Ya es inocultable, salvo para lxs necixs: la administración libertaria pretende ser una autocracia en una sociedad “peruanizada”. Tanto jodieron con la Venezuela y Cuba para desembarcar un modelo de gobernabilidad en manos de corporaciones, la Embajada de EEUU, pobreza extendida y destrucción de los partidos políticos, todo articulado por una prensa monopólica partícipe necesaria del saqueo y de las violaciones a la libertad y la igualdad de organización, participación y expresión. Mientras tanto la sociedad “sobrevive” al día meta “like” y “selfie” sin opciones de contrargumentar este modelo mersa y salvaje. En este espíritu, la liquidación a cuotas que la Miletadura profundiza en la orientación macrista contra la segunda ley de servicios de comunicación audiovisual votada democráticamente por legisladores (la anterior fue en el primer Gobierno Peronista) y no decretada por dictadores milicos o emulxs civiles., como toda regulación en el campo comunicacional. Las dos únicas legislaciones discutidas y votadas en las dos cámaras del Congreso Nacional fueron obra del peronismo.
Silencio y uso
Los medios de comunicación nunca fueron terreno amigo. La diferencia sexo genérica solo encontraba espacio en policiales, con la excepción de la nota que la revista Así publicó el tres de julio de 1973 con un pomposo título en tapa: “Temores y deseos del homosexual argentino”. Hubo que esperar hasta el siete de mayo de 1984 para que otra revista, la Siete días, pusiera en tapa la famosa foto de Carlos Jauregui y el militante gay y antisemita Raúl Soria. La suerte en radio, TV y cine no fue mejor: las apariciones fueron bajo la forma de la ridiculización o el estereotipo. Baste recordar ese maravilloso film que compitió por el Oscar, La tregua, del año 1974 dirigida por Sergio Renán en donde aparece un personaje gay, oficinista él, violentado por sus compañeros siendo el portador de la pesadumbre de la frase que marcó a generaciones de personas LGBT: “El único homosexual feliz es el homosexual muerto”. Claro que en el cine hay apariciones, muchas veces de soslayo, desde la época de oro del cine nacional, que fue interrumpida por el boicot de EEUU contra Perón que consistía, entre otras medidas, en la prohibición de vender celuloide a las productoras argentinas.
En la posdictadura y el alfonsinismo, revistas como Cerdos y Peces o El Porteño con las columnas picantes de Jorge Gumier Maier comenzaron a poner letra y voces en formatos más allá de lo policial. En la TV la aparición de Zelmar Acevedo en el programa que emulaba al Perro verde de España fue primera aparición respetuosa. Lo que no era reflexionado por el periodismo, sí fue abordado por la ficción con personajes como Huguito Araña (el muerto con el que discute este señor que nos gobierna en el marco de sus prácticas de mediumnidad canina) o la serie sobreactuada que interpretaron Gerardo Romano y Rodolfo Ranni que se pegaban chupones con pijamas de raso y que produjo la reacción de Carlos Jáuregui con una nota de opinión en Página12 bajo el título: “Homosexuales que no existen”.
Los años 90, con el desembarco del neoliberalismo bajo el cual la Corte Suprema lejos de los principios de la libertad (ayer, hoy y siempre) negó la personería jurídica a la Comunidad Homosexual Argentina, acorde a un gobierno que en política internacional se parecía tanto a este votando junto al bloque de países del fundamentalismo islámico y el conservadurismo Vaticano del nada santo Juan Pablo II. Pero como éramos militantes avispadas y con contactos, pedimos a la ILGA y a dos organizaciones: David et Jonatan (Francia) y Act Up (Nueva York) que manifestaran contra Menem, “el” Carlos Saúl, no la copia degradada que hoy capitanea un Congreso formado, en su mayoría (la misma que le dio los votos a la Ley Ómnibus en general) por cosplayers, empresarios, ex empleados de corporaciones y abonados al sueldo legislativo. La marcha en París fue multitudinaria y en Nueva York un activista de Act Up fue detenido cuando intentó darle al Menem pater una torta con los colores del orgullo. Esos papelones internacionales (parecido a la charla que el dueño de Conan y sus copias dio a media sala vacía en Davos que solo cosechó aplausos de su hermana, Toto, Posse y algún lleva carteras) obligaron al ex peronista de los llanos a otorgar “por per saltum” la personería a la CHA. Todo este debate no mereció, para nuestra industria de noticias, notas en noticieros. Clarín se calló la boca y La Nación vociferó a favor de negar la “legalización de la homosexualidad”: devenires mamarrachos del liberalismo nacional en su rama mitrista.
Pero si algo no es la derecha es zonza. Mientras pisoteaba y coimeaba partidos y sindicatos hambreando a la sociedad argentina, como ahora, sus aparatos mediáticos corrieron el conflicto a infinidad de notas sobre las “población homosexual” en nuestro país. Basta recordar que fuimos casi abonades al programa de Mariano Grondona. La ficción televisiva y el periodismo farandulero también comenzaron a crear un nuevo subgénero, el periodismo centrado en la orientación sexual y/o identidad de género de algunas figuras como fueron las miles de notas que se le hicieron a Cris Miró. O la espectacularización que Mauro Viale armaba en sus ensaladera cloaca, copia criolla del “talk show” gringo donde se intenta poner la verdad en el testimonio, como si todes habláramos desde lugares de verdad no contaminada. Otro detalle no menor era la decontextualización de estas noticias: “lo” (así se nombraba) travesti era reducido a la historia de una figura sin decir que era una excepción y que las condiciones de vida y represión de la población LGBT seguían en manos de la policía.
Ante este fenómeno cierta izquierda partidaria y/o académica se llenó la boca de una supuesta inocuidad de las luchas LGBT. Juicio acelerado. Gays por los Derechos Civiles lo tuvo siempre presente como una condición para exponer reclamos sin abandonar jamás la solidaridad con otras causas que llevó a Carlos Jauregui a decir que “En el origen de nuestra lucha esta el deseo de todas nuestras libertades.”
Popular y alternativo: hechos
Otro era el cantar en los medios de comunicación populares, comunitarios, alternativos. Valga como ejemplo en la prensa las notas de Herman Schiller en Nueva Presencia. Las radios comunitarias, alternativas y populares como La Tribu siempre fueron aliadas. Y ya más a fines de los 90, Indymedia cubrió hasta las notas que los medios progresistas se negaban a cubrir, como fue la lucha contra el represivo código de convivencia que impulsó Aníbal Ibarra.
Los medios corporativos y tradicionales siempre jugaron a sus intereses y allí ¿qué lugar podíamos o podemos tener un grupo poblacional que requiere de políticas públicas, desarrollo estatal, todo lo que falsamente la derecha acusa como causa de la debacle para no decir que es el despojo que ellxs mismxs capitanean lo que nos “peruaniza”?
Por esto como movimiento apoyamos la Ley de Servicios de Comunicación Audiovisual 26.522 por su propuesta de democratización y fortalecimiento del sector popular, comunitario y alternativo que son siempre aliados de las luchas por las libertades que se nos debían y que hoy vemos peligrar en bocas y manos de impresentables. La legislación en cuestión no solo propone democratizar la propiedad del espectro y por lo tanto de la palabra, sino también creó dos mecanismos que hoy personajes tóxicos como Hernán Lombardi y Silvana Giudici, antes socialdemócratas alfonsinistas y hoy reaccionarios de pura cepa, se encargaron de redactar un artículo para la inconstitucional Ley Omnibus: cerrar la Defensoría del Público de Servicios de Comunicación Audiovisual y comerse los fondos del FOMECA (Fondo de Fomento Concursable para Medios de Comunicación Audiovisual) que durante estos años fueron espacios de promoción de pluralidad de voces y libertad de expresión, como así también de intervención frente a dinosaurios como Diana Mondino para quienes somos piojos.
Hechos. El FOMECA, que forma parte del ahora intervenido ENACOM (Ente Nacional de Comunicaciones), organismo, que degradó el macrismo y continuó Alberto Fernández, la estructura democrática, federal y transparente del AFSCA (Autoridad Federal de Servicios de Comunicación Audiovisual), en estos años invirtió fondos en concursos de los que participaron organizaciones varias, entre ellas LGBT. Específicamente se impulsaron como temáticas de producción audiovisual los derechos de los colectivos de la diversidad.:
*LÍNEA CONTENIDOS 2021 que tuvo una sublínea específica: Cupo Laboral Trans. De los 48 proyectos ganadores, 10 corresponden a proyectos sobre Cupo laboral Trans (los 38 restantes son de la sublínea Experiencias productivas Comunitarias).
*LÍNEA SPOT 2021 orientada específicamente a promover derechos de las personas con capacidad de gestar, mediante dos temáticas: "Interrupción Voluntaria del Embarazo (IVE)" y "Ley de 1.000 días". Hubo 49 proyectos ganadores.
*LINEA CONTENIDOS TRABAJO 2023 que incluyó una sublínea específica sobre "Géneros y Trabajo" en la que 40 producciones accedieron al fondo concursable.
En lo que respecta a la Defensoría del Público de Servicios de Comunicación Audiovisual sólo durante el 2023 ingresaron más de dos mil reclamos vinculados a la temática. A principios de 2022 se denunció a un medio de comunicación por la emisión de mensajes discriminatorios de un periodista en relación al ataque violento a un bar LGBTTTIQ+. A mediados de año, otro pico de reclamos, más de 750, estuvo vinculado con los derechos de las personas trans y travestis, y la difusión de mensajes estigmatizantes.
Otro hito estuvo vinculado a mensajes discriminatorios hacia personas de identidad no binaria; en este caso se recibieron más de 1600 reclamos. En 2023 esa situación no se modificó. Por ese motivo, a partir de las demandas de las audiencias, se inició este plan de trabajo desde un enfoque de derechos. Durante 2023 este organismo llevó a cabo distintas mesas de trabajo junto a organizaciones vinculadas a los derechos de las personas LGTTTBIQ+ para reflexionar, debatir y proponer recomendaciones específicas para una comunicación no discriminatoria de las personas trans- travestis en los medios audiovisuales.
También desde la Dirección de Capacitación y Promoción abordaron esta línea teniendo como objetivos promover la equidad de géneros en los medios audiovisuales. Impulsar procesos pedagógicos que permitan conocer los derechos comunicacionales de las mujeres y la población LGBTTTIQ+, lo que supone socializar los marcos normativos y conceptuales de comunicación y géneros. Facilitar la reflexión crítica sobre las representaciones discriminatorias y estigmatizantes por razones de género, orientación sexual o identidad de género que naturalizan las desigualdades y las violencias en los medios de comunicación.
Solo durante 2023, la Línea de Comunicación y Géneros de la Dirección de Capacitación y Promoción de la DPSCA llevó adelante 156 actividades públicas (presenciales o virtuales) con diversos formatos pedagógicos que convocaron a 1784 personas. Facilitamos actividades de sensibilización en 8 provincias, cubriendo 5 regiones del país con diseños a medida de las necesidades, intereses y posibilidades planteadas por las contrapartes locales.
La acción federal de la línea se completó con 2 ediciones del curso virtual Introducción a la perspectiva de género en los medios audiovisuales y el otorgamiento de 5 becas completas para cursar el Diploma en Comunicación, Derechos Humanos, Género y Diversidad. Estas acciones de capacitación alcanzaron a participantes de las 24 provincias del país. También destacamos la producción de columnas desarrolladas para la Asociación de Radiodifusoras Nacionales Argentinas (ARUNA), que nuclea a las radios universitarias de Argentina.
Este trabajo se hizo también con otras temáticas como personas mayores, personas con discapacidad, niñeces, salud, ATP, consumos problemáticos, razones políticas, violencia institucional, clase social, etnia, creencias religiosas, entre otros temas. Y en base a estos reclamos de las audiencias la Defensoría, que no tiene poder sancionatorio, intervino con capacitaciones e instancias de diálogo.
Monopolizar la palabra
La pregunta es entonces: ¿por qué hicieron entrar por la ventana un articulado que busca terminar con estas iniciativas que son parte de otras que realizan tanto el FOMECA como la Defensoría? ¿Ven en estas iniciativas un ataque a la libertad de expresión? Imposible desde lo normativo (la Defensoría no sanciona) y desde los hechos históricos: que la derecha muestre o fundamente con enunciados contrastables cómo estas políticas atacaron los principios liberales de libertad, fraternidad e igualdad. La única respuesta sobre las causas del engendro facho de Lombardi-Giudici al que se sumó un coro de no lectores, irresponsables son las razones de las corporaciones: quieren toda la nuestra para sus negocios que solo lograrán monopolizando cada vez más la palabra y poniendo en riesgo la democracia.
En el Congreso Nacional hay dos diputados gays. Esteban Paulón y Maximiliano Ferraro. El primero honró las luchas de nuestro movimiento votando en contra, el segundo se sumó a las huestes del autodenominado traidor Miguel Ángel Pichetto. Ahora hay una nueva posibilidad en la votación en particular: ninguna delegación de facultad ni desarticulación de organismos estatales que luchan por la libertad, la no discriminación y la plena vigencia de los derechos humanos es la única opción ética y democrática. Estamos atentes.