Mauricio Macri celebró el resultado de la elección de medio término, que lo posiciona para un segundo mandato. El macrismo consideró que las políticas económicas y sociales que llevaron adelante en los primeros dos años tienen aval social y se aprestan a profundizar el camino que trazaron. El mandatario se mostró al filo de la medianoche sobre el escenario plagado de luces de boliche. “Hemos dado pasos decididos contra las mafias del narcotráfico y la corrupción. No vamos a aflojar”, bramó Macri. Un país teñido de amarillo lo escuchaba.
Siguiendo la tradición, Macri almorzó ayer en su quinta familiar Los Abrojos. Al encuentro asistió Elisa Carrió, quien estuvo unos 40 minutos tomando un café con el presidente y se retiró antes de que comieran. El encuentro, según relatan, sirvió para limar rispideces entre los dirigentes luego del cierre de campaña de la líder de la Coalición Cívica en el que ofendió públicamente a la familia de Santiago Maldonado y debió pedirles perdón. En el almuerzo propiamente dicho, además de Juliana Awada, estuvieron la vicepresidenta Gabriela Michetti y el jefe de asesores presidenciales José Torello. Según contaban los comensales, hubo un repaso de toda la historia del PRO desde 2002 hasta el presente.
La participación de Carrió en ese encuentro la ratifica como una aliada indispensable para el macrismo. El jefe de Gabinete, Marcos Peña, se ocupó de defenderla en la primera conferencia de prensa que encabezó a las 18.30 en el bunker de Cambiemos: “Carrió no tuvo ninguna intención de ofender de ninguna forma. La doctora Carrió es una referente indiscutida”, sentenció desde el animado bunker de Cambiemos.
Señal de ajuste
Luces de boliche, niebla: desde temprano, el bunker ubicado en el sancta sanctorum macrista, el complejo Costa Salguero, estaba preparado para una fiesta. Lejos quedaron los consejos de una puesta en escena más austera en función de la aparición de Santiago Maldonado. De fondo, sonaba alto mucho rock y mucha cumbia. Entre los asistentes, unos niños jugaban con unos globos de colores. El infaltable Mago Sin Dientes se sacaba selfies con los seguidores de Macri, muchos de ellos jóvenes. Las pantallas mostraban barras de colores, como en la señal de ajuste cuando comienza la programación.
La vicepresidenta Gabriela Michetti fue la primera en salir al escenario, con “Ella tiene swing” de Tan Biónica, acompañada por los radicales Mario Negri y Daniel Salvador, y la lilita Maricel Etchecoin Moro. “Conversábamos sobre cómo será recordada esta elección. Creemos que va a ser recordada como la elección en la que el país se estaba dirimiendo entre vivir en paz y la confrontación. Sentimos que estamos consolidando el cambio”, sostuvo la vicepresidenta.
–Sí, se puede. Sí, se puede –coreó la multitud.
Negri, en tanto, afirmó que “ahora se viene la segunda etapa”. Luego vinieron los aullidos de los seguidores cuando se vieron los primeros datos de la provincia de Buenos Aires y las victorias en otras 12 provincias.
La primera oleada de alegría macrista creció cuando subió el jefe de Gobierno, Horacio Rodríguez Larreta, y sostuvo que “este triunfo es un enorme apoyo para el cambio que está liderando Macri”. Sobre su gestión, anunció que avanzará con las reformas resistidas por los estudiantes: “Vamos a ir a fondo con la transformación del sistema educativo”, sostuvo Larreta, para luego presentar a Carrió como una “mujer con coraje”. La candidata oficialista, que mantuvo sus votos (y los amplió levemente), salió con “La flor más bella” de Memphis La Blusera. “Está ganando una Argentina sin violencia. Mi más profundo afecto con esta Ciudad que, siendo provinciana, siempre me protegió”, indicó Lilita.
–No vuelven más, no vueeeelven más –cantaron desde la multitud PRO, que luego silbaría a una periodista que preguntó por las declaraciones de Carrió sobre Maldonado.
“Si algo me faltaba es que Cambiemos ganara en mi propia provincia”, festejó Carrió en un breve discurso (luego no sería parte de la conferencia de prensa de los dirigentes porteños). Los macristas destacaron el poder dar vuelta el resultado tanto en Chaco como en Santa Fe y en Salta, lo que representó una dura derrota para el gobernador Juan Manuel Urtubey. Tanto él como Miguel Lifschitz, Juan Schiaretti, Sergio Uñac llamaron al presidente para reconocer la derrota en sus distritos y para felicitarlo. “Esto nos da un esquema en el Congreso mejor que nuestras expectativas”, señalaba un dirigente macrista de primera línea a este diario.
Los imparables
En el Gobierno había euforia con los resultados en 13 provincias y en especial en el territorio bonaerense: cumplían con todos los objetivos propuestos, incluso superar el 40 por ciento nacional. En primera vuelta de 2015, Macri obtuvo un 34 por ciento a nivel nacional, lo que implicaba ocho millones 600 mil votos. En las PASO de este año, consiguieron un 38 por ciento, que equivale a ocho millones 395 mil votos. Un resultado similar al que tenía Macri en 2015 previo al ballotage. En las elecciones de ayer, al cierre de esta edición, los números nacionales los ubicaban cerca del 41 por ciento nacional, con ocho millones 700 mil votos.
Con esta “ola amarilla”, está instalada en el círculo cercano al presidente la idea de que es el momento de avanzar. Con un fallo judicial bajo el brazo, avanzarán con la remoción de la procuradora Alejandra Gils Carbó, además del diputado Julio De Vido, a lo que podría sumarse la prisión a otras figuras del kirchnerismo y de sindicalistas no alineados con la Casa Rosada. Con el aval de los votos, también podría incrementarse la presión sobre los medios de comunicación que no son oficialistas y sobre los organismos de derechos humanos. También Macri tiene previsto avanzar en la reforma fiscal y el fondo del conurbano bonaerense, para lo que convocará esta semana a los gobernadores.
Para los macristas era clave revertir la diferencia que les había sacado Cristina Fernández de Kirchner en las PASO (un 0,21 por ciento). Ayer por la noche, lo consiguió por más de cuatro puntos. “La que se puso la campaña al hombro fue Mariú”, indicaban. Para los macristas, la gran ganadora es Vidal. Salió al escenario como la estrella de la noche. La presentó el senador electo Esteban Bullrich, luego de decir que “¡sí, se pudo! Gracias a María Eugenia”. “Que noche llena de emociones”, comenzó ella un discurso cargado de emotividad en el que le agradeció a sus hijos por acompañarla.
–¡Vamos Mariú! No vuelven más –comenzó la tribuna, pero Vidal los paró: “No. No. Esta es una noche para unirnos, no para seguirnos dividiendo”, dijo la gobernadora.
“Seguimos haciendo historia en la provincia de Buenos Aires. Millones nos abrazamos en las urnas para cambiar, millones que queremos vivir en paz”, remarcó. “Esta elección no la ganó ni el presidente ni la gobernadora. La ganaron los bonaerenses, que fueron los que apoyaron el cambio. Hacemos un equipo imparable”, definió. Mientras aparecía un “gracias” en la pantalla gigante, Vidal agradeció una y otra vez a sus votantes y dijo que iba a escuchar a los que no la votaron. “Vamos a seguir peleando contra los narcos y contra las mafias. Te quiero pedir una cosa más –le dijo a los bonaerenses– que sigas con el equipo de los imparables”. Desde el escenario, y más expuesto que nunca antes, la escuchaba sonriente Jaime Durán Barba.
A las 23.38, Macri hizo su entrada. “Hoy confirmamos nuestro compromiso con el cambio. Fuimos a votar para definir en qué país queremos vivir. Vencimos el miedo y la resignación”, aseguró el presidente. “Acá no hay salvadores mesiánicos, ni nadie a quien venerar”, dijo antes de que lo aplaudieran a rabiar. “Hemos dado pasos decididos contra las mafias del narcotráfico y la corrupción”, sostuvo el mandatario, antes de destacar que “la Argentina está creciendo y estamos reduciendo la pobreza”. “Los argentinos somos imparables. No vamos a aflojar. Sí, se puede”, coreó, entre papelitos multicolores y el habitual final con Gilda cantando “no me arrepiento de este amor, aunque me cueste el corazón” y Macri ensayando unos pasos.