"El analista no sabe lo que dice pero debe saber lo que hace” J.L.

¿Interpretación? O intervenciones, qué clase de intervenciones sobre los hábitos que recién se están modelando. Hábitos producto de las identificaciones, pero hábitos también producto del cuerpo gozado por el Otro, primera forma de sentir el cuerpo, y por las incursiones de goce del propio sujeto.

Cuerpo y significante que modelan al parlêtre, o mejor goce y significante. Hábito y significante. Ética y pulsión. Sabemos del juego de palabras que hace Lacan en la “Ética…”, ethos = hábito, lo que se va sedimentando en el cuerpo, lo va marcando, dejando señalizaciones, balizas de goce, resultado del hábito. El hábito hace al monje, el hábito hace al cuerpo que se esconde debajo de las vestiduras.

La pulsión es hábito, circuito pulsional recorrido una y otra vez.

El niño está en el marco del Edipo. ¿Qué Edipo en el Siglo XXI? Un Edipo desestructurado. Un Edipo con un padre ya sin la autoridad de otrora, un padre muchas veces materno, y aunque se conserve en algún raro hogar un Edipo clásico, lo circundante deshabilita, tuerce, resta esa autoridad, desbanca el lugar, desarticula desde afuera, o en su defecto produce un niño fuera de época, extraño aún a sus congéneres.

En la última clase de El lugar y el lazo, Miller decreta sin apelación el fin de un estructuralismo en el que Lacan los primeros años montó su teoría. Las estructuras que se creían inconmovibles cambian. O mejor “La estructura es un semblante”, no es más “que una construcción”. De allí la “relatividad histórica de las estructuras.” “El carácter artificial de las construcciones que se suceden en la historia.” El Edipo también. Lo constante es el cambio. “La estructura aparece también como una elucubración.”

La consecuencia es la distinción entre el inconsciente como elucubración teórica de Freud y el inconsciente en el nivel de lo real. O sea el inconsciente que no puede aprehenderse más que en la equivocación. 

En la equivocación fuera de sentido. De manera que la interpretación hoy día la entiendo como una interpretación, no del equívoco, sino ella misma equívoco, fuera de sentido.

Y con esto llegamos al final, que en “psicoanálisis la lógica es menos determinante que la poesía”. Es más determinante el sentido doble del significante, el sentido propio y sentido figurado, sentido lexical y sentido contextual, “Es lo que la poesía explota para ejercer ‘violencia’, como dice Lacan, sobre ese ‘uso’ común de la lengua.”

En la interpretación se trata de “resolver en los hechos” mediante la práctica de la poesía, de la letra que impacte en el cuerpo, del parlêtre. Del parlaser pero también del parlaletra y por qué no, del parlaotro. Del despertar, como finalidad lógica de la experiencia, a no hay despertar definitivo. Sólo el despertar fugaz, del doble sentido.

Lucas: Todo el día con la compu, sin querer salir a jugar o estar con los chicos de la cuadra, según la madre. El padre ACV postrado en Institución. Separarlo de qué objeto, ¿de la compu? La compu no es acaso su “cumpa”, ese otro que parece faltar por todos lados. ¿Un sueño imposible?

 

*Presentado en Rosario, 07/11/14 en la Jornada “La interpretación del niño y el púber en el siglo XXI” en Escuela de Orientación Lacaniana (EOL) Sección Rosario. El autor es el coordinador de la página de Psicología de Rosario/12