Pasando la estación de trenes de Once del barrio porteño de Balvanera, las calles se abarrotan de personas en busca de útiles escolares más baratos que en las librerías y comercios barriales de la Ciudad de Buenos Aires y el Conurbano. Ante la profunda crisis económica, en vez de disfrutar del sol de enero en la playa o en la montaña, una multitud recorre las estrechas veredas de esta zona en busca de los mejores precios, tanto en las vidrieras como en las mantas callejeras. El objetivo es el mismo: ganarle a la inflación y llenar, en el mejor de los casos, las mochilas de los chicos para la vuelta a clases del 2024.
En las semanas previas al nuevo ciclo lectivo, las familias salen en busca de los útiles: cuadernos, carpetas, blocks de hojas, lápices, lapiceras, gomas, plasticolas, tijeras, sacapuntas, cartucheras y mochilas. Sin embargo, el presupuesto para conseguirlos es cada vez más bajo; y los precios, cada vez más altos.
Son mujeres —madres, sobre todo— la mayoría de las que, en medio de la estrepitosa inflación, viajan desde muy lejos para dedicarle el día a esta odisea con distintas estrategias: caminan varias cuadras, entran y salen de todos los locales, consultan precios, comparan calidades, aprovechan la venta al por mayor, se vuelcan a segundas marcas, y hasta hacen filas de casi una cuadra para conseguir una promo u oferta.
"Así como lo vio señora, todo baratísimo", dice un vendedor por un micrófono, parado sobre un parlante en la puerta de una librería a metros de Mitre y Pueyrredón, que al fondo ofrece otros artículos fuera de temporada. Se refiere a una promo de fibrones: 4 por $880. La gente entra, mira y sale, o mira y compra velozmente, para no estar mucho tiempo ahí, entre el tumulto y la saturación de sonidos.
¿Tan amplia es la diferencia? ¿Tan necesario es el sacrificio de la búsqueda? La respuesta es que sí. Por nombrar unos ejemplos: una carpeta escolar n°3 de un club de fútbol popular, como River o Boca, o con la figura de Lionel Messi usando la camiseta del Inter Miami, ronda en la mayoría de las librerías entre los $6.000 y los $8.000. En cambio, en Once, el precio baja a los $2.000 y $3.000. Además, mientras que los blocks de 480 hojas rayadas están entre los $25.000 y los $9.000 según la marca y su calidad, en los puestos callejeros y librerías del barrio porteño se venden hasta los $15.000.
La opción más elegida a la hora de pagar es el dinero en efectivo, porque es la forma más barata: a los pagos con QR —como Mercado Pago— o a las transferencias bancarias, los comerciantes y manteros les aplican un recargo del 10 por ciento. Pagar en cuotas no es una posibilidad.
Los comercios más cercanos a la avenida Pueyrredón, próximos a la estación de tren y de las dársenas de colectivos, son los que tienen los precios más altos. Caminando unas cuadras por calle Mitre, por ejemplo, es posible conseguir los mismos artículos con una diferencia de 1000 pesos menos, o incluso más bajos.
Con miedo e incertidumbre por el mañana
"¿Solés comprar los artículos escolares para tus hijas en enero?", pregunto a Adriana, que llegó acompañada por dos preadolescentes. "No, nunca, es la primera vez en mi vida que hago una cosa como ésta. Es más, es la primera vez que vengo a comprarlos al Once. Yo soy de zona sur del conurbano, de Lanús, y siempre compré en los comercios de cercanía, pero vengo por los precios. Es exagerada la diferencia que hay entre allá y acá”, responde. Cuenta que es docente y que sus dos hijas asisten a una escuela pública.
Relata que se enteró de los precios accesibles viendo videos de recorridos en Instagram o TikTok. Si bien "le quedaba más cómodo venir en febrero", se apuró porque está "segura de que los precios van a volver a aumentar". Sus prioridades, resalta, son las hojas de carpeta y algunos útiles que quiere comprar nuevos, pero muchos otros serán reutilizados.
“A esta altura no miro la calidad, salvo con las hojas. Si uno no busca algo más resistente se hacen bolsa enseguida. El resto, lo que haya. En la esquina (de Mitre y Paso) hay un señor mantero que tiene en efectivo a $9000 las Rivadavia rayadas. En el resto de los lugares las veía de $10.000 para arriba. Las Éxito están $9000 o $9500, dependiendo del lugar, y casi todos se manejan con la diferencia entre mayor y menor", detalla.
Las vacaciones veraniegas de Adriana y su familia quedaron en un segundo plano, porque el presupuesto y los gastos son cada vez más inciertos. "No sabés qué aumento va a venir en la prepaga o en los alimentos. Vas al supermercado con X plata y nunca te alcanza. Está todo muy complicado", se queja.
"A la casta no le tocó nada, sino lo contrario. La ley ómnibus y el DNU apuntan a favorecer a los ricos, y los pobres y los laburantes somos siempre los que pagamos los platos rotos", dice sobre las medidas de ajuste que Javier Milei apuró en sus primeras semanas de gobierno. "El aumento del boleto de colectivo lo pagamos nosotros, el de la prepaga, el de los alimentos...", agrega.
Carmen mira los precios con atención. Dice que para ella tampoco era costumbre comprar los artículos escolares en enero. "Siempre sobre la hora los compraba. Pero con lo que aumenta todo mes a mes, se complica. Es la primera vez que vengo a Once", relata. Ella, que viajó desde Los Polvorines, partido bonaerense de Malvinas Argentinas, a comprar útiles para sus tres hijos, explica que desdobló la compra escolar en dos meses para amortiguar el impacto económico. "Ya compré en diciembre una parte, y ahora en enero la parte que me queda", dice. Y confiesa: “Estoy con miedo, la verdad. No sabemos cuánto va a salir la cuota escolar”.
“Después de acá tengo que ir a trabajar, así que voy a volver a mi casa re tarde. Todo el día para conseguir el precio de cosas impensadas, la planificación de las vacaciones ya no existe", se lamenta entre resoplos. "Antes si no nos íbamos de vacaciones era para cambiar el piso de la cocina o algo más grande, pero ahora es para comprar útiles. Es triste, lo mismo que el aguinaldo de diciembre, que lo usé para comprar carne".
Sobre las políticas implementadas por Milei, opina: "Desde que empezó este Gobierno no hubo ni una medida a favor del trabajador, todas a favor de los empresarios. La 'casta' son los útiles de mis hijos. Es una vergüenza”.
Soledad, que viajó hasta Once en grupo y hace una larga fila para conseguir la promo de blocks de hojas a $8600, señala: “Venimos de Lobos buscando precios. Está todo muy caro, por las nubes. Y tengo cinco hijos. Algunas cosas del año pasado las vamos a reutilizar". Rocío, una de sus acompañantes, que tiene a dos hijos en etapa escolar, asiente. Cree que invertirá un total de $100.000 en útiles escolares.
Una comerciante deja de atender un momento a los muchos clientes que preguntan los precios de las mochilas y otros artículos, y apunta que esta demanda "no es normal" en enero.
"La gente viene alborotada a buscar precios. Se consulta mucho por las hojas de colegio y las mochilas, y se llevan solo lo justo y lo necesario. Los aumentos fueron de más del doble en comparación con el año pasado", afirma, y le da la razón a quienes adelantaron las compras, ya que —pronostica— en febrero los precios "van a volver a aumentar".