Sigue cosechando grandes elogios la muestra que, hasta fines de abril, presenta el Musée des Arts Décoratifs parisino, enteramente dedicada a la sobresaliente modista holandesa Iris van Herpen. Esculpiendo los sentidos lleva por título la exposición que recorre la carrera de esta mujer rompedora que, con apenas 39 años, ha creado un universo personal, fascinante, extraño, suprimiendo las fronteras entre arte y moda. “Mis prendas son para mujeres que buscan una expresión intelectual que va más allá de la belleza”, asegura quien lleva más de diez años paseando sus piezas en las pasarelas de la Semana de la Alta Costura parisina, elegida por Björk, Tilda Swinton, Lady Gaga y Grimes, por citar algunos nombres célebres. Ahora exhibe un centenar de sus confecciones en la citada galería francesa que, en palabras de la propia autora, “transmiten la idea de metamorfosis, una noción que atraviesa todo mi trabajo con el cuerpo humano”.
“Iris van Herpen es una de las diseñadoras de alta costura más brillantes de su generación, y esta magistral exposición la sitúa a la vanguardia de las vanguardias”, pondera la prensa gala, que coincide en calificarla de visionaria al repasar sus piezas, muchas inspiradas en la naturaleza: algunas recuerdan al hielo, otras a corales y a fósiles, al mundo acuático o, por qué no, al cosmos. Sobre sus obras, ella misma -que suele colaborar con científicos y artistas de distintas ramas- confirma que “pueden conectarse con distintos ámbitos de la vida; estar relacionadas con la ciencia, con la biología, con la arquitectura…”. Desde sus orígenes, dicho sea de paso…
Para Chemical Crows, su primera gran colección, completamente producida a mano, Iris se inspiró en los cuervos, pájaro con gran carga simbólica que le fascina desde pequeña, mientras que, para Micro, observó el universo paralelo de los microorganismos. Otras series tempranas son Refinery Smoke, basada en la inquietante e indeterminada belleza de los gases industriales, y Radiotion Invasion, donde toma la energía radiante de dispositivos electrónicos como musa, con sus rayos y patrones ondulantes. Entre lo más reciente, Architectonics, que alude al diseño biónico y las ciudades acuáticas del mañana.
Nacida en el pequeño pueblo de Wamel, al sur de Ámsterdam, y formada con el diseñador Alexander McQueen y la artista textil Claudy Jongstra, Iris van Herpen fundó la maison que lleva su nombre en 2007. Tres años más tarde, en 2010, acontece uno de los principales hitos de su trayectoria: en colaboración con el arquitecto Daniel Widrig, presenta el primer vestido de alta costura realizado íntegramente en impresión 3D, de su colección Crystallization -que refiere a las propiedades del agua en sus distintos estados-. Esta hazaña tecnológica ejemplifica de mil maravillas por qué la costurera -conocida por transgredir los códigos de la indumentaria convencional- es tenida como pionera en el uso de nuevas tecnologías al momento de crear prendas donde converge el dominio de las técnicas tradicionales con la originalidad de la innovación futurista. Famosa por sus ganas de experimentar y por favorecer métodos de fabricación eco-responsables, también ha ido desarrollando nuevos tejidos mezclando -por caso- acero y seda, hierro y resina, además de incorporar materiales atípicos a sus prendas -como imanes o varillas de paraguas-.
En el catálogo de esta muestra curada por la arquitecta e historiadora del diseño Cloé Pitiot, se advierte que “con sus manos y máquinas, ella confecciona mucho más que vestidos: cuestiona con filosofía y poesía, también con compromiso, una modernidad atrapada en sus paradojas, sofocada por las crisis climáticas y sociales. Cada temporada, sus colecciones refieren a temas singulares y sensibles: el agua, el aire, la ingravidez, la metamorfosis, la hibridación, los sueños lúdicos, la sinestesia, el alma”. Todo esto, atendiendo especialmente a la fluidez de movimiento, que la ropa siente bien al cuerpo, aspecto que preocupa a la diseñadora; acorde a la crítica especializada, por haber practicado intensamente danza clásica y contemporánea desde chica. Haber crecido rodeada de naturaleza, en armonía con el mundo vivo, también suele señalarse como una influencia clara en sus colecciones.
Con sus esculturas ponibles, “Iris van Herpen nos lleva a mundos submarinos y también a las estrellas. Nos hace soñar”, declara con sumo entusiasmo Christine Macel, directora del Musée des Arts Décoratifs, a partir de la muestra. Asimismo, dice sin el menor atisbo de duda que la modista tendrá su propio capítulo en la historia de la moda con su universo fuerte y personal, que no admite imitadores. La mencionada Pitiot no solo concuerda: agradece las exploraciones textiles de esta artista, “reflexivas y líricas, que abordan tensión y fluidez, elegancia y complejidad”, que entiende como mucho más que prendas: las considera micro-arquitecturas en movimiento que reinventan la forma de habitar la ropa.