Abordar todas las aristas de Jorge Gumier Maier (1953-2021) antes de los años 90. Dar cuenta de su trayectoria artística cultural y analizar la red de múltiples prácticas que desplegó antes de dejar su huella indeleble en el arte local: ilustración, performance, pintura, escritura sobre la cuestión gay y sobre temas socioculturales, participación en el under porteño. Eso es lo que se propuso Desde los márgenes. Gumier Maier en los 80, en el Museo Nacional de Bellas Artes, la exhibición que reúne cerca de 90 pinturas, dibujos, ilustraciones, fotografías, publicaciones y documentos de los primeros años de la trayectoria del artista, con curaduría de Natalia Pineau. Muchas de las obras nunca antes se exhibieron o sólo se vieron hace décadas.

Maier realizó las piezas entre 1978 y 1989, antes de hacer pie en el Centro Cultural Rojas y desatar la renovación de las artes visuales en los años 90: la exhibición revela al artista antes de tomar ese timón. Jorge Gumier Maier antes de ser Gumier.

Tras entrevistar al artista entre 2009 y 2020, Pineau accedió al corpus de obras que habían quedado arrumbadas en una casa de Gumier en Constitución. La primera vez fue con Miguel Harte, su pareja, a buscar material en ese sitio en el que las telas y los papeles estuvieron guardados por décadas. Algunas obras estaban muy dañadas por la humedad. Pero el resto era un tesoro que entusiasmó a Pineau. “En ese revoltijo fui encontrando piezas y les sacaba fotos y se las mandaba a Gumier. Él me decía: Esta la expuse en tal sitio. Él se fue entusiasmando con obras que no había visto desde el momento en que las expuso”, dice la curadora.

Pineau indagó en cuáles fueron las condiciones de posibilidad que hicieron al Gumier Maier de los años 90: a partir de ese momento investigó exhaustivamente los 80. “Nadie llega de la nada a ser Gumier Maier. Él llegó al Rojas con un discurso sobre lo artístico donde uno encuentra mucha reflexión. Encuentra que desarrolla un programa en los noventa que no es el de alguien que apenas miró desde afuera el mundo del arte, sino que estuvo adentro –yo sabía que había estado en el under, por supuesto—. Me pregunté cómo es que este tipo, que tenía borrada su trayectoria de los ochenta, de repente se convierte en la figura de los noventa”, señala la curadora.

Gran parte del material fue restaurado especialmente para esta exhibición. Paola Vega estuvo al frente de la supervisión y organización del equipo integrado por Rosario Villani y Mario Llullaillaco, quienes llevaron adelante la tarea de catalogación y guardas de conservación. Muchas de las piezas se exhiben al público por primera vez, hay también dos piezas de colecciones privadas.

Figura clave del arte argentino en la década del noventa, Gumier desarrolló un importante corpus de obra y como curador a cargo de la galería del Rojas llevó adelante un programa de exhibiciones que visibilizó las producciones artísticas de jóvenes creadores que indagaban en una estética personal.

Artista, curador, agitador cultural, Gumier no sólo tuvo un rol clave en la defensa de las minorías sexuales en democracia, sino que modificó de una vez y para siempre el modo de pensar y hacer arte. Les otorgó un lugar a los que ocupaban un sitio marginal porque no estaban abocados a la pintura de los años ochenta y desarrollo una forma de pensar donde no imperan jerarquías entre alta y baja cultura, entre diseño, decoración y arte.

En su juventud, ingresó en la carrera de Psicología y se dedicó a la actividad política desde las filas del Partido Comunista Revolucionario. En los años ochenta, desarrolló su actividad como artista, periodista y militante del GAG (Grupo de Acción Gay). Participó en numerosas exposiciones individuales y colectivas. Además escribió para revistas como El porteñoVox y Cerdos y Peces.

Transformó al centro cultural, dependiente de la Universidad de Buenos Aires, en un lugar de resistencia y de experimentación, desde donde se oponía a las tendencias artísticas dominantes. Un dato ilustra el espíritu que impulsó: la primera muestra en el Rojas fue una instalación de Liliana Maresca. Como el personal de limpieza pensó que se trataba de basura y la tiró, fue necesario volver a armarla íntegramente.

En su manifiesto “Avatares del arte”, de 1989, propiciaba “un modelo curatorial doméstico”, sustentado en la “sensibilidad” y el “gusto”. A ese nuevo impulso surgido con la democracia algunos lo tildaron de "light". Alfredo Londaibere, Sebastián Gordin, Pablo Suárez, Cristina Schiavi, Marcelo Pombo, Miguel Harte, Fernanda Laguna y Elba Bairon, entre muchos otros, expusieron en la galería del Rojas.

Desde 1989 a 1996, a cargo de la curaduría de la galería del Rojas, impulsó un espacio de exhibición que, en poco tiempo, se instaló como la expresión de un movimiento cultural emblemático y complejo en la historia del arte argentino. Entre muchas otras exposiciones, estuvo al cuidado de Frenesí (1994), una retrospectiva de la obra de Liliana Maresca, en el Centro Cultural Recoleta, y Pereira-Vecino (2003), en el MALBA.

Participó en numerosas exposiciones individuales y colectivas. Obtuvo el Premio Konex 2002, diploma al mérito (Objetos) en Artes Visuales. Por cuestiones personales, decidió tomar distancia de la producción artística y el campo del arte, por un periodo de casi siete años.

Como artista, en su obra desafió los límites de la abstracción con elementos decorativos y de la cultura popular. Organizada en siete núcleos temáticos, la muestra incluye pinturas, collages y dibujos que el artista realizó bajo la influencia de movimientos de vanguardia como el surrealismo y de artistas como Jean Dubuffet, Libero Badii y René Magritte. También pueden verse obras cuyos protagonistas son figuras masculinas, que recuperan aspectos de la pintura metafísica de Giorgio de Chirico y de Lino Enea Spilimbergo. “Durante los años 80, Gumier Maier fue tejiendo una trama que enlazó la creación plástica, la actuación teatral y performática, la producción de escenografías y vestuarios, la crítica de arte, la escritura de ensayos sobre la cuestión genérico-sexual y el activismo dentro del movimiento homosexual”, escribe la curadora. La exposición se complementa con fotografías, afiches y publicaciones que documentan su destacada participación en la escena del underground porteño, así como algunas de sus críticas de arte y otros escritos en revistas de la época.

Hay un sello sensual en muchas de las obras. Una serie de retratos condensa a sus amores. Un hombre con el cabello largo, que lleva el torso desnudo y un pantalón blanco, descansa sobre un sillón rojo. Hay una pintura en témpera sobre papel de escenografía que fue presentada en la primera exhibición individual que realizó en 1982 en el Café Einstein, espacio pionero del under local. Las imágenes de Rodolfo, Lucho, Alexos, Juan Pablo y Riky se suceden. Sensuales, descansan o están abstraídos. Así los contempló Gumier.


Desde los márgenes. Gumier Maier en los 80 podrá visitarse hasta el 3 de marzo en las salas del primer piso, de martes a viernes, de 11 a 20, y los sábados y domingos, de 10 a 20, con entrada libre y gratuita. Museo Nacional de Bellas Artes, Av. del Libertador 1473.