La movilización social desplegada en el marco del paro nacional agitó aguas en la política local. Sobre todo porque el gobernador Maximiliano Pullaro eligió tomar partido por la mañana, antes del inicio, y quedó en off side: se mostró en desacuerdo con el paro y la protesta, renovó su apoyo al gobierno de Javier Milei y limitó su objeción con la ley ómnibus solo al capítulo de retenciones. Más de uno le marcó el yerro.
"No comparto este paro porque creo que al presidente hay que acompañarlo para que pueda llevar adelante las medidas, en tanto y en cuanto nos permitan saldar el déficit fiscal de la República. Hubiese esperado un tiempo e intentado canales de diálogo con el Ejecutivo", dijo el gobernador al definir la protesta como "poco atinada".
De nuevo cargó hacia atrás al señalar "profundos desequilibrios económicos que dejó la anterior gestión nacional". Y fue por más: "Estamos para acompañar siempre y cuando esas medidas no perjudiquen lo que entendemos que es la esencia de una provincia como la nuestra, que es la producción Santa Fe, es campo y es industria. Por eso acompañamos al presidente Milei, salvo en el esquema de retenciones que sentimos que es sumamente injusto para la provincia de Santa Fe".
La réplica llegó de inmediato. "El gobernador, que hace poco dijo que le gustaba más el Milei presidente que el Milei candidato, cree que solo un par de artículos perjudican a Santa Fe. Si le van a votar la ley en general, salvo los puntos que afectan a Santa Fe, hay una mirada totalmente distinta de país y esto no es más que un sálvese quien pueda", reprochó el senador nacional Marcelo Lewandowski (ver aparte).
El concejal Juan Monteverde, de Ciudad Futura - Rosario Sin Miedo, participó del acto en el Monumento. "Ha sido una movilización multitudinaria en defensa de la democracia, el trabajo y la Patria, ante un gobierno que pretende avanzar sobre la Constitución para asumir la suma del poder público", consideró. Reprobó que el Congreso haya facilitado el dictamen de mayoría y lo contrastó con la expresión popular reflejada ayer. "Si las instituciones democráticas no quieren o no pueden ponerle freno, nuestra respuesta pacífica es una enorme y plural movilización ciudadana. No hay prepotencia que pueda con un pueblo unido y movilizado que lucha por sus derechos", celebró.
También la diputada Lucila De Ponti (UxP - Rosario Sin Miedo) estuvo en el acto y coincidió en valorar la masividad lograda. "Una movilización masiva como se esperaba, enorme participación de gremios y también de ciudadanos de a pie a manifestar descontento con el presidente y sus medidas que afectan aspectos muy grandes de la vida cotidiana, la educación el trabajo, la salud, la cultura, la producción, la posibilidad de acceder al sistema científico tecnológico, con la soberanía para disponer de las empresas públicas y recursos naturales vinculados al desarrollo. Un programa que generará un impacto muy negativo en la vida cotidiaa de las mayorías argentinas y ese descontento se expresó hoy en la calle", analizó.
En el mismo espacio, el concejal Mariano Romero concluyó en que la envergadura de la protesta en Rosario "demuestra que hay mucho enojo y conciencia de que el DNU y la ley ómnibus, lejos de ser una solución es un desguace de nuestra patria, de los derechos conquistados por el pueblo, avances contra la cultura, la salud". "La salida –añadió– no es otorgar más beneficios a los privilegiados de siempre y precarizando más las condiciones de vida, ni tampoco otorgando la suma del poder público al presidente, como pretende la ley ómnibus".
Por fuera del peronismo y aledaños, no abundaron definiciones de apoyo al paro con determinación en otros espacios de la política local.
Sí ofuscó a algunas figuras políticas la amenaza que profirió el ministro de Economía Luis Caputo, de recortar asistencia a las provincias si se rechaza un solo artículo del proyecto de ley ómnibus. Las socialistas Verónica Irizar y Lionella Cattalini lo expresaron en redes: "Apretar como una forma de negociar: una de las prácticas más antidemocráticas", despreció la concejala. "¿Y si esto no es apriete, qué es?", recriminó la diputada.
El diputado nacional Eduardo Toniolli le pegó al ministro también: "El coraje no le alcanza para venir al Congreso a explicar la ley ómnibus, pero sí para apretar a los gobernadores por Twitter. El paro fue una enorme demostración de fuerzas en defensa del trabajo, la producción y la soberanía. La calle habló. La Patria no se vende", posteó.
En la vereda de enfrente, sí abundaron expresiones adversas al paro general y a la protesta. Muchas en busca de quitarle legitimidad y dimensión.
Por ejemplo, el diputado nacional José Núñez, del PRO, tildó la medida de fuerza como "profundamente antidemocrática". Y sumó: "La mayoría del pueblo votó a Milei buscando un cambio y también eligió a legisladores, que trabajamos para mejorar las propuestas del Presidente. Los sindicalistas necesitan integrarse al debate de manera institucional y no generando caos, violencia y más pérdidas económicas", dijo. En rigor, no se reportó ningún incidente de ese estilo. Tampoco la concurrencia fue exclusiva de sindicatos.
Entre esos detractores, uno que se mostró polemista en redes fue el concejal del PRO Carlos Cardozo. Quiso bajarle el precio a la dimensión de la manifestación en el Monumento, y ante la afirmación del gremialista Martín Lucero de que fue "la convocatoria más grande de las últimas tres décadas", el seguidor de Patricia Bullrich le opuso una foto de la manifestación de 2008 contra el gobierno kirchnerista: "300.000 almas, ni un solo bondi, nadie arriado a la fuerza. Agarrá los libros", provocó. Luego buscó literalidad en el comentario de Pablo Moyano sobre "tirar al Riachuelo" al ministro Luis Caputo. Y remató con una cita al músico Ricardo Iorio con tintes de discriminación por gordofobia y aporofobia. Completo.