La violencia ejercida por las pandillas en Haití dejó casi 5.000 víctimas mortales en 2023, más del doble que el año anterior, según un informe de la ONU, que pidió medidas urgentes a la comunidad internacional para que el país caribeño sea un lugar "seguro y estable".
En el informe trimestral dirigido al Consejo de Seguridad, el secretario general de la ONU, António Guterres, alertó sobre la violencia "indiscriminada" de las bandas criminales, que libran una lucha feroz por el control del territorio y obligan a "cientos de miles de personas" a abandonar sus hogares.
En consecuencia, Guterres exhortó "con urgencia a la comunidad internacional para que aumente su apoyo a las respuestas humanitarias y de desarrollo en Haití".
"Es vital redoblar los esfuerzos para que Haití sea un lugar seguro y estable, tenga bases sólidas para el desarrollo sostenible y sea un país donde se protejan los derechos humanos de todas las personas", agregó.
Homicidios, secuestros y violaciones
El jefe de la ONU presentó una foto terrible de las consecuencias de la espiral de violencia ante el Consejo de Seguridad, que aprobó el pasado octubre una resolución para el envío de una fuerza policial de apoyo independiente liderada por Kenia, que todavía no se ha constituido.
"Las bandas siguen cometiendo homicidios, secuestros y actos de violencia sexual con total impunidad, sobre todo contra mujeres y niñas, entre otros abusos", dijo Guterres, que se mostró alarmado por la "rápida extensión de la violencia de las bandas a zonas rurales antes consideradas seguras". Ello repercute en el aumento de la pobreza.
El Banco Mundial, recordó el informe, estima que en 2023 es probable que la pobreza llegue al 34% y al 63% de los hogares y el 40% de la población -más de 4,35 millones de haitianos- padecen inseguridad alimentaria aguda, lo que afecta en particular a los niños y que se debe no solo al déficit de producción local, sino a la disfunción de la cadena de suministro del mercado, "consecuencia directa de la inseguridad".
Se duplicó la tasa de homicidios
En 2023 se denunciaron 4.789 víctimas, lo que equivale a una proporción de 40,9 homicidios por cada 100.000 habitantes, frente a los 2.183 registrados en 2022 (18,1 homicidios por cada 100.000 habitantes), señaló el informe, que subrayó cómo el número de secuestros se elevó a 2.490, un 83% más que en 2022.
Solo entre el 1 de octubre y el 31 de diciembre, las autoridades registraron 1.432 homicidios, frente a las 673 víctimas registradas en el mismo período del año anterior, mientras que el número de personas secuestradas pasó de 391 a 698.
En la zona metropolitana de Puerto Príncipe, la influencia de las bandas creció a "un ritmo alarmante" en zonas antes menos afectadas, como Carrefour-Feuilles, Solino, Bon-Repos, Mariani y Léogâne.
En Mariani, suburbio al sur de Puerto Príncipe, las bandas tomaron el control del principal acuífero, que abastece de agua a más de 1,5 millones de personas, y cobran tarifas ilegales a los vehículos privados y comerciales que entran en la capital y salen de ella.
El 23 de noviembre, la autoridad de energía eléctrica de Haití se vio obligada a trasladar al personal de su sede, ubicada cerca del aeropuerto internacional, a otras instalaciones.
Los empresarios, los funcionarios públicos y las personas que viajan a diario en transporte público son quienes corren el mayor riesgo de que los secuestren bandas armadas, aseguró el informe.
Haití, el país más pobre de América, sumido en una larga crisis política y económica, se convirtió en un territorio propicio para las bandas criminales que se fortalecieron, tras el magnicidio de Jovenel Moise, ocurrido el 7 de julio 2021, cuando también hirieron a su mujer, Martine.