El presidente de Estados Unidos, Joe Biden, enfrenta una creciente presión política para tomar represalias contra Irán por el ataque mortal con drones que tuvo como blanco a tropas estadounidenses, algo que le plantea al demócrata un nuevo gran desafío en pleno año electoral. Atacar a Irán aumentaría drásticamente el riesgo de extender las acciones bélicas en la región, algo que Biden dice que pretende evitar, sin mencionar la posibilidad de que se produzcan más bajas de soldados estadounidenses en los meses previos a la ida a las urnas en noviembre.
Con los opositores republicanos llamando al presidente a "golpear a Irán", Biden no puede darse el lujo de mostrar debilidad contra Teherán mientras lucha con bajos índices de aprobación, antes de una probable revancha por la Casa Blanca con el expresidente Donald Trump. La Casa Blanca prometió el lunes una respuesta "consecuente" al ataque del domingo a una base en Jordania que mató a tres soldados estadounidenses, los primeros que mueren en una acción hostil desde el inicio de la guerra entre Israel y Hamas.
El propio Biden dijo "responderemos", desde Carolina del Sur. Los iraníes niegan cualquier vínculo con el ataque, que Biden atribuyó a las milicias que operan en el área respaldadas por Irán. El tema fue convertido en un arma política por Donald Trump en su intento por volver a la Casa Blanca en noviembre.
Trump describió las muertes como una "consecuencia de la debilidad y rendición de Joe Biden" ante Teherán, centrándose en un acuerdo que la administración Biden hizo con Irán el año pasado para excarcelar a detenidos estadounidenses a cambio de liberar 6000 millones de dólares en fondos iraníes. El magnate republicano también tiene bajo su manga que él personalmente ordenó el ataque estadounidense que mató al general Qasem Soleimani, encargado de las operaciones exteriores de los Guardianes de la Revolución de Irán hace cuatro años.
Otros dirigentes republicanos también advirtieron que usarían la actitud hacia Irán como prueba de la fuerza de Biden, antes de las elecciones. El líder de la minoría republicana en el Senado, Mitch McConnell, dijo que Irán ahora llevaba "sangre estadounidense como insignia de honor". Pero otros fueron aún más intransigentes. "Golpee a Irán ahora. Golpéelos duro", reclamó Lindsey Graham, el principal legislador republicano en el comité judicial del Senado.