Llegó al país en octubre, sin intenciones de jugar al fútbol, pero desde el primer momento varias casualidades o causalidades hicieron que Eponine Howarth se convirtiera en la primera francesa en el fútbol femenino. Nació en Bruselas, su padre es inglés y su madre francesa, de quien adoptó la nacionalidad. Sus hermanos viven en Europa y sus padres en Nepal, ya que su mamá es diplomática. Empezó a jugar desde muy pequeña, tuvo experiencias en Bélgica y en la última temporada había estado en una Liga Universitaria de Reino Unido. Vino para impulsar “La Piccioletta Barca”, la revista que lleva adelante con dos colegas, de los cuales uno es argentino. La idea era desarrollar este proyecto, pero la vida la volvió a poner en una cancha.
--¿Cómo empezaste a jugar?
--Empecé en el colegio a los 5 años. Cuando tenía 9 mi papá me anotó en un club, el K. V. Woluwe-Zaventem, vio un aviso en un supermercado que estaban buscando chicas para armar un equipo, eran chicas entre 10 a 15 años y yo tenia 9.
--¿Por qué viniste a Argentina?
--Vine para poder avanzar con la revista, en la que hacemos entrevistas a escritores, traducciones, arte visual y fotografía. La hermana de mi colega argentino juega al fútbol y me invitó a jugar un torneo los sábados. Fue muy gracioso porque me habían puesto a defender y yo no juego en defensa. Me dijeron que si quería subir que lo hiciera y que si metía un gol, me iban a comprar algo para comer. En el minuto dos marqué un gol, y todos me miraron y me dijeron ¿por qué no hiciste eso antes? Así fue como empecé a jugar tres veces por semana.
--¿Cómo llegaste a Ferro?
--Fui a un lugar que pasaban música en vivo y ahí conocí a Jonathan Di Zeo, que era entrenador de Excursionistas. Hablé con el de fútbol femenino, me llevó a unos partidos y él me dijo si quería jugar acá me podía contactar con algunos clubes. No sabía que hacer, porque hay que tener mucha disciplina, comer más, dormir más, tampoco sabía si estaba lista para eso. Y después de una semana acepté, la verdad es que me encanta jugar. Mandamos videos a varios lugares y un día me llamó y me dijo, en enero empezás en Ferro. No lo podía creer.
“Una serie de eventos muy aleatorios hicieron que hoy esté acá. Había aplicado a trabajos de abogada en febrero y no conseguí. Me encanta escribir, leer, queríamos desarrollar más la revista y mantenernos con eso", contó la volante ofensiva.
Howarth tiene varios trabajos, uno es la investigación sobre el trabajo forzado y la esclavitud moderna en Australia y en Inglaterra. Lo que hace es el trabajo de base, busca artículos que ya estén escritos sobre la esclavitud moderna en países ricos, hace resúmenes y ve la metodología que se utiliza.
--¿Qué diferencias ves entre la cultura europea y la argentina?
Acá las gente es más amable, menos fría, te incluye en todos sus planes. Eso es bastante distinto a Europa que son grupos más cerrados. Me parece algo genial que puedas incluir gente de manera más fácil, pero creo que el argentino se abre de manera mucho más fácil al principio y después se cierra un poco y en Europa creo que es al revés.
--¿Cómo te sentís en Ferro?
--Estoy súper bien, tengo mucha suerte porque las chicas han hecho un esfuerzo para ayudarme al inicio con el idioma. No estoy en mi ciudad y cuando no entiendo algo me lo explican de manera fácil. Lo que sí me molesta es el calor, es lo que más me cuesta en el entrenamiento.
La francesa también habló de sus aspiraciones en este año: "Quiero ser la mejor jugadora que pueda. Tengo que dormir más, comer más, no hacer planes a la noche. El fútbol viene primero y a nivel personal es eso. No tengo un objetivo de marcar 20 goles, quiero ser la mejor jugadora que pueda ser".
--¿Qué conocías de la situación del fútbol femenino en Argentina?
--Me contaron que el desarrollo ha sido bastante rápido, que los partidos se pasaban en la televisión. También que ahora no se van a pasar más y que eso es un retroceso, pero lo que noto es que los problemas son los mismos que en Europa. Entrenás al 100 pero tenés que tener otro trabajo. En Europa es igual, hay una minoría que solo vive de esto. El tema de los horarios de entrenamientos, en Europa los chicos siempre tienen la prioridad y acá me doy cuenta de que también. En el entrenamiento damos el 100, pero no tenemos ese espacio mental de solo dedicarnos al fútbol.