El “acá no ganó Milei” que Axel Kicillof le dijo al peronismo de la provincia de Buenos Aires a fines de diciembre del 2023 es un eje conductor para el gobernador. La ciencia no es la excepción, y así lo demuestra la Comisión de Investigaciones Científicas (CIC), el organismo que se ocupa del desarrollo y financiamiento de proyectos de investigación para “la solución de los problemas que tiene el sector productivo bonaerense”.
“El modelo del Gobierno Nacional propone que no haya industria, si no hay industria no es necesario un sistema científico”, señala Alejandro Villar, titular del organismo que depende del Ministerio de Producción, Ciencia e Innovación liderado por Augusto Costa. Desde su lectura, hay una “profunda ignorancia” sobre el rol de la ciencia en el desarrollo de un país, pero anclado en una directriz neoliberal que no quiere una Argentina que produzca.
A horas de una movilización por parte de investigadores del CONICET donde entregaron más de 10 mil firmas contra el desfinanciamiento que atraviesa el organismo nacional, quien dirige la entidad bonaerense que impulsa la innvocación tecnológica es claro: “Si el Estado no invierte, hay ámbitos donde el sector privado no lo va hacer".
Villar hace hincapié en un análisis comparativo que resuena en muchas voces opositoras a Javier Milei y es el retorno a los años noventa. “Esto ya lo padecimos con el menemismo, donde los investigadores se van, donde perdes científicos con veinte años de formación en las universidades públicas para que el conocimiento que adquirieron se desarrolle en otro país”, explica.
Al respecto, destaca que el sistema científico argentino es reconocido en todo el mundo, al punto de que “si un científico argentino tira un currículum lo contratan de cualquier parte”. Por eso lamenta la coyuntura actual, donde los becarios expresan en los centros de investigación la voluntad de aceptar ofertas del exterior.
“El gobierno de Milei te habla de que el mercado va resolver la situación, pero eso significa que si nadie quiere o puede investigar se comprará el conocimiento de afuera, pagando en dólares el desarrollo tecnológico de otros países”, puntualiza Villar.
Nación versus Provincia
Esta mirada nacional, sostiene, es antagónica en la provincia. Cuenta que hace dos años se tomó la decisión de reorientar los esfuerzos de la CIC y se pasó de una estructura que abarcaba muchos estudios hacia un esquema de seis ejes para focalizar la investigación en las problemáticas puntuales del territorio bonaerense.
“Uno puede decir que hay una ciencia básica que busca entender cómo funciona el mundo, pero hay una más aplicada que busca resolver problemas”, señala el funcionario para delimitar la línea de trabajo que tiene la CIC.
A esto lo complementa con una mirada que consensuada con el ministro Costa bajo la instrucción de Kicillof: la particularidad de los problemas bonaerenses. “Se trata de ir sobre lo que necesitan las PyMEs de la provincia, que no es lo mismo que las PyMEs de Alemania”, indica Villar.
Micropropagación de cultivos estratégicos en fuerte relación con el Ministerio de Desarrollo Agrario, Maquinaria agrícola y transformación digital, Cannabis medicinal y cáñamo industrial, Eficiencia energética, Desarrollo territorial e Inteligencia Artificial componen el sexteto sobre el que trabajan 256 investigadoras e investigadores en los más de cien centros con los que cuenta el organismo.
“Somos la única entidad subnacional que cuenta con la posibilidad de brindar la carrera de investigador”, remarca Villar. Y agrega que también integran la Comisión, además de los investigadores, 216 trabajadores que componen el personal de apoyo, 219 becarios, y un tejido de vínculos con universidades nacionales para promover doctorados y un programa de entrenamiento para investigadores que estén cursando su último año de la facultad.
Toda esta labor iniciada en 2022 conllevó la organización de una instancia que desde la CIC denominaron Jornadas I+D (Innovación más Desarrollo). En Pigüé, Azul, Junín, Quilmes, Hurlingham y otros distritos, la Comisión llevó adelante encuentros con la comunidad científica, educativa y productiva para detectar cuáles eran las líneas de acción que debían establecerse en materia de investigación.
Así surgieron los ejes, la conformación de la red de científicos e investigadores, y la posibilidad de que hoy haya 16 proyectos seleccionados y financiados. Entre ellos, un trabajo titulado Estudio de eficacia y seguridad de cannabis con epilepsia refractaria, en conjunto con el Conicet y el Hospital El Cruce de Florencio Varela.
También hay trabajos sobre eficiencia energética enmarcados en el desarrollo de tecnologías sobre hidrógeno verde así como de nuevos materiales para baterías de litio, ambos en labor mancomunada con la Facultad Regional de La Plata de la UTN. Otros dos proyectos están enlazados a notas que este diario publicó en las últimas semanas.
Por un lado, el proyecto titulado “Desarrollo de una plataforma de micropropagación de especies forestales de interés para el Noroeste de la Provincia de Buenos Aires”, que va de la mano de la tecnología que adoptó y relató el ministro de Desarrollo Agrario, Javier Rodríguez, en relación con el valor de recuperar cultivos que se pierden y de los que muchas veces no quedan resguardos, como el tomate platense.
El otro caso se asocia a la conversación que Buenos Aires/12 tuvo con Hernán Zubeldía, titular de Maquinarias Agrícolas de la provincia de Buenos Aires (MAGRIB). El dirigente contó las dificultades que el sector puede atravesar si se liberan las importaciones y explicó el valor que tiene el Estado para evitar la monopolización de la tecnología y el conocimiento por parte de las grandes empresas que luego no venden ese insumo.
En estos momentos, la CIC financia dos trabajos vinculados al aporte de herramientas bajo la premisa del “desarrollo de tecnologías para la agricultura de precisión y la gestión de datos en el campo”.
El valor de las Ciencias Sociales
Villar no deja escapar del análisis el campo del cual forma parte: las Ciencias Sociales. Ante la consulta de este medio, el funcionario explica que el eje Desarrollo territorial apunta a, precisamente, “ver cómo trabajar en los territorios para articular el sector productivo con sector científico para resolver problemas de desarrollo económico, social y de cuidado ambiental”.
Tampoco esquiva la bala sobre muchas observaciones y críticas que se le hace a las investigaciones sociales. Villar tiene una postura al respecto: “Les molesta porque indagan con un criterio crítico los fenómenos que quieren ocultar, y ponerlas en ridículo tiene como objetivo que los científicos no hagan preguntas”.
“Me acuerdo que durante la presidencia de Mauricio Macri hubo una especie de burla a una investigación sobre la investigación que se hizo sobre la revista Billiken, cuando hacerlo implica estudiar la forma en que se genera la opinión pública desde la escuela y a los chicos”, advierte como un ejemplo cercano.
En esta coyuntura de un amplio discurso economicista de las soluciones a los problemas sociales, y con un presidente economista, Villar marca que la “discusión pasa por donde pones a la ciencia económica”. “No hay leyes de la economía como la ley de gravedad, porque intervienen procesos históricos, fenómenos políticos y de poder que explican el funcionamiento social”, señala. Por eso se para en la vereda opuesta a Milei y afirma que no existe el mercado perfecto y “la economía es una actividad social”.