Entre 2007 y 2016 la cantidad de camas disponibles en hospitales públicos de la Ciudad de Buenos Aires se redujo en 568; hubo alrededor de 25 mil internaciones menos y cayeron en un 10 por ciento las consultas externas, según reveló un informe de la Fundación Soberanía Sanitaria (FSS). El estudio advierte que este recorte “equivale a cerrar por completo cinco hospitales”. Este achicamiento, a su vez, es producto de la reducción del presupuesto de salud en la Ciudad, que en 2007 representaba un 23,1 por ciento del total y en 2016, un 20,6, lo que equivale a un 10 por ciento menos de inversión en el área, según detalla el trabajo. En diálogo con Páginai12 el presidente de la Fundación, Nicolás Kreplak, aseguró que “cuando asumió Jorge Lemus –actual ministro de Salud de la Nación– como ministro en la Ciudad, en 2007, dijo que en Capital Federal sobraban hospitales. En ningún lugar del mundo se cierran hospitales. Pero el gobierno de Mauricio Macri encontró la manera de cerrarlos y que se note menos”. El informe apunta que el modelo de salud que dejó estos resultados en la Ciudad con el plan Cobertura Porteña es el mismo que quiere implementar el gobierno nacional con el plan de Cobertura Universal de Salud (CUS) que se lanzó el 3 de octubre en Mendoza (ver aparte). 


Promedio de camas disponibles en hospitales generales, especializados y pediátricos.
CABA. 2004-2016.


“Cinco hospitales menos en la Ciudad de Buenos Aires”, es el título del trabajo elaborado por la Fundación, que en la introducción aclara que esta jurisdicción “cuenta con una gran cantidad de recursos físicos en salud” y “es la más rica del país en términos de recaudación”. “La capacidad instalada en la Ciudad es muy significativa”, explicó Kreplak, dado que “la enorme mayoría de esos hospitales en realidad se erigieron como hospitales nacionales y después pasaron a la Ciudad de Buenos Aires, fueron pensados con una mirada nacional”. Para dar cuenta de la diferencia con otras regiones del país, el exviceministro de Salud de la Nación apuntó que “los hospitales porteños tiene una capacidad de 22,9 camas públicas por cada 10 mil habitantes, mientras que en provincia de Buenos Aires hay 6,2 camas por cada 10 mil habitantes”. Sin embargo, luego de hacer un relevamiento a partir de datos del Departamento de Estadísticas para la Salud del Gobierno de la Ciudad, el informe concluye que, en los últimos diez años “hubo un deterioro del sistema de salud de la Ciudad y un cambio en los modelos de atención que orienta las prácticas hacia la asistencia de la enfermedad por sobre la prevención y la promoción de la salud”. Kreplak destacó que “esto que pasó en la Ciudad no ocurrió en el resto del país, en donde sucedió mas bien lo contrario: aumentó la cobertura de salud, con la llegada del Estado a lugares a los que antes no se había llegado”.

La primera parte de la investigación se ocupa de la evolución en el número de camas disponibles en los hospitales públicos, lo cual “no habla únicamente del recurso físico, ya que para que una cama esté disponible es necesario contar con una cantidad de recursos humano para atender a las personas que ocupen dichas camas”, aclara el informe, y agrega que “hay menos camas disponibles porque hay menos profesionales para atender. Esto explicaría en gran medida la impresionante caída en los egresos (internaciones) hospitalarios, que es una muestra de una inadecuada administración de los recursos”. En 2007, el promedio de camas disponibles en los 29 hospitales de la Ciudad era de 7549,7 y en 2016 descendió a 6981,4, lo que implica 568 camas menos en esos nueve años. “Esto equivale a cerrar por completo cinco hospitales, uno general como el Piñero, y cuatro especializados como el Hospital Materno Infantil Ramón Sardá, el Hospital de Infecciones F. J. Muñiz, el Hospital de Gastroenterología Udaondo y el Hospital de Quemados y además, un cuarto del Hospital pediátrico R. Gutiérrez”, ejemplifica el estudio.

El informe especifica que desde 2004 se redujo un total de 1392 camas hasta 2016: 993 faltan en hospitales especializados; 324 en los hospitales generales y 75 en los hospitales pediátricos. El número de camas se redujo, así, de 28 cada 10 mil habitantes en 2004 a 23 cada 10 mil habitantes en 2016. La caída de camas durante el período 2004-2007, previo a la llegada del macrismo al gobierno, ocurrió, según Kreplak, “principalmente en hospitales especializados en salud mental, como el Moyano y el Borda, por la ley de Salud Mental en Buenos Aires que tiende a ir achicando este tipo de hospitales. Lo que no pasó es que crecieran las camas en los hospitales generales, que es lo que dice la ley”. Por otro lado, “lo que hizo Aníbal Ibarra (el entonces jefe de gobierno) fue prohibir el cobro de cooperadoras y otras formas de financiamiento alternativo que tenían los hospitales con la lógica de autogestión que venían teniendo desde los 90 para tapar la crisis, y todos a todos los hospitales se les cargó presupuesto”, agregó. A partir de 2007, el informe explica que la causa de la reducción de camas fue el plan de salud Cobertura Porteña.  


Egresos de hospitales generales, especializados y pediátricos.
CABA. 2004-2016.


“El objetivo del gobierno del PRO en la Ciudad desde que asumió en 2007 fue reducir el gasto en salud, lo cual se puede corroborar en el descenso del presupuesto de salud”, señaló Kreplak. El informe detalla, en ese sentido, que en 2007 el presupuesto destinado a salud era del 23,1 del total y en 2016 fue del 20,6, lo que equivale a una reducción de un poco más del 10 por ciento del presupuesto de la cartera. En suma, dentro del recorte, la partida destinada para inversión en infraestructura, mejoras edilicias y equipamiento, cayó de un 1,1 por ciento del total del presupuesto de la Ciudad en 2007, a un 0,3. “Hoy los hospitales públicos de la ciudad están vacíos; hay mucho espacio físico adentro de los edificios que no se usa, cuando la tendencia tendría que ser la contraria, dado que durante los últimos años aumentaron las especializaciones en muchas áreas de la medicina. Esto produce que crezca la cantidad de médicos y de consultorios. En la Ciudad pasó todo lo contrario”, indicó Kreplak. El resultado de la merma en los recursos para los hospitales públicos, según él, provocó que “hoy no tienen proyección, no se invierte ni se aplica nueva tecnología”, lo cual “va de la mano con el desarrollo científico y con la innovación, que también están en deterioro”. 


Consultas externas en hospitales generales y Cesac.
CABA. 2004-2016.


El segundo aspecto que analiza la Fundación es la variación en la cantidad de egresos (internaciones) durante el mismo período. En 2004 los egresos registrados fueron 196.975, en 2007 191.219 y en 2016 166.098; es decir que la cantidad se redujo en 30.877. “Ese dato, por si sólo es difícil de analizar pero si se lo vincula con la disminución en el promedio de camas disponibles es posible afirmar que se viene produciendo un achicamiento del subsector público estatal en la Ciudad”, indica el informe. En el gráfico que contempla esta variables se puede ver cómo en 2007, con el cambio de gobierno, se produjo un quiebre en la tendencia y los egresos comenzaron a bajar nuevamente, a pesar del repunte de 2010.

El trabajo analiza también la reducción de las consultas externas en los hospitales y en los Centros de Salud y Acción Comunitaria (CeSAC). “Las consultas externas son aquellas que se realizan en forma programada y ambulatoria, en muchos casos con pacientes sanos y con el objetivo de prevenir enfermedades. En general, las consultas externas adecuadas permiten evitar las consultas por guardia y las internaciones”, señala el texto. El gráfico sobre esta variable muestra que en estos establecimientos las consultas descendieron de 6.959.504 en 2004, a 6.830.791 en 2013, con una abrupta caída en los dos años posteriores hasta llegar a 6.367.599 en 2015. La misma tendencia se repite en los dos hospitales pediátricos de la Ciudad, el Elizalde y el Gutiérrez, que “en 2004 superaban el millón de consultas externas al año, mientras que a partir de 2011 no han podido superar las 900.000 consultas al año”, aclara el informe. 

En sentido contrario, durante el período estudiado las consultas por guardia aumentaron. Al respecto, los especialistas de la Fundación sostuvieron que “estos datos se traducen en términos sanitarios en un sistema de salud más orientado a la atención que a la prevención de la enfermedad”, y que “este fenómeno da cuenta del deterioro de la calidad de atención, dado que la capacidad de resolución de problemas de salud en las consultas por guardia suele ser menor que en las consultas externas”. “Esto muestra que la relación entre consultas externas y consultas por guardia ha ido empeorando –continúa el informe–, sobre todo a partir de 2008, año en que comienza a  implementarse la Cobertura Porteña”.

Kreplak hizo hincapié en que el fondo de la cuestión es el modelo de sistema de salud que se implementó en la Ciudad: “Cuando el sistema tiene una lógica asistencialista se fomentan las consultas en guardias, pero no se toma la salud como un servicio universal, con la óptica en prevenir las enfermedades. Tiene que ver también con el trabajo de salud comunitario, hacia afuera de los hospitales, no sólo esperando a que las personas se acerquen a los centros médicos. Es decir, la idea de salud como un derecho”. El presidente de la Fundación, como conclusión, aseguró que “lo que se ve en el estudio, es que a la par que se fue desarrollando el proyecto de Cobertura Porteña se fue reduciendo el sector público y la cantidad de atenciones totales. El mismo modelo se quiere aplicar con el CUS a nivel nacional”.

Informe: Juan Funes.