Ostentar un retrato realizado por Mariette Lydis era de lo más codiciado por las clases pudientes porteñas en los años '60. La artista vienesa que había retratado nada más y nada menos que a Marie Bonaparte, años más tarde aparecería fotografiada por revistas de actualidad argentinas en su casa taller de Recoleta, portando su título de condesa por casamiento en terceras nupcias.
En un barco casi alcanzado por bombardeos, huye de la guerra en 1939 y llega a Buenos Aires desde Inglaterra invitada por el marchand Müller. Se hospeda en el Hotel Alvear durante un tiempo, casi sin dinero pero segura de su talento para generarlo. Organiza una exitosa exposición auspiciada por la Embajada de Francia y se integra rápidamente al mundo literario porteño, en el que ya era conocida por sus célebres ilustraciones.
Los rumores sobre la veracidad de su matrimonio con el conde Govone aumentan, al igual que su fama entre la élite de Buenos Aires. Es una artista que se construye a sí misma, que no solo retrata los rostros de las jóvenes del momento, sino que también vive de las clases particulares de dibujo y pintura que dicta en francés a sus alumnas mujeres. Para este momento, Mariette ya había vivido varias vidas.
En la muestra de Lydis en Casa Proyecto, se pueden conocer algunos grabados de las ilustraciones que realizó para ediciones de lujo durante los años 20 y 30: Criminelles de Pierre MacOrlan, Le chant des Amazones, de Henry de Montherlant y Fragments de Sappho. Lo magnético de estas imágenes radica en parte, en la libertad para representar el deseo lésbico, una interacción tierna entre mujeres, que transmiten amor y goce sexual.
La Viena de los años 20 y 30 disfrutaba de un ambiente de “tolerancia” especialmente en el ámbito cultural, donde hacen su aparición los cabarets, una expansión del circuito que comenzaba en Berlín. Esa capital, producía Die Freundin, Una revista semanal para la amistad ideal entre mujeres, que salió desde 1924 a 1933 patrocinada por la Federación de derechos humanos, que abogaba por la despenalización de la homosexualidad.
Su erotismo era considerado “no tradicional”, a contrapelo de la corriente de cualquier noción de arte femenino. Sus escenas eróticas y sus desnudos no muestran a mujeres en actitudes pasivas, inertes o posando para complacer la mirada vouyerista del espectador habitual. Son representaciones actuales, se diferencian de los desnudos y escenas eróticas tradicionales ambientadas en tiempos mitológicos, por eso, mucho de lo que escapaba a ese tipo de representación esperada, se patologizaba. Algunos críticos calificaron estas obras de perversas, un apodo común hacia las lesbianas del momento, especialmente a partir de la novela Las confesiones de un insensato de August Strindberg.
Joseph Delteil, escritor y poeta del círculo surrealista dijo que Lydis debía “pintar con sus pechos”, precisamente por el modo de representar el deseo sexual desde su perspectiva. En el París de los años 30 en el que triunfa, era reconocida como abiertamente bisexual, sin embargo a partir del momento que viene a Buenos Aires, esa puerta se cierra. Ya no era posible ser abiertamente gay en ningún lugar del mundo sin recibir represalias.
También realiza otro tipo de retratos de lxs desposeídxs, alojados en asilos psiquiátricos y cárceles. Como su obra Criminelles de 1927, dedicada a 24 mujeres privadas de su libertad. En Grecia, Fez, Milán, Marruecos, París, Villejuif, Buenos Aires, los visitó a lo largo de su vida, marcada desde su infancia por las enfermedades mentales en su familia. Ella misma cuenta en su autobiografía que le fascina toda la escala de las pasiones humanas en donde el ser humano aparece sin máscaras, sin límites, completamente desnudas/os y, sin embargo, rodeados de misterio, especialmente en los ojos, esas vacías ventanas que dan hacia la nada.
Mariette Lydis casi olvidada luego de su muerte en 1970, resurge desde hace unos años rescatada por una nueva mirada de jóvenes curadores e investigadores que revisitan su obra más antigua, resplandeciente de libertad y actualidad.
La muestra está realizada con obras pertenecientes a la Galeria Vermeer. Se puede visitar hasta fin de mes en Casa Proyecto coordinando visita en www.casaproyecto.com