Tandanor no fue retirada del listado de empresas a privatizar y crece la polémica por una de las empresas superavitarias y estratégicas que el oficialismo insiste con vender, pese a las advertencias de una parte de la oposición y los especialistas en la materia que asistieron al debate de la comisión que analizó el megaproyecto libertario en la Cámara de Diputados. Uno de los datos más polémicos del debate pone en la mira a la gestión macrista, cuando Israel proveyó a Argentina lanchas similares a las que Tandanor y su par bonaerense, Astillero Río Santiago (ARS), producen conjuntamente.
Distintas fuentes vinculadas a la actividad naval confirman que no hay ninguna razón para privatizar Tandanor, que a través de su convenio con el astillero Río Santiago (ARS), dependiente de la administración bonaerense, fabrica lanchas que compiten con las que Patricia Bullrich le compró a Israel en 2017. Esa compra de Bullrich fue oportunamente denunciada por irregularidades y sobreprecios.
Ya antes de la asunción de Milei, a fines de noviembre, anticipándose a lo que ocurriría, el titular de la CTA bonaerense, Oscar De Isasi, sostuvo que “no es necesario cerrar o privatizar una empresa que es rentable, y que tiene rentabilidad no solo en la industria naval sino también en la metalmecánica, salvo una cuestión ideológica, de desprecio al Estado, no hay una razón ni económica ni social para cerrarla o privatizarla”.
Tandanor fue privatizada por Menem en la década de 1990 y el resultado fue catastrófico. Fue vendida en 1991 a un consorcio con participación de capitales extranjeros y luego de algunos oscuros traspasos terminó en manos de la empresa Indarsa, que pagó sólo siete de los 59 millones de dólares en los que el mismo gobierno había tasado al astillero.
Indarsa abandonó en 1999 la explotación e ingresó a un proceso de quiebra después de la venta fraudulenta de ocho hectáreas que Tandanor tenía en Retiro, en un colosal negociado inmobiliario por el que se embolsó 18 millones de dólares. Es decir, se aprovechó la privatización para hacer un negocio inmobiliario, predatorio, y se abandonó la actividad principal.
Fuentes cercanas a Río Santiago afirman que la privatización era el deseo de Vidal cuando gobernó la provincia, y que no lo hizo por la evidente resistencia sindical. De lo contrario, hubiera corrido la misma suerte.
Puja de negocios
Al análisis de De Isasi hay que agregarle un argumento: el convenio firmado en 2020 entre los dos principales astilleros del país, Tandanor y Río Santiago, interfiere con los intereses y objetivos comerciales de Israel, que ya le proveyó lanchas a la prefectura durante la gestión de Mauricio Macri que tenía, casualmente, a la misma ministra de Seguridad que la actual: Patricia Bullrich.
En 2022, la Oficina Anticorrupción, entonces en cabeza de Félix Crous, detectó que en el primer año de gobierno de Cambiemos, el Ministerio de Seguridad pagó 50 millones de dólares a un astillero israelí para comprar cuatro lanchas para patrullar vías navegables.
Del estudio de ese expediente administrativo y las declaraciones de prefectos que intervinieron en la operación surgió que la todavía presidenta del PRO burló todos los procedimientos legales previstos para las compras del Estado y contrató directamente a un proveedor previamente seleccionado, al que además le pagó un sobreprecio del 138%: 29 millones de dólares por encima del valor de las embarcaciones.
Como contrapartida, en las próximas semanas, Astillero Río Santiago, entregará a la armada dos embarcaciones denominadas LICA (Lancha para Instrucción de Cadetes de la Armada), de 36 metros de eslora, con motores Scania procedentes de Tucumán y electrónica Redimec, de Tandil, con una integración altísima de componentes nacionales. Las embarcaciones son resultado del mencionado convenio entre ARS y Tandanor.
Pedro Wasiejko, titular de ARS, afirma en diálogo con Buenos Aires/12: “Hemos encontrado una dinámica de complementación positiva entre ambos astilleros, que es beneficiosa para la sociedad en su conjunto. Primero, es histórico porque hace 37 años que la armada no recibe embarcaciones nuevas. Segundo, es absolutamente exportable porque hay interés en comprarla desde otros países de la región”.
Ese mismo convenio ARS- Tandanor permitió que se fabricase la compuerta de 700 toneladas para el dique de Puerto Belgrano, que está terminada y lista para ser transportada y emplazada en Bahía Blanca.
El concejal por UxP en Vicente López y ex candidato a intendente de ese mismo distrito, Lucas Boyanosky, trabajó durante años en Tandanor. “Evidentemente hay cuestiones que no tienen nada que ver con las necesidades del país, de la industria ni la defensa nacional, sino exclusivamente con regalar un bien a algún empresario amigo del Presidente”, comenta.
“Tandanor es quizás uno de los ejemplos más representativos de nuestro país y sus avatares y volantazos permanentes. ¿Cuál es la necesidad de perder la capacidad operativa existente efectiva y eficiente al servicio del Ministerio de Defensa? ¿Cuál es la necesidad de desprenderse de una empresa que no da pérdida, que es ejemplo en su industria y motorizadora de las ramas subsidiarias de la industria naval?”, agrega.
“Estamos nuevamente ante una pérdida de soberanía y de oportunidades productivas", agrega el actual concejal y suma preguntas: "¿Quién va a ofrecer servicios a la flota para la explotación off shore, quién a los buques gaseros que transporten lo que exporte Vaca Muerta, quién pondrá en valor los guardacostas de la Prefectura Naval argentina y quién modernizará la flota de la Armada? ¿Por qué ese valor, ese resorte estratégico no es facultad del Ministerio de Defensa? ¿Por qué se abandona ese lugar?”.
Empresa modelo
Talleres Navales Dársena Norte, Tandanor, incorporada por el gobierno nacional al anexo I de empresas estatales a privatizar, es una de las empresas más antiguas del país. Fue creada en 1879, durante la presidencia de Nicolás Avellaneda, para mantener y reparar los buques de la Armada.
Tanto los balances como los resultados técnicos de Tandanor desmienten toda la vulgata sobre ineficiencia estatal y burocracia. La empresa genera divisas, porque repara buques privados nacionales y extranjeros, genera soberanía al participar de una actividad industrial de alta complejidad integrada al complejo de defensa.
Tandanor es una pieza clave de cada campaña antártica, al hacerse cargo de las reparaciones del rompehielos Almirante Irizar. Durante la gestión que concluyó el 10 de diciembre, Tandanor comenzó a construir puentes modulares vehiculares en acero, que cruzan la traza de los principales ferrocarriles del conurbano, haciendo más fluido el tránsito, gracias a un convenio con la firma Trenes Argentinos.
Además, es fuente de empleo calificado y de valor agregado. De sus mil cien trabajadores, fuentes internas estiman que al menos el 80 por ciento procede del conurbano. Están afiliados al Sindicato de Trabajadores de Tandanor, SITTAN, que conduce Jonathan Pucheta.