro chicos heridos fueron trasladados por los bomberos a un hospital de la región y, al cierre de esta edición, aún permanecen internados.
“Llama la atención cómo el estudiante tuvo acceso al arma en casa y cómo consiguió luego entrar con ella a una escuela privada”, subrayó Cássio Almeida de Rosa, integrante del Foro Brasileño de Seguridad Pública, dedicado al estudio de la violencia en Brasil. “La violencia juvenil infelizmente está presente en nuestra escuelas”, agregó el especialista. Si bien aún no se supo qué arma fue utilizada, un vocero de la policía de Goiania aseguró que el padre era oficial de la Policía Militar y conservaba varias armas en su casa.
El ataque es el segundo en una escuela en Brasil en dos semanas. El 5 de octubre, un ex guardia de seguridad de una guardería en la ciudad de Janaúba, en el norte del estado de Minas Gerais, incendió el establecimiento en el que trabajaba y causó la muerte de 11 personas: nueve niños, una profesora y el autor del hecho. Ambos hechos suceden en pleno debate sobre el control de las armas en Brasil, en momentos en que el Congreso analiza una propuesta para flexibilizar el acceso a las armas.