El Presidente de la Nación, Javier Milei, está inmerso en un roadshow con empresarios internacionales para colocar empresas estatales que serán privatizadas si se aprueba la Ley Ómnibus. Algunos, rápidos de reflejos, ya le mostraron interés: según supo PáginaI12, en la charla virtual que mantuvo el mandatario con Lawrence "Larry" Fink, el ceo del fondo especulativo BlackRock le manifestó su intención de comprar empresas del Estado argentino. En su comunicación oficial, el Gobierno disfrazó el pedido con eufemismo y puntualizó que, en mayo, Fink visitará Argentina para ver "posibles proyectos de inversión". Además, es el propio Milei el que lleva esa agenda de privatizaciones a cada una de las reuniones con hombres de negocios.
En el Ejecutivo entienden que para esa fecha, cuando llegue Fink, ya estará definido qué empresas del Estado irán a remate. Del mismo tema Milei habló con el titular de Tinder, Sean Rad, quien también prometió desembarcar en territorio nacional. Los más picantes en el Gobierno se animaron a decir que hay que leer políticamente el asunto
Esta especie de ronda de negocios de Milei por empresas públicas incluye, naturalmente, a Elon Musk, el titular de Tesla y la red social X, que en el país busca negocios en materia de tecnología y comunicaciones. Fue el propio Presidente el que públicamente, en la apertura de sesiones legislativas, avisó sobre su interés en que Musk desembarque en el país con su firma de telecomunicaciones Starlink, una especie de Caballo de Troya para que Musk entrar a pelear por las privatizables.
Dólares frescos
Por toda esta historia es que el Gobierno está apurado en buscar alianzas firmes para que, en la votación en particular en el Parlamento, no se caiga el artículo de remate de compañías del Estado. En ese contexto, están cediendo en la listas de 41 firmas, pero tratando de que queden al menos 30 en situación de venta.
Un dato importante en este contexto: al caerse el paquete fiscal, la moratoria y el blanqueo en la Ley Ómnibus, una de las pocas fuentes de financiamiento en dólares grandes que le quedan a Milei es la privatización de empresas del Estado. El tema es delicado, pero central para el futuro político de su gobierno. Como Carlos Menem en los 90, esos negociados se disponen con fines netamente económicos.
El detalle de la reunión con Fink que dio el Gobierno agrega que hablaron con Milei del "panorama actual y futuro de la Argentina", y allí el ceo estadounidense "manifestó su interés por evaluar in situ oportunidades de inversión en infraestructura en el país, lo cual augura un impulso al desarrollo económico del país". Los que vieron esa declaración, a pesar de que Fink no lo mencionó en la reunión con Milei, apuntaron que le interesan firmas de servicios y tecnología. El dato se comprobará cuando el ceo de BlackRock llegue al país.
Milei nada con un tiburón blanco
Para la lógica del Presidente de la Nación, la reunión con Fink es un avance para el país. En realidad, Fink tiene una forma de hacer negocios y política que lo han hecho avanzar con fuerza e influencia sobre los Estados. En su rol de mayor administrador de activos del mundo, tiene una cartera multimillonaria y ha trabajado en tándem con la Reserva Federal de los Estados Unidos para gestionar compra venta de bonos. Un hombre con poder verdadero, que pone el ojo en la economía Argentina al ver que se rifa patrimonio a precio de oferta.
"Si el FMI dice que la economía va a caer 3 puntos y habrá más de 200 por ciento de inflación, ningún empresario va a poner un mango, solo aquellos que estén acostumbrados a negocios de riesgo. Ahí entra Fink", contó a este diario un ceo que conoce bien la historia de BlackRock en el país, fondo que durante la era Macri se hizo dueño de parte de la deuda del Estado Nacional.
Accionista de empresas
En Argentina, el fondo BlackRock tiene además interesantes participaciones accionarias en compañías privadas de diferentes rubros. Uno de los casos es Newco, una de las empresas que explotan litio en el país.
Asimismo, es dueño de casi un 6 por ciento de la petrolera YPF. Entró en la firma de bandera, no casualmente, en los años 90, cuando la empresa se vendió a la española Repsol bajo el gobierno de Carlos Menem.
El fondo de Fink tiene, además, una pata fuerte en la economía real: mantiene posiciones accionarias en casi todas las firmas grandes del país, nacionales e internacionales, como Tenaris, Banco Galicia, Macro, Telecom, Pampa Energía, Mc Donalds, y la Mercado Libre, de Marcos Galperín.