La cacería de las fuerzas de seguridad durante las jornadas de debate sobre la Ley Ómnibus no se ciñeron a las manifestaciones que se llevaron a cabo frente al Congreso y en algunas plazas de las principales ciudades del país, en donde cosecharon decenas de derenciones y más de 70 heridos --más de la mitad son periodistas y reporteros gráficos--. Los efectivos salieron a “levantar” gente por las calles con prácticas dignas de la última dictadura cívico militar. Así lo grafica en su relato una joven que fue perseguida por una manada de policías y retenida junto a otres chiques durante horas por un grupo de policías en la puerta de la redacción de Página/12, ubicada en Callao y Perón.
Lo denunciado por la fotógrafa no fue un caso aislado. Dina Sánchez, secretaria general adjunta de la UTEP, publicó en redes algo similar sufrido por un miembro de la organización, Santiago Paco y otros jóvenes a quienes la Policía mantuvo esposados en la puerta de un edificio. “No les permiten gritar sus nombres”, denunció el viernes por la noche.
La misma noche, la fotógrafa volvía de la cobertura de las manifestaciones frente al Congreso por el tratamiento de la Ley ómnibus. Caminaba por Callao y al llegar a Sarmiento vio “un episodio de detención por parte de la Policía que venía de las dos manos de la avenida”, así que decidió registrarlo con su celular.
“Me cubrí la boca para protegerme de los posibles gases. Al verme con la boca tapada un policía me bajo la remera con sus manos y ahí retrocedí. Crucé la calle para buscar un lugar seguro y me increparon tres policías armados agarrandome del cuello y llevándome a la calle Perón, donde me revisaron la mochila y me pidieron documentos, aislándome durante tres horas sin poder avisarle a nadie donde estaba y tapada y ocultada por el cordón policial junto a los pibes detenidos”, relató. También contó que un periodista de este diario se acercó y llamó a sus contactos para avisar de lo ocurrido.
Antes de ser detenida, la fotógrafa pudo registrar cómo entre grupos de dos y tres policías, la fuerza corría, agarraba e inmovilizaba en el piso a tres jóvenes. “Llamen a mi vieja, por favor, socorro”, se escucha decir a uno de ellos, bajo las rodillas y los codos de los efectivos, que según contó la fotógrafa, en ningún momento se identificaron.
La policía les sacó fotos contra la pared, de frente y perfil, y se burlaban de ella y los otros detenidos, a quienes mantuvieron retenidos en la esquina de Perón y Callao hasta ser liberados, cerca de las 3 de la madrugada.