Existen varias opciones para desenchufarse de la vorágine cotidiana sin salir de la provincia de Buenos Aires. Se trata de ciudades y pueblos rurales que están a no más de dos horas en auto y son destinos ideales para ir y volver en el día ¿Cuáles son los mejores y a cuántos kilómetros quedan?
San Pedro, capital de la Ensaimada
Esta ciudad, situada en la costa del Río Paraná, está a 171 kilómetros de la Ciudad de Buenos Aires. A nivel gastronómico, esta localidad se caracteriza por la Ensaimada, una torta en forma de caracol rellena de crema pastelera o dulce de leche.
Para disfrutar del día, se puede pasear por la costanera del río, conocer las casas de campo y estancias, donde hay una gran producción de naranjas de ombligo. También se puede visitar el Museo Paleontológico “Fray Manuel de Torres” y el Parque Histórico Vuelta de Obligado lugar de esa batalla en 1845 y cuenta con un museo y una reserva natural.
Lobos: pesca, cabalgatas y paracaidismo
Una ciudad bonaerense típica, con calles tranquilas y casas antiguas. Es otro lugar muy elegido para escapadas de fin de semana. Está ubicada 100 kilómetros al suroeste de la Ciudad de Buenos Aires. Se llega en auto a través de las Rutas Provincial Nº41 y Nacional Nº205.
Una de sus atracciones es la laguna - donde se puede hacer deportes acuáticos o alquilar botes y kayaks- y su Costanera Municipal. Para los fanáticos de la pesca, también es un destino ideal, donde se pueden encontrar diversos tipos de peces. Y cuenta con avistaje de aves como bigüas, garzas, espátulas rosadas y patos.
También se puede visitar la Casa Natal de Juan Domingo Perón, con reliquias de fines del siglo XIX y principios del XX; la iglesia Nuestra Señora del Carmen, de estilo neogótico, y el Club Social Lobense, fundado en 1894, con fachada neoclásica e influencias de art decó, y la estación de trenes, una construcción inglesa de 1890.
Lobos además es la Capital Nacional del Paracaidismo y sede del Club Escuela Paracaidistas Argentinos (CEPA). Se pueden realizar saltos de bautismos.
Chascomús: acampar en la laguna
Esta ciudad, a 125 kilómetros del Obelisco por la autovía 2, es una gran opción para una escapada corta. Su atractivo principal es su laguna, elegida para los que gustan de la pesca. Pero también se puede hacer camping, recorrer la costanera en bicicleta, en auto o caminando.
Frente al casco histórico, hay dos monumentos que no se pueden dejar de lado: uno, diseñado por el célebre arquitecto Clorindo Testa en conmemoración de los 25 años de la recuperación de la Democracia, con la estatua del expresidente Raúl Alfonsín (nacido y criado en esa ciudad).
También se puede visitar por fuera su casa. En el centro de la ciudad, está la iglesia San André, el Teatro Municipal, el Club de Pelota y la Casa de Casco, una casa histórica donde funciona un pequeño museo local. De noche, hay bares y restoranes donde tomar algo o cenar.
San Miguel del Monte: actividades rurales y deportes náuticos
A 110 kilómetros del Centro porteño, se llega por la autopista Ezeiza-Cañuelas y desde ahí, hay que seguir por la Ruta Nacional 3. La ciudad tiene el atractivo de su laguna, donde se practican deportes náuticos como el jet ski, windsurf, vela, o simplemente, navegar con lanchas a motor.
También es un lugar ideal para los amantes de la pesca. Para quedarse a dormir, hay opciones, entre ellas el camping. En la costanera, hay bares y restoranes donde lo que prevalece es la parrilla.
Es una de las ciudades más antiguas de la provincia de Buenos Aires, con origen en la época colonial, lo cual se refleja en algunas construcciones que se conservan, como sus lugares históricos relacionados con Juan Manuel de Rosas, que fue dueño de estancias y campos de la zona. Las estancias ofrecen actividades rurales, como cabalgatas, caminatas y paseos.
Carlos Keen: un polo gastronómico
Ubicado dentro del partido de Luján, para llegar a Carlos Keen hay que recorrer 88 kilómetros desde CABA. Tiene solo 400 habitantes, y es un gran polo gastronómico, donde se destacan los restoranes de campo. Entre sus especialidades se encuentran los embutidos -salames y jamón crudo-, los quesos, el asado, los platos a la olla, las empanadas de carne cortada a cuchillo y cocidas al disco, y las pastas.
Se pueden apreciar casas centenarias de ladrillo y adobe, que están bajo protección patrimonial. Hay actividades al aire libre como paseos a caballos. En la antigua estación, de un tren que no llega más, está El Granero Carlos Keen, donde se acopiaban los cereales, que hoy funciona como un centro cultural, con exposiciones y shows musicales "a la gorra". Este pueblo rural es una de las mejores opciones para disfrutar de la vida y vista campestre a menos de dos horas de la Ciudad de Buenos Aires.