"No faltarán los éxitos de siempre. Haré un repaso de todos mis discos, cantaré popurrís de mis featuring, y actualizaremos el repertorio", advierte Akapellah, con tono tentador, sobre su vuelta a Buenos Aires. A un año de su última aparición en los escenarios porteños, el rapero venezolano se presentará este domingo en Groove, mientras afina detalles del álbum que publicará en abril.
El 18 de enero salió Ni con money: corte promocional que tiene de invitado a su colega cubano Al2 El Aldeano. "Es prácticamente un disco de puras colaboraciones con artistas a los que admiro bastante", le adelanta al NO. "Algunos de ellos son mayores, y con más trayectoria. Antes de lanzar el single con Aldo (El Aldeano), a fines de 2023 sacamos uno con Nach".
Con cada idea que pone a circular mediante su álter ego, Pedro Elías Aquino redobla la apuesta artística y estética. Y para muestra están los dos discos que firmó en 2023. En mayo fue 16 millas, en el que unió fuerzas con el rapero español Prok (conocido gracias al dúo que lleva adelante con su hermano Ayax). "Si bien es de los dos, la producción ejecutiva, la general y la dirección de los videos fue de Prok", concede Akapellah.
"Prok es un artista talentoso. De hecho, dentro de poco se va a estrenar en Netflix su primera película. 16 millas es más bien un EP, con canciones bien cañeras, dedicadas al público del rap más hardcore. Hicimos una gira por Estados Unidos, y ahora falta la segunda parte, en España", desarrolla.
Un mes antes, el rapero nacido de la ciudad de Maracay, en 1991, publicó un disco más experimental e incluso oscuro: Xtassy, con un título que tributa al productor musical dominicano fallecido en febrero de 2022, quien también trabajó con Don Omar, Pitbull y Romeo Santos, entre otros. "La pandemia me encontró conviviendo con él y con otros amigos, y hacíamos música para distraernos. Cuando Xtassy falleció, mi manera de homenajearlo fue recopilar mucha de la música que hicimos juntos. Mi último compromiso con el pana era que la gente escuchara la música que creamos."
- Xtassy es una nueva muestra de que el Caribe no siempre es un lugar alegre.
- Somos alegres, de orilla de playa y de acento jocoso. Pero tenemos una historia peculiar, porque estamos en una constante lucha. Somos inmigrantes en potencia. Siempre hay un venezolano, un dominicano o un puertorriqueño asentado en algún país. La alegría es la forma de afrontar lo que nos pasa. No es sorpresa que lo caribeño esté de moda en todo el mundo. En Europa y Estados Unidos, todos los chamos están influenciados por nuestra cultura, cuando hace 15 años sus padres tenían otra perspectiva de nosotros. Así no sea rap, cualquier música latina que nos ponga en el mapa me hará sentirme orgulloso.
- Si algo distingue a ese repertorio es la influencia de la música caribeña.
- Entre todos mis placeres culposos, me gusta mucho la música tropical: la salsa, la bachata y el merengue. Y en Xtassy fusionamos todo eso. Los hermanos que participaron en esa producción son estadounidenses, pero de origen dominicano. Mientras que en los dos discos anteriores se siente más la influencia del R&B y del soul.
En el disco figura como invitado YSY A, lo que refleja el vínculo y la admiración de Akapellah por la escena urbana argentina. "Los artistas argentinos con los que estoy en contacto son súper panas. Y pese a que son menores que yo, aprendo mucho de ellos. Llenan estadios, están organizados y son muy grandes en lo que hacen. La admiración es mutua y la relación es muy bonita, porque me siguen tratando con el mismo respeto de cuando los conocí, en 2013 o 2014. Yo seguí el proceso de varios de ellos. YSY es de los más especiales, por supuesto. Duki es otro súper artista. Nos invitó a su último disco, y siempre nos cruzamos no sólo aquí, sino en otros países. Y el que me tiene sorprendido en este momento es Milo J."
El cantante y compositor reconoce que esta relación e identificación no hubiera sucedido sin la ayuda de su compatriota Canserbero. "El mérito de haber abierto puertas y de establecer ese diálogo entre ambas escenas es de Can. Al igual que de Apache y Lil Supa, que fueron los primeros raperos venezolanos que vinieron a Buenos Aires", explica el artífice del hit Como Mario. "Lo mío es una consecuencia generacional. Ellos prepararon el camino y sembraron la semilla. Nosotros disfrutamos de lo que cosecharon. La movida venezolana de hip hop se hizo muy internacional gracias a su aporte. No sólo ayudaron en la conexión, sino también en hacerla entender. No necesitas saber qué significan ciertas palabras venezolanas, porque las pusimos de moda en la calle."
Este reencuentro con el público local se produce a pocos meses de que se reabriera el caso sobre la muerte de Canserbero, cuya definición, amén de limpiar su imagen, tuvo un giro de 180 grados. Aunque tras confesar su asesinato, hace unos días su ex mánager negó su versión de los hechos. "Si voy a emitir una opinión, me encanta tener base y argumento. En este caso, todos manejamos la misma información. No tengo ningún dato extra o específico", aclara Akapellah, establecido en la ciudad colombiana de Medellín. "La noticia tuvo un impacto mediático tan grande que, por supuesto, se tergiversa. Lo que quisiera es que se haga justicia, pero sobre todo que dejen descansar en paz a Can. O que se empezara a hablar más de su legado. Yo, como artista y admirador, prefiero hablar de su música."
- ¿Cómo impactó ese legado en las nuevas generaciones del rap venezolano?
- De pronto tienes a un artista súper moderno y a otro más urbano. Aunque quizá tienes a un chamito al que no le importan las nuevas corrientes musicales, y sólo hace rap. Y quizá defiende una causa y hace rap contestatario. Es brutal ver a un chamo escribir cosas reales, sin adornarse. Existen raperos con una ideología bien afianzada.
- Can era baluarte del rap conciencia. ¿Maracay es el epicentro de esa escena?
- Recuerdo que eso lo discutían mucho. Los que estaban en contra de ese concepto decían que cualquier rap te obligaba a ser consciente de lo que decías. Pero como subgénero, sí nació en Maracay. Los que se embanderaron con eso y lo hicieron real fueron los chicos de Basyco, que era el colectivo de Can y Lil Supa. Ellos se iniciaron ahí. En ese momento, el rap tenía tintes de delincuencia. Hasta que llegaron ellos, que publicitaron con orgullo el lado positivo del rap.