La importación de gas natural en los primeros ocho meses del año registró un aumento de alrededor del 6 por ciento con respecto a 2016, según las estadísticas que lleva el Ministerio de Energía y Minería de la Nación. Como las compras al exterior del fluido, en volumen, fueron similares en 2015 y 2016, la variación es negativa en la misma proporción al comparar el último año del gobierno kirchnerista y el primero de la gestión de Cambiemos. A partir de allí, es posible concluir que estos resultados señalan que se revirtió el ciclo de sustitución de importaciones por mayor producción nacional que se había verificado en los últimos años del gobierno del Frente para la Victoria.
Con una demanda estancada y con producción en retroceso, el retorno a un aumento considerable en la importación de gas natural refleja el importante viraje observado en el área energética. Unos diez días atrás (el 11 de octubre), Página 12 daba cuenta de una caída en la producción de petróleo (con datos de los primeros ocho meses) que podría ubicar el resultado de este año en el nivel más bajo de los últimos 27 años. Se señaló entonces que esta política equivalía a dejar de lado la meta de autoabastecimiento y persecución de la soberanía energética como meta. Los datos que esta semana se conocieron sobre importación de gas van configurando un mismo escenario.
Un análisis publicado en la última semana por el Observatorio de la Energía Oetec, recuerda que “la renacionalización de YPF, en abril de 2012, sumada al Plan Gas y a la implementación de un nuevo marco regulatorio hidrocarburífero en la República Argentina, permitió recuperar de forma realmente espectacular la producción de gas. El resultado: en un mercado interno cuya demanda de gas creció 2 por ciento en 2015 con respecto al año anterior, las importaciones de gas -que venían desacelerándose desde 2012- cayeron por primera vez desde 2008”. Con menor impulso, la sustitución de importaciones prosiguió en 2016, aunque el volumen ahorrado en este último año haya representado apenas el 30 por ciento de la cantidad de gas importado sustituido el año anterior.
Según el mismo informe de Oetec,”la tendencia declinante en la sustitución de importaciones culminó en abril de 2017, (ya que) a partir de entonces, las importaciones comenzarían a aumentar nuevamente”. Con los resultados de los ocho primeros meses del año, las estadísticas oficiales corroboran dicha apreciación: las importaciones de gas aumentan a un ritmo del 6 por ciento anual, abandonándose así la meta del autoabastecimiento del combustible principal en la ecuación energética argentina.
Federico Bernal, director de Oetec, opinó al respecto que, “como consecuencia de esta insólita pero buscada decisión de atentar contra la autosuficiencia energética nacional, dilapidando casi cinco años de recuperación, el macrismo consiguió batir otro deplorable récord: si con el petróleo ya importó más cantidad en veinte meses de gestión que todo el crudo importado entre 2008 y 2015, con el gas natural ya logró algo parecido. En el acumulado enero a agosto del corriente año, después de 20 meses de tarifazo y con los precios del gas en boca de pozo más caros del mundo, lleva importados un 6 por ciento más que en igual período de 2015”.
La política de hidrocarburos del gobierno nacional (tanto para gas como para petróleo) alienta las inversiones extranjeras en Vaca Muerta pero desatiende, o relega, a otras regiones productoras por no considerarlas “eficientes”. Toma la opción de importar para reemplazar la caída de la producción local: justamente lo contrario a la política de sustitucioón de importaciones.
Pero la postura de la búsqueda de la supuesta “eficiencia” no toma en cuenta el factor social ni el impacto económico de dejar regiones enteras sin el aprovechamiento de uno de sus principales recursos. Detrás de una política altamente irracional desde lo geoestratégico, se advierte a su vez que quedan al descubierto otros negocios que salen beneficiados por esta política. ¿Quién será el importador del gas que llegue por barco a las costas chilenas?