Un informe elaborado por un equipo de expertos de la universidad de Lovaina puso en evidencia que las conexiones WI-FI de hogares y empresas pueden ser fácilmente hackeadas, accediendo las manos ajenas a información sensible que por ellas circula. Los investigadores llevaban semanas trabajando en lo que se ha bautizado como ataque Kracks y que logra que el conocido protocolo de seguridad para redes inalámbricas WPA2 (el más seguro hasta la fecha y el más extendido) pueda ser engañado de forma que se permita el acceso a equipos no autorizados. “Este método puede emplearse para robar información sensible del usuario, como números de tarjetas de crédito, correos electrónicos, contraseñas, conversaciones de chat”, sostiene Frank Piessens, uno de los autores del estudio, que explica además el alcance masivo del problema, dada la extensión del protocolo WPA2. Los expertos sostienen que el eslabón vulnerable de la cadena es el proceso de negociación four-way handshake mediante el cual cada dispositivo que se conecta a una determinada red (cifrada mediante WPA2) emplean una nueva clave que cifra el tráfico interno.