The Kitchen 6 puntos
Gran Bretaña, 2023.
Dirección: Kibwe Tavares y Daniel Kaluuya.
Guion: Daniel Kaluuya y Joe Murtagh.
Fotografía: Wyatt Garfield.
Intérpretes: Kane Robinson, Jedaiah Bannerman, Ian Wright, Hope Ikpoku Jr., Cristale, BackRoad Gee, Teija Kabs, Demmy Ladipo.
Duración: 108 minutos.
Estreno: en Netflix.
La situación económica y social en Gran Bretaña no hace sino empeorar después de más de una década ininterrumpida de gobiernos conservadores. Basta con seguir las columnas del corresponsal de Página/12 en Londres, Marcelo Justo, para saber, por ejemplo, que la brecha entre ricos y pobres es cada vez más amplia y la crisis habitacional se profundiza día a día, provocando un presente distópico, con cientos de miles de personas sin techo. Sobre esta realidad está construida The Kitchen, una fábula levemente futurista que se parece demasiado a este sombrío presente, no muy distinto al de tantas latitudes.
La “cocina” del título es una de las últimas “viviendas sociales” que quedan en Londres, sino la última, una suerte de villa miseria al estilo latinoamericano donde se hacinan infinidad de familias expulsadas del sistema, que no por casualidad son en su gran mayoría de raza negra. “¡Buenos días, vecinos! Hoy no hay agua en el ala Oeste”, los despierta al alba la radio de esa inmensa barriada que parece construida con bloques Lego de color gris mate. Abajo, en los pasillos húmedos y oscuros, iluminados apenas por la polución visual que provocan los carteles de neón (el diseño de arte “toma prestado” no pocas ideas de la primera Blade Runner) se empieza a mover al ritmo cotidiano, que incluye una banda de motoqueros que sale a robar comida en las zonas pudientes para después volver y repartir entre los vecinos más necesitados.
Allí vive Izi (Kane Robinson), que todavía tiene la ilusión de salir de “The Kitchen” por la puerta grande, antes de que lo eche la policía o tiren abajo el barrio. Tiene trabajo estable en una empresa funeraria llamada “Life after Life”, donde a los muertos sin recursos les aplican un inquietante tratamiento “eco-friendly” y sueña con mudarse a un monoambiente en Buena Vida Rentals, una suerte de ratonera de lujo en comparación con su sucucho en “la cocina”. Pero cuando está a punto de concretar ese anhelo de ascenso social, aparece en su vida un pre-adolescente huérfano que puede llegar a ser su hijo.
Es una pena que esa veta melodramática de The Kitchen vaya cobrando una importancia excesiva en la trama, primero porque es previsible y trillada. Y luego porque distrae de aquello que sin duda son los puntos fuertes de la película: los apuntes sociales, que no son pocos, y que guardan una relación directa no sólo con la realidad británica. Por caso, cuando la policía ingresa regularmente al barrio para sacar a los residentes por la fuerza, se escuchan los latigazos eléctricos de las pistolas Taser y, más de una vez, el grito “I can’t breathe!” (No puedo respirar), que en los Estados Unidos hizo tristemente célebre el asesinato de Georg Floyd en la vía pública, a manos de la policía de Mineápolis.
El coguionista y codirector de The Kitchen es nada menos que Daniel Kaluuya, un británico que se convirtió en estrella de Hollywood a partir de su protagónico en Huye (2017), de Jordan Peele, que en clave de terror psicológico planteaba el tema de la discriminación racial en los Estados Unidos post-Obama. Inmediatamente después formó parte del elenco afroamericano del tanque Black Panther (2018) y también fue el Pantera Negra Fred Hampton en Judas y el mesías negro (2021), dos películas que surfearon la ola de Black Lives Matter!
Ahora detrás de cámaras, Kaluuya sigue mostrando el compromiso con su gente y no lo hace nada mal. Le pone ímpetu y autenticidad, salvo cuando las concesiones a Netflix (la plataforma es coproductora del proyecto) edulcoran en exceso su opera prima, en la que se nota esa tensión permanente entre la crítica social y la necesidad de llegar a un público demasiado amplio.