“Solo se ve lo que se mira y solo se mira lo que se tiene en mente.” Y eso que se tiene en la cabeza, que todo el mundo tiene en mente en nuestra sociedad, si no se lo ha puesto en discusión, es la construcción cultural machista. Así, el experto en medicina forense Miguel Lorente Acosta comenzó su disertación sobre “Aspectos forenses en la investigación de casos de femicidios”, en la que hizo hincapié en la necesidad de trabajar en la deconstrucción de la cultura patriarcal para poder encarar la investigación en los casos en que se presume un femicidio. Fue en el marco de la mesa de trabajo “Desafíos y buenas prácticas en materia de investigación y litigio en casos de femicidios” desarrollada en la Procuración General de la Nación.
“Las políticas de género han sido prioridad en el Ministerio Público, no solo desde la persecución penal sino desde la prevención”, dijo en la apertura la procuradora general de la Nación, Alejandra Gils Carbó. También dio algunas cifras que ubican en el contexto de la Ciudad de Buenos Aires la magnitud de la violencia y el rol de las mujeres. Un tercio de las denuncias que llegan a las oficinas territoriales están vinculadas con violencia de género y el 70 por ciento de las denuncias es hecho por mujeres, aunque no sólo se trate de cuestiones de violencia, sino también de otros problemas suyos y de su entorno.
Mariela Labozetta, titular de la Unidad Fiscal Especializada en Violencia contra las Mujeres (UFEM), enmarcó la jornada en el trabajo que viene llevando adelante la Unidad en la adaptación a la Ciudad de Buenos Aires del “Modelo de Protocolo Latinoamericano de investigación de las muertes violentas de mujeres por razones de género (femicidio/feminicidio)” de Naciones Unidas.
Labozetta explicó que este trabajo se desarrolla en cuatro etapas. La redacción del protocolo, en la que cuentan con el asesoramiento de Lorente Acosta, doctor en medicina, médico forense y profesor titular de Medicina Legal de la Universidad de Granada. Luego la validación con consultas con distintos organismos. La capacitación de quienes tendrán que aplicarlo y, por último, la etapa final, en que se pretende compartir el trabajo con los ministerios públicos provinciales. El protocolo está destinado a las y los fiscales.
También presentó las etapas en las que interviene el protocolo. En la primera etapa, cuando ocurre un presunto femicidio, el protocolo permite que el fiscal tenga herramientas para guiar a equipos forenses y criminalísticos. Luego para guiar la investigación y contextualizar antecedentes y también para la construcción de la teoría del caso para llegar a juicio y que los casos no queden impunes.
A su turno habló Miguel Lorente Acosta, que hizo interesantes comparaciones entre el tratamiento que se le da a esta problemática con lo que ocurre con otras disciplinas. Por ejemplo, planteó que cuando se hace una campaña por la hepatitis b, no se cuestiona por qué no hay campañas por el resto de las hepatitis u otras enfermedades, ¿entonces por qué cuando se habla de #niunamenos, hay movimientos que en vez de apoyar cuestionan y quieren que se hable de #nadie menos? “La investigación tiene que entender que la sociedad y la cultura justifican la violencia”, dijo.
Por eso hizo hincapié en remover la cultura machista para poder hacer una buena investigación. “Solo se ve lo que se mira y solo se mira lo que se tiene en mente” y eso que se tiene en mente va a enfrentar la construcción cultural machista, dijo. Citó como fuentes a Naciones Unidas y a la OMS para decir que “cada diez minutos en el planeta una mujer es asesinada por violencia de género”.
Para Lorente, “no se puede ver a las conductas femicidas como conductas individuales. Las conductas femicidas están basadas en una identidad construida de ser hombres en nuestra cultura. El 75 por ciento de los femicidas en España asume el femicidio y lo reivindica; eso los hace más hombres para ellos. La cultura construye esa identidad.” En esa línea, entonces, dijo que las razones por las que asume que asesina a su mujer no son individuales, son razones de género. Vienen dadas por el contexto social, cultural. Por ejemplo, contó que muchas mujeres le decían hace unos años “mi marido me pega lo normal” o “mi marido me pega pero le importo”. Y a pesar de los avances normativos, dijo, estas ideas todavía están presentes: en esa construcción cultural hay una “deificación del agresor” y un “envilecimiento de la víctima”.
Otra definiciones del experto español fueron que “el agresor tiene dos objetivos: producir daño a la mujer y salir reforzado como hombre” y que “el femicidio es un crimen moral. Se hace para defender valores, ideas, conceptos, la imagen del hombre. No tiene un componente instrumental”.
El protocolo, cuyos detalles se conocerán una vez que se avance en el trabajo y sea validado, se aplica en casos de suicidios, homicidios, accidentes, para que permita aclarar si se está ante un femicidio o no. Y aborda indicios o signos que hay que observar en las distintas etapas de la investigación según los tipos de femicidios (íntimos, con violencia sexual, travesticidios, etc): en la autopsia, en la escena del crimen, en las circunstancias (por ejemplo: momento de la pareja, separación; historia clínica de la mujer). Con la integración de todos estos elementos se llega a la definición de la carátula de Femicidio.
Para finalizar Lorente Acosta llamó la atención sobre movimientos como el “posmachismo”, que proponen algunos cambios aparentes para que todo siga igual. También habló de la “transformación asimétrica” que se está dando en nuestra sociedad, en la que son las mujeres las que están avanzando y como reacción a esto hay más violencia de género. También comentó que como reacción a este avance, en España se están dando nuevas formas de femicidios, como accidentes y femicidios simulados.
Como otro dato de lo mucho que hay que cambiar, contó que “el 73 por ciento de las mujeres en España sale de la violencia por la separación, no por la violencia”.
Está visto que para muchos –mujeres, varones, grupos, sociedades enteras–, todavía es aceptable que tu pareja “te pegue lo normal”.