Algunos (¿muchos, pocos?) escuchamos todo o parte del discurso del Presidente en Davos.
Unos estarán azorados, a otros nos parecerá lo esperado, otros no sé.
Sin embargo, creo que es una señal muy clara.
¿Qué es lo que se está negociando en el Congreso? ¿Con quién se está negociando?
Tengan mucho cuidado los legisladores al pensar que “lo votó la gente”. Es verdad que a Milei lo votó, en un balotaje, el 56% del electorado. Hace un mes ( ¿2 años, 100 años?).
Es verdad que veníamos de gobiernos que no generaban confianza en la “clase política”. Encontraremos muchos argumentos, muchos motivos para explicar por qué Milei es presidente.
También entiendo los argumentos de gobernabilidad. Hay que dar posibilidades al nuevo presidente ¿De qué?
Porque se puede argumentar que había cosas que no se podían prever (algunos no podrían). Pero hoy no. Hoy está muy claro quién es nuestro Presidente.
Hoy cualquiera que quiera puede entender qué podría significar entregar todo el poder público a Milei ¿Entonces cómo no se veta ya el DNU? ¿Entonces cómo puede haber números que permitan especular con la aprobación de la Ley Ómnibus?
¿Qué hace falta para ver que esa “gobernabilidad” es un camino al precipicio? ¿Permitir gobernabilidad para que haga qué?
Con el argumento del 4500% posible de inflación, aplauden que en diciembre hayan tenido 25%.
Qué dudas pueden caber de que el DNU y la Ley Ómnibus van a hundir nuestro sistema democrático, van a destruir nuestra estructura productiva y van a aumentar la pobreza, la indigencia y la desocupación a niveles desconocidos en Argentina (bíblicos le gusta utilizar al presidente).
Nos dicen que los países más ricos son los más libres. Pero también son los que más invierten en ciencia, en arte, en desarrollo.
Estos dos instrumentos de legislación van absolutamente en sentido contrario. No quieren hacernos un país más rico, quieren hacernos un país más pobre, pero que funcione para los que sigan siendo ricos.
Estuve en la Comisión Nacional de Energía Atómica (Conea). Soy uno de los directores de una empresa que produce medicamentos biológicos para uso oncológico. Científicos de la Conea tienen proyectos para unir medicamentos a átomos radiactivos, para generar tratamientos más eficientes. Un proyecto extremadamente interesante y con muchas posibilidades de salvar vidas y generar divisas, para el Estado y para el país. Pero son una institución pública. Una mala palabra en esta administración. Habrá que desarmar o desfinanciar todos los proyectos, rematar o atomizar la Conea, y privatizarla o liquidarla.
Argentina está entre el escaso puñado de países que manejan y producen radiactividad. Exporta material y tecnología. Pero qué puede importar eso si “no hay plata”. La Conea la hace con “la nuestra “. Sí hay para ir a Davos, y hablar de lo que el Presidente piensa. No de lo que necesita Argentina.
De repente, me da la sensación que si por un error o por un milagro, algún día descubriésemos que un presidente argentino es un oso, o el Pulpo Paul (las metáforas zoológicas tal vez se deban a mi formación como Biólogo) habría legisladores, empresarios, funcionarios que tratarían de negociar con él en aras de la democracia y la gobernabilidad.
Cuántos funcionarios antisemitas, islamofóbicos, homofóbicos, nostálgicos de la dictadura, con afán de reprimir, van a tener que nombrar para que nos demos cuenta que no son democráticos. Cuanto tiempo creemos que va a pasar hasta que dejen de disimular estas características y las lleven a la práctica.
No es antidemocrático decir que No, decir Basta. Decir hasta acá.
Todavía estamos a tiempo. Algunos jueces tuvieron la racionalidad de frenar partes del DNU. Por qué la Clase política Argentina no le demuestra a la población que en realidad no es una Casta, y que puede pensar en forma independiente y le puede decir Basta a un Presidente que ha demostrado un desprecio por la Democracia, por el Dialogo y por el Disenso.
¿Desde cuándo es antidemocrático declararse opositor?
Porque si no lo hacen ahora, cuando quieran darse cuenta de lo que es evidente a todas luces, tal vez sea tarde, y no sólo para este gobierno, si no para la democracia de nuestro querido país.
Es ahora el momento, no en 2 meses o 6 meses o un año.
Es ahora el momento de decir Basta.
* Doctor en Ciencias Biológicas