"La filosofía y el posicionamiento político que tenemos es que la salud es un derecho y el medicamento es un bien social. Partimos conceptualmente de esa base, y creemos que el Estado puede y debe dar una respuesta a la necesidad que tiene la población de acceder a los medicamentos, porque no son un bien de uso comercial, sino que tienen que ver con el acceso a un derecho importante e imprescindible".
Quien habla con Buenos Aires/12 es Mauricio Erben, decano de la Facultad de Ciencias Exactas de la Universidad Nacional de La Plata. Con esas palabras, el químico explica el eje sobre el cual la UNLP pensó la construcción de una planta productora de medicamentos, que comenzará a materializarse en los próximos meses y que elaborará 12 millones de comprimidos por mes de 10 fármacos diferentes.
"Decidimos aprovechar el conocimiento que tenemos en nuestras universidades y en nuestros laboratorios de investigación", explica Erben, que resalta la importancia de este avance en un contexto donde "el rol científico y el conocimiento en general están puestos en tela de juicio".
Con el fin de volcar el conocimiento científico y ponerlo a disposición de la comunidad para la producción pública de medicamentos, las autoridades de la casa de estudios de la capital bonaerense anunciaron que la nueva planta estará destinada a la fabricación de medicamentos no estériles bajo las formas farmacéuticas sólidas, que son los comprimidos, las cápsulas rígidas y las suspensiones extemporáneas, entre otros.
Luego de reunirse con el vicepresidente del Área Académica de la UNLP Fernando Tauber, con quien analizaron los detalles técnicos que requiere las características de la futura planta, Erben explica a este diario que buscan "cubrir los medicamentos más demandados, como antidiabéticos, hipertensivos y antifebriles", y que la definición gruesa fue "apostar a una planta que realice comprimidos sólidos, o sea no estériles", y no ir hacia formulaciones medicinales más complejas como jarabes, ya que "las características de las plantas para la producción de estériles, como un suero o inyectables, conllevan otro tipo de seguridades biomédicas a la hora de diseñarlos".
La planta
La planta productora de medicamentos tendrá una superficie de 1500 metros cuadrados y la secretaría de Planeamiento, Obras y Servicios de la UNLP ya trabaja junto a la Administración Nacional de Medicamentos, Alimentos y Tecnología (ANMAT) para garantizar que la planta cumpla con los estándares de calidad en las etapas de producción, control y de logística.
Ante la consulta de este diario, el decano de la facultad de Ciencias Exactas de La Plata aclara que "todavía resta definir" el destino del medicamento una vez producidos, ya que "la demanda concreta dependerá de la coordinación con el sistema de salud". "No pretendemos ni tenemos la escala para reemplazar a los medicamentos que se produce en la provincia de Buenos Aires, será una tarea coordinada con los efectores de salud", explica Erben.
La construcción de la planta productora de medicamentos está prevista en diversas etapas, y los responsables se encuentran diseñando los pliegos para la licitación del primer plano y el comienzo de la estructura, mientras que las autoridades de la casa de estudios platense analizan la cotización de las maquinarias.
Erben aclara que la obra civil, los aspectos técnicos de los planos, el tratamientos de aires, la parte eléctrica, el tratamiento de residuos, y la incorporación de un laboratorio analítico están definidos, pero que "aún no se tienen los costos totales porque en este momento es muy dificil hablar de números".
En cuanto al presupuesto que tendrá la planta productora una vez construida, el decano explica: "La UNLP viene trabajando en la producción en varios andariveles. El modelo que seguiremos es el que se lleva adelante en la planta de producción de alimentos, que se financia con fondos propios de la universidad, pero también con convenios con organismos que son los adoptantes de esa producción".
Unidad de Producción de Medicamentos
La obra estará vinculada a la actual Unidad de Producción de Medicamentos (UPM) de la Facultad de Ciencias Exactas, cuya actividad principal es el desarrollo de medicamentos que luego son transferidos a escala productiva industrial. Erben señala que se trata de "una parte muy importante del proceso productivo, que es pasar del laboratorio a la mediana escala y llevar el proceso optimizado a los laboratorios de producción", y que responde a la "búsqueda de aportar a la producción pública de medicamentos".
¿Por qué en la Facultad de Ciencias Exactas? Fue una pregunta recurrente luego del anuncio. El decano explica a este diario que, dentro de las carreras de grado que se dictan en calle 50 y 115, se encuentran las carreras de Farmacia, Bioquímica y Biotecnología, y que "hay otras universidades de Exactas que no tienen carreras relacionadas con la salud". "En nuestra facultad tenemos esas carreras desde los comienzos mismos de la UNLP, hace mas de 100 años, por lo que los antecedentes de la producción pública de medicamentos son de larga data en nuestra facultad", aclara.
La idea de producción pública como proyecto de extensión universitaria tomó mucha más fuerzas en los años noventa, "para dar respuesta a las necesidades básicas insatisfechas de la población, aprovechando el conocimiento que tenemos como universidad pública, no sólo el que se dicta en ésas carreras, sino una enorme cantidad de laboratorios y grupos de investigación que trabajaban y trabajan en nuestra facultad", según Erben.
El decano subraya que ese proyecto de extensión se formalizó con el UPM, que tuvo "un rol muy importante" en 2016, cuando hubo una crisis de medicamentos para la tuberculosis y la casa de estudios de la capital bonaerense transfirió su procedimiento al laboratorio público de la provincia de Río Negro.
Durante el último tiempo han firmado convenios con el laboratorio público de la Provincia de Buenos Aires, trabajan en el desarrollo del gliclazida, que es el medicamento de diabetes, y junto a la cartera sanitaria bonaerense desarrollan misoprostol. Elaboran producciones magistrales, vaselina azufrada para escabiosis, alcohol en gel y repelentes.
Además, formulan dosis pediátricas para tratar HIV. "Como el HIV casi no se transmite de madre a hijo, para las empresas deja de ser rentable la producción de jarabes pediátricos para HIV, por lo que ése aporte es apuntar a un lugar donde al mercado no le interesa, porque no hay ganancia", apunta el decano de la facultad.
La UPM está incorporada a la Agencia Nacional de Laboratorios Públicos (ANLAP), una entidad que fue creada por ley y de manera unánime en 2015, y que "lamentablemente fue uno de los organismos autárquicos que el gobierno de Milei, mediante el DNU 70, cerró", dice el decano.
Erben define a la medida como "muy lamentablemente", ya que ANLAP "fue parte de una larga lucha de los laboratorios de producción pública de medicamentos, que tiene que ver con laboratorios provinciales, municipales y universitarios, o mismo de las fuerzas armadas". "Todos desarrollaron un enorme desarrollo y un muy importante aporte de las unidades públicas a la producción de los medicamentos", se lamenta.
Erben, que continuará como decano de la facultad de Ciencias Exactas hasta 2026, nació en Entre Ríos. Al finalizar la escuela secundaria, se mudó a la capital de la provincia de Buenos Aires, se recibió de licenciado en Química y logró un doctorado en Química Inorgánica. Además de desempeñarse como profesor de la UNLP, Erben es investigador del Conicet en ése área. "Vengo del interior, de una familia de primera generación universitaria, y soy de la idea de la universidad pública como fuente de acceso a un derecho humano, que es el conocimiento, la formación y el aprendizaje, por lo que siento un agradecimiento enorme", detalla.
Dice que no le gustar usar la palabra "privilegiado", porque "no debería ser un privilegio el uso de los derechos", pero aclara que "para eso debe ser universal". "Y por eso defiendo tanto a la educación pública en nuestro país", dice en tiempos en que todos esos derechos se ponen en jaque.
"En tiempos donde el país parece ir a contramano, y ante el avasallamiento que nos quiere poner como ñoquis del Estado o que no somos productivos, debemos demostrar que el sistema científico y tecnológico es un bien que pertenece a la sociedad, y que no lo podemos privatizar", asegura. Y sentencia: "Vivimos en una sociedad llena de inconvenientes y desde la ciencia se hacen aportes muy importantes para dar soluciones, por lo que es significativo el rol de las universidades y del Estado".