Nadie es profeta en su tierra. Esta expresión antigua -la primera referencia aparece en dos pasajes bíblicos del Nuevo Testamento, en Lucas 4:24 y Juan 4:44- despliega su vigencia en el territorio de la literatura. El escritor y periodista argentino Rodolfo Piovera ganó en España el premio Camilo José Cela de novela en castellano 2023, dotado de 26.000 euros, con Un azul de frío, título que remite a un verso del tango “Cafetín de Buenos Aires”, de Enrique Santos Discépolo. El protagonista de esta novela negra ambientada en la década del 80, el comisario Leonardo Varela, es retirado de la fuerza por investigar un crimen inspirado en el caso de la profesora de inglés, Aurelia Oriel Catalina Briant, cuyo cadáver fue encontrado con 37 puñaladas en el cuerpo y tres balazos en la cara el 13 de julio de 1984. Un asesinato que permanece impune.

Desde Palma de Mallorca, adonde viajó para asistir a la gala de los “Premis Ciutat de Palma”, Piovera cuenta a Página/12 que durante muchos años el premio estuvo restringido a la lengua catalana. “Este año se habilitó también para el castellano, en los géneros novela y poesía, que son los principales y mejor remunerados. En poesía lo ganó un madrileño (Jesús Aguilar). De todos los premiados en las distintas categorías soy el único extranjero”, destaca el ganador y agrega que es “un honor que me lo hayan concedido y que además me hayan invitado a recibirlo”. La ceremonia se realizó en el Teatro Principal de Palma con la presencia de las principales autoridades de la ciudad: el alcalde Jaime Martínez y el responsable del área de Cultura, Javier Bonet.

Un azul de frío puede ser una novela negra “en el sentido de que el caso policial que trata es casi como una excusa, porque se pone más el acento en lo que le sucede a los personajes y en el clima de una época, finales de los '80 en la Argentina, donde todavía la mano de obra desocupada hacía de las suyas”, admite Piovera. El autor es un periodista de vasta trayectoria que trabajó en los diarios Clarín, Crónica y La Prensa, y en las revistas Superhumor, El Periodista, El Gráfico, Billiken, Gente y Muy Interesante, entre otras, y también se desempeñó en las agencias de noticias Télam y Ansa. “No hay buenos y malos, hay grises, miedos y traiciones. En fin, como la vida misma. Y ni siquiera el final es contundente. Me interesa más el devenir que los finales perfectos -reconoce el escritor-. Si con eso cumplo con los parámetros de lo que es una novela negra, lo es. Quizá me aproximo, nada más. No soy un experto”.

Piovera revela que le impresionó el crimen de la profesora de inglés Oriel Briant en 1984, especialmente la impunidad, los rumores y las historias que se tejieron alrededor del asesinato. “En la novela cambié el nombre de los protagonistas, pero ese es el disparador, y lo que le cuesta la carrera al comisario Leonardo Varela. Después la novela se va para otros lados, pero esa sensación de las cosas inacabadas, como la resolución de ese crimen, se aplica a toda la historia en general. Yo viví los '80 de ese modo. Con la democracia nos ilusionamos, pero terminamos espantados con la híper, la impunidad y el punto final”, explica este profesor de historia que ejerció la docencia y que en 2016 ganó el XLVII Premio de Narrativa Alcalá de Henares con su novela Los demonios, publicada un año después en España por Ediciones Vitruvio.

El autor de El sable, un thriller peronista, publicado en 2012 por la editorial Atlántida, admirador de Fiódor Dostoievski, Franz Kafka, Horacio Quiroga y Jean-Paul Sartre, se define como “una especie de existencialista pasado de moda”. Piovera aclara que la novela premiada con el Camilo José Cela es “bien porteña” porque los personajes transitan Buenos Aires de punta a punta. “Varela vive en San Telmo, como yo, juega a la quiniela, come en bodegones, no es para nada sofisticado, y como en la letra del tango, le pasa eso de que ‘las cosas nunca se alcanzan’. El no llega nunca a ninguna parte. Nadie llega nunca a ninguna parte en la historia”, explica el escritor y confiesa que está viviendo el primer mes del gobierno ultraderechista de Javier Milei “con una mezcla de terror y vergüenza”.

 “Desde que asumió Milei es como si nos hubiera invadido una potencia extranjera que se va a quedar con todo, que va a descuartizar el país”, describe el escritor con un tono dramático. “Un poco como le pasó a la pobre Oriel (Briant). Como que vamos a tener ese final y luego de que ocurra lo peor, nadie se hará cargo. No habrá culpables, nadie pagará. Igualito al crimen de la profesora de inglés. Ojalá me equivoque... ojalá me equivoque”, repite y concluye Piovera.