Gladys González, la candidata a senadora que ocupa el segundo lugar en la lista de Cambiemos, nació en San Carlos de Bolívar –igual que Marcelo Tinelli–, y siempre se encarga de señalar que es “bolivarense”, algo muy distinto a ser “bolivariana”, por ejemplo. Desde 2003 viene ocupando distintos cargos a partir de su militancia en el PRO-Cambiemos, y durante su carrera política, acumuló una serie de denuncias, que no prosperaron, que van desde el intento de soborno a la revista Veintitrés para que le hicieran “notas favorables” a su jefe en la Ciudad, Horacio Rodríguez Larreta, hasta administración fraudulenta, malversación de fondos públicos y abuso de autoridad, entre otros.
La más chica de ocho hermanos, González recibió educación religiosa en el Instituto Jesús Sacramentado de Bolivar, ciudad que abandonó a los 17 años para estudiar Ciencia Política en la Universidad de Buenos Aires, donde se recibió con altas calificaciones. Cuando llegó a Capital Federal vivió en un internado católico y por recomendación de una de sus monjas entró a trabajar en el Ministerio de Defensa. En 2003 fue asesora en Salud y Descentralización en la Legislatura porteña, y en 2015 candidata a intendenta de Avellaneda por su espacio político. Entre los años 2005 y 2007 fue directora del Banco Ciudad, luego de surgir de la cantera de la Fundación Pensar, en vías de extinción desde 2016, el think tank (laboratorio de ideas) del macrismo. Fue también subsecretaria de Atención Ciudadana acompañando a Mauricio Macri en la Ciudad, hasta que en 2009 fue elegida diputada nacional por Unión PRO; la reeligieron en 2013, en el marco de un acuerdo con el Frente Renovador que llevaba a Sergio Massa al frente de la boleta.
Fue jefa de la campaña a gobernador de Miguel del Sel en Santa Fe en 2011, y luego repitió la experiencia acompañando al electo diputado Federico Pinedo en Capital Federal. En 2009 se casó con Ángel Manuel Mosca, quien actualmente preside la Cámara de Diputados de la provincia de Buenos Aires, amadrinado por la gobernadora bonaerense María Eugenia Vidal. En una nota publicada por el diario Clarín en febrero de este año, se afirma que el romance entre Gladys y Manuel comenzó en 2009, cuando se dieron el primer beso en un micro de la empresa Ñandú del Sur, cuando regresaban de Tandil luego de participar de un acto realizado allí por Francisco De Narváez. La pareja tiene un hijo.
Una fuente partidaria aseguró, en forma confidencial, que Gladys “tiene cara de estampita, pero es muy áspera” cuando discute, incluso con sus compañeros de ruta.
En noviembre de 2006, la segunda candidata a senadora por Cambiemos fue tapa de la revista Veintitrés, con su foto y un título que afirmaba: “Así soborna Macri a la prensa con la plata de todos”. Le abrieron una causa por “intento de soborno, malversación de fondos públicos e incumplimiento de los deberes de funcionario público”. Macri la postuló para ocupar un cargo en la Auditoría General de la Ciudad, pero esa denuncia la relegó porque su postulación fue objetada.
La candidata Gladys González fue cointerventora del SOMU, el gremio de los trabajadores marítimos, luego de la caída de su secretario general Omar “Caballo” Suárez. Por aquel paso por el gremio fue denunciada por el concejal de Avellaneda Roberto Daniel García, del bloque Podemos Progresar. García fue uno de los cofundadores del PRO a nivel nacional. En la causa, que lleva adelante el fiscal Guillermo Castro, se pide que investiguen una cuenta bancaria en Suiza que sería propiedad del matrimonio.
González fue también titular de la Autoridad de la Cuenca Matanza-Riachuelo (Acumar), donde recibió acusaciones por autorizaciones a empresarios para que arrojaran desechos tóxicos en el río. Hasta el momento no se comprobó ninguna de esas denuncias.
A mediados de esta semana, en las redes sociales, se hicieron virales un par de videos en los que se veía a González y al primer candidato a senador Esteban Bullrich, “ensayando” entrevistas televisivas con el periodista Fernando Carnota, quien los “reprobó” por desconocer ambos el porcentaje de pobreza en la provincia de Buenos Aires.
Mientras Bullrich dijo que eran cinco millones los pobres bonaerenses, González los redujo a 1,6 millones de personas. Trató de minimizar las estadísticas de pobreza y sostuvo que lo mejor es “mirar a los pobres a la cara” para ver después como avanzar contra el flagelo. González admitió, ya fuera de cámara, que tenía que “seguir estudiando”.