Este 31 de enero se cumplen 15 años de la desaparición forzada seguida de muerte de Luciano Arruga, el joven de 16 años que vivía en Lomas del Mirador, partido de La Matanza, y cuyo cuerpo fue encontrado e identificado seis años después, en 2014, luego de permanecer enterrado como NN en un cementerio. A 15 años, el dolor de la familia continúa el mismo, sin obtener descanso ya que el crimen continúa sin resolverse. 

Familiares y amigos marcharon el sábado bajo la consigna "Sin justicia siempre habrá fuego". La movilización contó con la presencia de referentes de organismos de derechos humanos y antirrepresivos, y dio inicio en el cruce de avenida General Paz y Mosconi, desde donde caminaron hasta la plaza Luciano Arruga, ubicada en Pringles y Perú, en la localidad bonaerense de Lomas del Mirador.

“No es justo tener que poner tanto cuerpo para poder saber qué pasó con un joven de 16 años que se negó a robar para la Policía”, dijo a los presentes Vanesa Orieta, hermana de Arruga, antes de comenzar la manifestación. Al comenzar el acto señaló: “Es un momento más de recordarlo, pero también es un momento más para poder cristalizar que llevamos 15 años de organización y de lucha intentando llegar a la verdad y a la justicia”.

Arruga fue visto por sus familiares por última vez el 31 de enero de 2009, cuando salió de su casa en el Barrio 12 de Octubre, en la localidad de Lomas del Mirador, partido de La Matanza, para ir a un cyber de la zona. Desde entonces, la madre y hermana de Arruga recorrieron hospitales, morgues y comisarías buscando al adolescente, sin éxito.

Cinco años más tarde, tras una denuncia del Centro de Estudios Legales y Sociales (CELS), se logró la exhumación de un cuerpo enterrado como NN en el Cementerio de la Chacarita y se confirmó que se trataba del joven. 

Investigaciones posteriores determinaron que Arruga murió la misma madrugada del último día de enero, cuando cruzó corriendo la avenida General Paz, a la altura de Mosconi, y fue atropellado por un auto. Como consecuencia del accidente fue trasladado al hospital Santojanni donde falleció y, dado que no tenía identificación y, supuestamente, nadie reclamaba su cuerpo, fue derivado a la morgue como NN.

Sin embargo, los familiares del adolescente aseguraron haber concurrido a ese centro de salud en su búsqueda y denunciaron que el joven fue atropellado mientras era perseguido por policías de Lomas del Mirador, que ya lo habían detenido varias veces porque se negaba a robar para ellos.

El 15 mayo de 2015, el policía Julio Torales fue condenado a diez años de prisión por torturar a Arruga antes de su desaparición, en un fallo unánime del Tribunal Oral en lo Criminal (TOC) 3 de La Matanza, que lo consideró coautor del delito de "torturas".

Para los jueces Diana Volpicina, Gustavo Navarrine y Liliana Logroño quedó acreditado que el 22 de septiembre de 2008, entre las 11 y las 19, Arruga estuvo alojado en el sector de la cocina del destacamento de Lomas del Mirador, tras haber sido detenido como sospechoso de un robo. Aquel destacamento nunca estuvo habilitado para la detención de personas. Quedó constatado que la policía le ofreció trabajar para él y se negó. Luciano fue torturado a golpes "con un elemento duro o romo" por Torales, mientras otro policía lo sostenía. Los golpes fueron constatados por médicos del hospital de San Justo. A partir de entonces fue interceptado varias veces en la calle por la policía hasta su desaparición. 

Actualmente, la causa que desde 2017 tramita en el Juzgado Federal 1 de Morón por "desaparición forzada de persona" no tuvo mayores avances. Para el Estado, la causa de tortura por la que fue condenado Torales a diez años de prisión (cuya condena se cumpliría en 2025) no está conectado con la causa del asesinato de Luciano, la cual no ha tenido avances desde hace mucho tiempo. Familiares y amigos continúan buscando que se establezca justicia para un caso paradigmático del modus operandi de la represión policial.