Desde San Salvador
El presidente de El Salvador, Nayib Bukele, quien se ha convertido en un modelo para políticos de ultraderecha en América Latina por las medidas de seguridad en contra de las pandillas, busca este domingo un segundo mandato, con un Estado cooptado y en medio de un régimen de excepción.
Bukele es un publicista de 42 años que llegó a la presidencia en 2019. Dos años más tarde, su partido Nuevas Ideas obtuvo la mayoría de diputados en la Asamblea Legislativa, lo que le permitió destituir al Tribunal Constitucional, al Fiscal General y cambiar las reglas electorales que regían hasta meses antes de las elecciones.
Una encuesta publicada el 16 de enero pasado por el Centro de Estudios Ciudadanos de la Universidad Francisco Gavidia dice que el 77 % de los salvadoreños apoya su reelección.
La narrativa de Bukele ha estado encaminada a lograr cinco años más en el cargo a partir su protagonismo en las redes sociales, como Tik Tok y X, tomando como base el tema de la seguridad y sus continuos ataques a opositores, a la prensa y a las organizaciones de derechos humanos.
Desafío a la Constitución
La Constitución salvadoreña, vigente desde 1983, prohíbe en seis artículos la reelección inmediata de presidentes. Sin embargo, Bukele fue habilitado por la justicial electoral para competir por un segundo mandato a través de una resolución emitida en septiembre de 2021 por la Sala de lo Constitucional impuesta por el bloque oficialista seis meses antes; y gracias al aval del Tribunal Supremo Electoral. Compite contra otros cinco contrincantes: Manuel Flores (FMLN), Joel Sánchez (Arena), Luis Parada (Nuestro Tiempo), José Renderos (Fuerza Solidaria) y Mariana Murillo (Fraternidad Patriota Salvadoreña).
“Solo la oposición y los que están enojados con él son los que dicen que es inconstitucional (la reelección)”, dice a Página 12, Ernesto Castro, el presidente de la Asamblea Legislativa y uno de los brazos fuertes de Bukele, en medio de un grupo de youtubers que cubren la sesión legislativa y atacan en sus enlaces en vivo a los periodistas que hacen su trabajo.
Este domingo los salvadoreños también eligen a diputados, pero con un nuevo sistema electoral. El Congreso oficialista redujo de 80 a 60 las diputaciones nacionales y del sistema “Hare”, en el cual las diputaciones se obtienen por porcentaje devotos pasó al “D’Hondt, usado en Argentina para elegir a Diputados por listas. Este sistema es conocido por favorecer a partidos políticos grandes, como Nuevas Ideas que, actualmente, cuenta con 55 diputados. Con las reformas, necesita solo 21 escaños para tener una mayoría simple en la Asamblea Legislativa.
De la guerra al régimen
El Salvador vivió 12 años de conflictoarmado entre guerrillas de izquierda y gobiernos conservadores apoyados por Estados Unidos. En 1992 firmó los Acuerdos de Paz, que el actual gobierno deslegitima, pero que marcaron el inicio de la democracia. En la posguerra, el país centroamericano atravesó olas de violencia a causa de las pandillas y llegó a convertirse en uno de los más homicidas del mundo.
El último fin de semana de marzo de 2022, a causa de un repunte de 87 homicidios cometidos por las pandillas, los diputados afines a Bukele decretaron un régimen de excepción prorrogado hasta la fecha y bajo el cual han sido detenidos 76 mil salvadoreños. De ellos, siete mil han sido liberados condicionalmente y más de 200 han muerto en las cárceles. No todos los detenidos, a juicio de las organizaciones de derechos humanos, son pandilleros.
Así, El Salvador se ha convertido en el país con la mayor población carcelaria a nivel mundial, con 1,600 personas detenidas por cada 100 mil habitantes, según el último reporte que las organizaciones presentaron en octubre de 2023. Todas estas cifras son recopiladas a partir de declaraciones de funcionarios públicos, ya que el gobierno no brinda datos oficiales sobre las detenciones.
Reformas
El régimen también ha conllevado a reformas penales: legaliza las detenciones a cargo de la policía y los militares sin órdenes de captura ni investigación, aprueba el juzgamiento de jueces sin rostro, extiende las detenciones provisionales a más de dos años y castiga con cárcel a medios de comunicación que reproduzcan mensajes de pandillas.
En una nota publicada por el periódico The New York Times este sábado, el vicepresidente y candidato al mismo cargo, Félix Ullua, defendió el régimen de excepción y dijo que no están desmantelando la democracia, sino que la “están eliminando”.
Después de la firma de la paz, es la primera vez que El Salvador realiza elecciones en medio de una suspensión de derechos constitucionales, con ciudades militarizadas y con un candidato que busca la reelección.
Gabriela Santos, directora del Instituto de Derechos Humanos de la Universidad Centroamericana José Simeón Cañas (UCA), asegura que esta es una situación anómala que se ha normalizado.
“La situación en El Salvador es realmente alarmante, porque estamos en un contexto de concentración absoluta del poder, lo que implica que no hay ningún tipo de garantías, separación de poderes, controles, y esto hace que todo el contexto esté permeado: ante una situación determinada no hay ente al que recurrir, porque no hay una institución independiente o imparcial”, señala Santos.
La prensa bajo ataque
Durante la gestión de Bukele, la prensa independiente ha revelado negociaciones del gobierno con las tres principales pandillas a cambio de la reducción de los homicidios, casos de corrupción de funcionarios y también la violación sistemática a derechos humanos. Esto le ha valido a los periodistas ser los principales blancos de ataque del oficialismo.
“Todos esos medios, financiados por Open Society (la fundación del magnate húngaro-estadounidense George Soros), que están sacando esos ‘reportajes’, coordinados para salir justo en la semana antes de las elecciones; solo demuestran que esos supuestos ‘periodistas’ no son más que activistas políticos. Cualquiera con 3 dedos de frente lo puede ver”, publicó Bukele en X, el pasado 1 de febrero, en relación a investigaciones de tres medios sobre casos de corrupción que salpican a exfuncionarios y diputados de su partido.
“A medios nacionales, Nayib no ha dado ninguna entrevista y a medios internacionales solo le ha dado a una cadena, FOX. Principalmente, su nicho de entrevistas es con youtubers e influencers, no a periodistas”, enfatiza Angélica Cárcamo, la presidenta de la Asociación de Periodistas de El Salvador (APES).
En 2023, la APES documentó 311 agresiones a periodistas, entre las que destacan intimidaciones, calumnias, retenciones de periodistas cuando ejercían su trabajo y la detención arbitraria de dos familiares de periodistas. Los principales atacantes son los diputados afines a Bukele; soldados, policías y medios estatales.