El hombre de los sueños - 6 puntos
Dream Scenario, Estados Unidos, 2023
Dirección y guion: Kristoffer Borgli
Duración: 102 minutos
Intérpretes: Nicolas Cage, Julianne Nicholson, Tim Meadows, Dylan Baker, Lily Bird, Jessica Clement, Michael Cera, Dylan Gelula.
Estreno en salas.
A veces no es bueno pensar tanto, que cada acción dependa de un proceso mental que puede conducir a la parálisis o a la procrastinación, esa palabra tan complicada como útil. Con algo de eso se topa el profesor Paul Matthews cuando su hija menor, una preadolescente, le cuenta un sueño en el que ambos están en el jardín cuando de repente ella empieza a flotar hacia el cielo. Pero cuando le pide ayuda a Paul, este no hace nada. Solo se queda mirando. Para él, que es un hombre inseguro, resulta inevitable no sentir culpa. ¿Acaso su hija cree de forma inconsciente que no es un tipo confiable, que no será capaz de protegerla cuando haga falta?
El hombre de los sueños puede ser una comedia incómoda, pero también un drama cruel, envuelto en ambos casos en el práctico envase del cine fantástico. Porque a partir de ahí Paul empezará a enterarse de que su hija no es la única que sueña con él. Primero es una exnovia, después sus alumnos, la esposa de un amigo al que no ve hace rato y hasta una amiga de estos, a la que ni siquiera conoce. Pronto descubrirá que en todas partes sueñan con él: en su barrio, en su país, en el mundo. Además de su presencia, el único punto en común de todos esos sueños es que en ellos Paul, como en la vida real, nunca hace nada más allá de mirar impávido cada situación.
Aunque dedicado a la enseñanza universitaria, hace años que Paul quiere escribir un libro y aprovecha su repentina popularidad para tratar de avanzar con el proyecto. Pero en el momento en que pasa a la acción, los sueños ajenos cambian y en lugar de no hacer nada, su participación en ellos se vuelve activa. A tal punto, que la percepción que los demás tienen de él también cambia. La idea de entender esta alegoría como una crítica a la cultura de la cancelación resulta interesante, hasta que al director y guionista, el noruego Kristoffer Borgli, se le ocurre decirlo en voz alta.
Desde ahí la película no solo pierde fuerza al convertir en prosaico a aquello que funcionaba bien como metáfora, un crimen de lesa literalidad, sino que da rienda suelta a una veta de crueldad que al comienzo era apenas una insinuación. El hombre de los sueños deviene así en un tour de force cuyo objetivo es ver cuán bajo se puede hacer caer a su protagonista. Que la historia sostenga el interés a pesar de su giro, que va de lo sugerente a lo pedestre, se debe sobre todo a la siempre histriónica labor de Nicolas Cage, encargado de soportar el vía crucis que el guión le impone a Paul. Es su honestidad para abrazarse a cada personaje que acepta representar, sin importar el juicio de los otros (los espectadores, los críticos, la industria), lo que le permite a El hombre de los sueños mantenerse a flote hasta el final.