La relación de Florencia Ruiz y la voz cantante se remonta desde la infancia. Empezó cantando en la vereda de la casa su abuela en Villa Luzuriaga en días en que los vecinos y las vecinas sacaban las sillas afuera para tomar fresco por la tarde. “Son los primeros recuerdos que tengo de felicidad y tiene que ver con cantar para otras personas”, dice la compositora, cantante y guitarrista que acaba de publicar su nuevo disco solista, Calandria (2023), tal vez el más autorreferencial de su cosecha. “Es duro y complejo meterse con una misma. Pero quería tratar de ser lo más directa posible y contar quién soy. Nunca me había pasado de ponerme en un lugar tan protagónico”, confiesa antes de la presentación de este sábado 27 de enero a las 21 en Quetren Quetren (Olazábal 1784). El show será compartido con Nana Arguen.
Este nuevo disco, dice, es un modo de agradecimiento y celebración de músicas y músicos que la marcaron, y también hacia las canciones que conforman el combustible elemental de su música: “canciones populares que parecieran estar muy alejadas de mi obra pero que son raíces y ramas del árbol”. Grabado y mezclado por Marcelo Lupis en su estudio Bestia, Calandría cierra una trilogía que comenzó con Rumiante (2018) y continuó con Aullido (2021). “Siempre está la necesidad y el deseo a flor de piel de componer. Primero estaba rumiando adentro de la cabeza algunas ideas, después apareció el grito colectivo y lo urgente durante el encierro en Aullido, y ahora ya era yo”, cuenta Ruíz. “Este disco lo quería cocinar con todo: homenajear, agradecer y que sea bien autorreferencial”, dice.
“¿Para dónde hay que volar?”, se preguntó al momento de escribir las once canciones del disco. “Y también me pregunté de dónde venía. Con los años y la cantidad de discos que hice, fui armando mi propia voz. Pero a la vez quería contar de qué manera estaba hecha. Porque yo también tengo folklore, tango, rock. Me parecía lindo agradecer a músicos y músicas que me habían dado las ganas de hacer. Soy muy ecléctica para escuchar y me gusta estar en todos los grupos sociales”, cuenta. “Mi música pareciera re cerrada. Pero son cosas que están ligadas a una situación primera de mi relación con la música. Desde los 8 años hago mis canciones y no estaba preocupada porque le gustara a la gente. Siempre fue una cosa muy íntima y personal”, dice.
En esta búsqueda, Ruíz sintió la necesidad de construir un disco compartido con artistas cercanos que reflejaran la osadía y el eclecticismo que atraviesa su obra. Por eso, invitó a participar a tres tecladistas de alto vuelo: Mono Fontana (“Sol”), Hugo Fattoruso (“No te alejes demasiado”) y Claudio Cardone (“Me lo contó una pajarita”). También participan la baterista Andrea Álvarez y la bajista Claudia Sinesi en “Perdida”; Sergio Verdinelli en “El viento sos vos” y “La melodía que te dí”, y Albana Barrocas en “No te alejes demasiado”. “Claudia Sinesi es una de mis ídolas”, resalta Rúiz. “Al Mono Fontana lo veía de chiquita en la tele y siempre me llamaba la atención. Ahora hace trece años tenemos nuestro dúo”, celebra. “Claudio Cardone tocó en todas las presentaciones de Rumiante. Siempre quise tocar con él porque tiene una sensibilidad única y el aura de ser el músico que más tocó con Spinetta, a quien le hacía las partituras”
-Y el disco cierra con “Silba el viento”, con la guitarra de Juan Falú. ¿Cómo llegaste a él?
-Había compartido un show con él en el Teatro Argentino de La Plata. Yo quería en el disco algo bien argento, ese sonido que tiene Falú. Le encantó el tema y le dedicó mucho tiempo. "Yo me preparé toda la vida para esto", pensaba. Tenía temor de no disfrutarlo o no cantar bien. La grabamos con el Portugués Da Silva y fue hermosa la toma que quedó. Hay algo en común entre todos los invitados y es la pasión por la música.
Calandria es una invitación a desnudar sus orígenes, abrir el corazón y levantar vuelo como un pájaro libre. A cantar más hacia afuera, como ocurre en “Mira”, “No te alejes demasiado”, “Sol” o “Quédate en mí”. Es menos experimental, abstracto y ambiental que los trabajos anteriores. Y tal vez el acento está puesto en la canción popular. “El disco también está centrado en la melodía. La melodía es como la casa de la canción, lo que no podemos cambiar”, sostiene Ruíz, que es profesora de guitarra egresada del Conservatorio de Morón, “No es un disco como los anteriores, que estaban enfocados en las atmósferas, sino que acá quiero convocar con la palabra. Estoy re contenta con resultado, siento que me va a acompañar siempre”, dice. “Después del triunfo de Milei quedé atrapada en un bajón, pero hay que seguir. Salir a tocar te vuelve a poner en una instancia luminosa. La acción es lo único que nos puede poner en el lugar verdadero. Ahora más que nunca hay que cantar, ir a shows y valorar nuestro trabajo.”.
-¿Lo de poner el acento en la melodía tenía que ver con ser más clara y directa con lo que querías contar?
-Sí. Y también hacerme cargo de la canción. Mi música siempre es muy volada. Desde mis primeras composiciones sucede algo: como que la canción podría empezar o terminar en cualquier lado. O todo es muy abstracto, ni hablar de mis primeros discos. Siempre me sentí música, cancionista. Pero con los años me di cuenta que también soy una cantante. En el conservatorio siempre era "la compositora", nadie me asociaba con una cantante. En un momento al Mono (Fontana) se le ocurrió empezar a tocar canciones de Luis (Alberto Spinetta) que no eran tan conocidas o no habían sido grabadas, como "Sagrado tesoro", y ahí yo solo tenía que cantar. Mi rol era ese. En mi proyecto siempre estoy preocupada por estudiar la guitarra, pero después entendí que hay algo de la voz que es tremendo y que tiene mucho poder.