JORGE TAIANA, COMPAÑERO DE BOLETA DE CRISTINA KIRCHNER
Peronista desde la cuna
“Ahora te va a costar bastante volver a ser canciller”, le dijo en broma otro de los candidatos de Unidad Ciudadana cuando se lo cruzó sobre el escenario de Racing apenas cerró el acto del lunes pasado. Jorge Taiana sorprendió en la celebración por el Día de la Lealtad no sólo por su enérgico discurso sino por su arenga a las tribunas para cantar el “Y ya lo ve, el que no salta es un inglés”, luego de recordar el acuerdo que el gobierno de Mauricio Macri firmó el año pasado con el Reino Unido. Llevado por las circunstancias, el dirigente de histórica militancia justicialista le pasó por encima al mesurado diplomático que convive en él. “Vi tanta gente, pensé que había que meter pelona”, comentaría luego Taiana, devenido en protagonista de las elecciones de hoy.
Lo expresó Cristina Kirchner en el relanzamiento de la campaña de Unidad Ciudadana después de las PASO. Luego de la paridad de las primarias, en los comicios de hoy sólo queda decidir si el tercer senador por la provincia es Taiana o la poco conocida Gladys González. Y si se trataba de convencer a los peronistas, no podía haber dudas. “La trayectoria de Taiana, su historia, su vida, su participación en la cosa pública, su compromiso, también su sufrimiento”, enumeró las razones. Hay algo cierto, pocos dirigentes pueden decirse peronistas desde la cuna como Taiana.
Su padre fue médico de Perón y Evita. Desde su lecho, Evita le preguntó al doctor si tenía televisor. El aparato llegó a casa de los Taiana cuando Eva ya había muerto y fue la atracción en su living durante años. Taiana estudió en el Colegio Nacional Buenos Aires, donde compartió camada con Felipe Solá, otro de los candidatos de hoy. Volvían en el subte hasta Callao y caminaban juntos hasta sus casas. Fueron la promoción 68, el año del Mayo Francés. Taiana entró a estudiar Sociología en la UBA y comenzó a militar en la agrupación Descamisados. Hacían trabajo social en las barriadas más humildes. Primero en la zona de Vicente López y luego en La Matanza, donde armaron un estudio de asuntos sociales. Era la dictadura de Lanusse, las actividades eran casi clandestinas y arrancaban, inevitablemente, con la proyección de “La hora de los hornos”.
Asumió su primer cargo público como secretario de su padre cuando Perón lo nombró ministro de Educación. Luego de la muerte de Perón, su padre se exilió en Madrid huyendo de las amenazas de la Triple A. Jorge hijo decidió quedarse. “De mi país no me echa nadie”, anunció. No fue una buena decisión. Un día antes del Rodrigazo, participó de una gran manifestación en la Panamericana. A la madrugada una patota lo fue a buscar a su casa. Lo torturaron dos días y luego misteriosamente pararon. Lo que Taiana no sabía era lo del Rodrigazo y la inminente salida de José López Rega del gobierno. Su madre hizo lo suyo yendo a ver a todos los dirigentes del peronismo que conocía. Fue a parar a la cárcel de Devoto, pasó por La Plata y terminó en el penal de Rawson, hasta donde llegaron en 1979 los representantes de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) para entrevistarlo.
Fueron siete años de prisión, desde el terror de la Triple A hasta el ocaso de la dictadura, en noviembre de 1982, cuando le permitieron volver a su casa en un régimen de libertad vigilada. Con su historia a cuestas, se acercó a la defensa de los derechos humanos en el Centro de Estudios del Servicio Paz y Justicia. También inició una maestría en Flacso que le permitió volver a conectarse con el mundo académico en el que aún hoy permanece dirigiendo un centro en la Universidad de San Martín.
De la mano del entonces vicecanciller Mario Cámpora, con el gobierno de Carlos Menem asumió como subsecretario de Política Exterior. En 1992 fue designado embajador en Guatemala y, a su término, pasó a ocupar nada menos que la secretaría ejecutiva de la CIDH. Fueron cinco intensos años viviendo en Washington en los que encabezó más de 30 misiones por diferentes países del continente. Permaneció allí hasta que su segunda mujer, Bernarda Llorente, consiguió un importante puesto en la dirección de contenidos de Telefé. Llegaron justo para ser testigos de la debacle de la Alianza. Taiana asumió entonces su cargo más breve: tres días como subsecretario de Derechos Humanos en la efímera presidencia de Adolfo Rodríguez Saá. Solá lo convocó para armar la secretaría de Derechos Humanos bonaerense.
A través de amigos como Carlos Kunkel se acercó entonces al embrionario kirchnerismo que tomaba forma desde Santa Cruz. Terminó como vicecanciller de Rafael Bielsa, cargo que le permitió organizar la histórica Cumbre de las Américas de Mar del Plata, en 2005, la del No al ALCA, que considera uno de los puntos altos de su carrera. Ese mismo año fue candidato a diputado en la lista con la que Cristina Kirchner enfrentó a Chiche Duhalde. Pero Néstor Kirchner le dijo que no fuera al Congreso y lo nombró canciller. Ya por entonces Kirchner había pasado de su desinterés inicial por la política exterior a una actitud activa, una época única para la región en la que coincidieron las presidencias de Lula, Hugo Chávez, Evo Morales y Rafael Correa. A días de dejar la Casa Rosada, Kirchner y Taiana se internaron en la selva colombiana para encabezar la Operación Emanuelle, una fallida misión humanitaria que intentó rescatar a la rehén Clara Rojas y su hijo, en manos de las FARC. Más tarde se creó la Unasur, y Néstor Kirchner fue su primer secretario general.
Taiana siguió como canciller de Cristina Kirchner hasta junio de 2010. Tuvieron una discusión y el término “traición” fue demasiado para la sensibilidad del canciller, que se considera un cultor de la lealtad. A diferencia de otros ex integrantes de los gabinetes kirchneristas, Taiana no se pasó a la oposición ni buscó armar una línea propia. Se dedicó a los libros y se acercó al Movimiento Evita. Fue electo legislador porteño en 2013 y en 2014 lanzó su precandidatura presidencial. Frente a la estrategia del Frente para la Victoria de abrazar la candidatura única de Daniel Scioli, Taiana pasó en encabezar la lista de diputados para el Parlasur.
Con CFK estuvo mucho sin hablarse pero el afecto, dicen, no se rompió. A nada del cierre de listas, ella lo llamó para ser su compañero de fórmula y él respondió enseguida que sí. En la campaña intercambiaron elogios. Los dos terminaron el acto en Racing bailando en el centro del campo, saludando a la gente con los dedos en v. Taiana cantó “Patria sí, colonia no”.
Cree que esa movilización sirvió para levantar a la gente que había quedado pinchada después de las primarias y ahora imagina otro cabeza a cabeza. “En los últimos días recuperamos y si ponemos todo el esfuerzo ganamos”, se mostraba convencido por estas horas.