Si algo afilaron los premios Grammy es su capacidad para sorprender. Y el domingo último lo demostraron. La 66° edición del máximo galardón de la industria musical dejó la vara muy alta, sobre todo en reivindicación, ecuanimidad y emotividad, pero también en performances. Pese a que SZA llegó al Crypto.com Arena de Los Angeles con 9 nominaciones, lo que la convertía en la gran favorita de la noche, el desenlace fue otro. Se alzó en las categorías de Mejor Álbum de R&B Progresivo (gracias al disco SOS), Mejor Actuación de Dúo o Grupo y Mejor Canción R&B, pero no se llevó ninguno de los premios principales. Estos quedaron en manos de las estrellas pop de este siglo. Taylor Swift ganó Álbum del Año” por Midnights, Bllie Eilish triunfó en Canción del Año por “What Was I Made For?” (del film Barbie), y Grabación del Año fue para "Flowers", de Miley Cyrus.

Antes de buscar esa estatuilla (entregada por Mariah Carey), la ex Disney recibió la de Mejor Actuación Pop Solista”, también por “Flowers”. Y fue especial, porque se trató del primer Grammy de su carrera. Su euforia fue tal que, en medio de su actuación, donde interpretó el hit con el que sentó este precedente, improvisó un pasaje en el que dio cuenta de su hazaña. Un rato antes, Dua Lipa se había encargado de levantar el telón de la gala con una intervención en la que cantó su éxito “Houdini”. Acto seguido, el conductor del evento, Trevor Noah, presentó formalmente la ceremonia con un monólogo en el que incluso hizo alusión a Meryl Streep, quien compartió mesa con el productor Mark Ronson, nominado a tres premios (se fue con las manos vacías). Sucede que es su yerno. Y eso le dio pie al comediante sudafricano para enfatizar: “Estos no son los Oscar, son los Grammy”.

La actriz se encontraba llegando tarde al lugar durante la introducción, secundada por Taylor Swift y su novio, el jugador de fútbol americano Travis Kelce. Ellos tampoco se salvaron en la perorata de apertura. Pero antes que mostrar incomodidad, la cantante y compositora recogió el guante y se prestó a la broma. En las más de tres horas de ceremonia, la nativa de Pensilvania fue captada constantemente por las cámaras, bien fuera por arengar a sus colegas o por bailar en las actuaciones en vivo. Cuando ni siquiera se imaginaba que volvería a casa con el galardón más importante de la jornada (lo presentó Celine Dion, protagonizando uno de los pasajes más conmovedores debido a que padece el Síndrome de Persona Rígida), fue llamada al escenario para recoger el de Mejor Álbum Pop Vocal.

Miley Cyrus se llevó sus primeros dos gramófonos. Foto: AFP

En esta consagración, Swift agradeció a las swifties por apoyarla y anunció la salida de su nuevo álbum, The Tortured Poets Department, para el 19 de abril. Vale la pena resaltar que la cantautora se transformó en la primera artista en ganar 4 veces el Álbum del Año, terna compuesta en un 90 por ciento por mujeres. En general, dominaron las músicas. Karol G venció en Mejor Álbum de Música Urbana, Lainey Wilson en Mejor Álbum Country y Victoria Monét en Mejor Artista Nuevo. El grupo Boygenius arrasó con Mejor Actuación de Rock, Mejor Canción de Rock y Mejor Álbum de Música Alternativa. De hecho, los 3 rubros que se sumaron este año (se repartieron 94 en total) lo conquistaron mujeres. Mejor Grabación Pop/Dance fue para Kylie Minogue, en Mejor Actuación de Música Africana” se impuso Tyla, y Mejor Álbum de Jazz Alternativo” es de Meshell Ndegeocello.

Antes de la ceremonia televisada, Rubén Blades ganó con contundencia en Mejor Álbum Tropical (por Siembra 45° Aniversario). El argentino en concurso, Fito Páez, fue derrotado en la categoría Mejor Álbum de Rock Latino o Alternativo, a donde llegó por EADDA9223. Ahí hubo empate entre Natalia Lafourcade y Juanes. A pesar de que eran pocos los rubros hispanoparlantes en competición, volvió a suceder lo mismo en Mejor Álbum de Música de Raíces Regionales. El músico y compositor argentino no fue el único artista local que asistió a la premiación: se pudo ver a Nicki Nicole en la alfombra roja del evento acompañando a su actual pareja, Peso Pluma (quien levantó el gramófono al Mejor Álbum de Música Mexicana).

Había pálpito de que el video de The Beatles de “I’m Only Sleeping” se iba a consagrar en Mejor Video Musical, y así fue. La artista visual Em Cooper debutó con todo en el formato. Curiosamente, David Bowie había vencido en la misma categoría en 1985, en lo que fue el primer Grammy de su carrera. Lo que nadie esperaba era que le otorgaran otro post mortem, luego de los cuatro de 2017 por su álbum Blackstar. Esta vez el músico británico fue elegido en la terna de Mejor Video Musical de Formato Largo, gracias a la película Moonage Daydream. Lo recibió, como corresponde, su director, Brett Morgen. Siguiendo con los rockeros, el bajista de Metallica, Robert Trujillo, fue a recoger el premio al Mejor Interpretación de Metal por el último disco del cuarteto, 72 Seasons. Y Paramore dio la “sorpresa” en Mejor Interpretación de Música Alternativa y Mejor Álbum de Rock.

Killer Mike también arrasó en las categorías orientadas al rap, y la legendaria cantautora Joni Mitchell ganó su primer Grammy. Fue en la categoría Mejor Álbum Folk, por su disco Joni Mitchell at Newport (Live). No sólo eso: también cantó en la ceremonia televisada, anotándose uno de los momentos memorables de esta edición. Tan sólo fue comparable con la sorpresa que dio el músico de country Luke Combs, al invitar nada menos que a Tracy Chapman para hacer juntos el clásico de ella (versionado por él en su último disco) “Fast Car”. Eso significó la vuelta a los escenarios de la trovadora, quien se encontraba retirada de la música. Ahora lo pensará dos veces, tras la ovación que se llevó. Otro que regresó luego de un largo silencio fue Billy Joel. Volvió a actuar en los Grammy, después de 30 años, con su flamante single: “Turn the Lights Back On”.

Además de reconocer a Jon Bon Jovi como Persona del Año (en un evento aparte) y de dar el premio Impacto Global Dr. Dre al rapero Jay Z, la Academia Nacional de Artes y Ciencias de la Grabación, organizadora del Grammy, preparó un In Memoriam que puso la piel de gallina. Mientras en las pantallas aparecían fotos de los artífices de la industria musical que fallecieron en el último año, Stevie Wonder homenajeó a Tony Bennett tocando “The Best Is Yet To Come” y Annie Lennox hizo lo mismo con Sinéad O’Connor al evocar “Nothing Compares 2 U”. En el medio, Lenny Kravitz se refirió a Clarnce Avant como el “padre de la música negra”, lo que dio pie para que Jon Batiste intepretara “Ain't No Sunshine”. Y Oprah Winfrey presentó el tributo a Tina Turner, en el que Fantasia Barrino cantó “Proud Mary”. Paradigma de un Grammy donde mandó la emoción.