A raíz de la popularidad de The Beatles en los Estados Unidos, a mediados de los sesenta, un sinnúmero de grupos de rock del Reino Unido siguió sus pasos y desembarcaron sin parar al otro lado del Atlántico. Este fenómeno fue conocido como la “Invasión británica”, y desencadenó un movimiento recíproco al que se le llamó la “Respuesta estadounidense”. Algo similar comenzó a ocurrir entre las escenas musicales de Argentina y España. Si bien ese vínculo existió históricamente, después de la pandemia se exacerbó de una forma inimaginable, lo que dio pie a un diálogo saludable. Sobre todo tras el auge de la música urbana local. Luego de que Duki agotara las entradas de su show el mítico estadio madrileño Santiago Bernabeu, el martes Tan Biónica anunció su debut en ese país y algunos días antes María Becerra reveló que el primer recital de su gira española de 2024 sucederá en La Palma.
Mientras tanto en esta orilla de la Reina del Plata, esta semana se presentarán en vivo tres maneras de comprender la actual escena musical española. La primera de ellas estará a cargo de Arde Bogotá, que se estrenará este jueves en Niceto Club, a las 20. Secundado por su participación en la primera jornada del festival cordobés Cosquín Rock, el sábado 10 de febrero. “El motivo del viaje fue por la invitación que recibimos para tocar en Cosquín”, explica Antonio García, vocalista del grupo de rock alternativo originario de Cartagena. “Somos conscientes de la dificultad de las bandas españolas para entrar en un país donde el rock se ha hecho tan bien y, además, de una forma tan autóctona. Pero tenemos algo para aportar, con cierta diferencia y frescura, con nuestro sonido y nuestra manera de decir las cosas. Nos sentimos herederos del legado de Charly García y de Andrés Calamaro”.
Sin embargo, la impronta del cuarteto creado en 2017 remite más a un cruce entre Foo Figthers, Héroes del Silencio y Arctic Monkeys. “Fueron los pilares que encontramos en común”, afirma el frontman. “Y con eso empezamos a generar canciones, así como nuestro sonido y nuestro mundo. Pero con el nuevo disco descubrimos que somos más rockeros de lo que nos suponíamos”. Se refiere a Cowboys de la A3 (2023), con el que se convirtieron en una de las sensaciones del rock español. Al punto de que recibieron sendas nominaciones para los pasados Latin Grammy, entre las que destacó la de “Mejor álbum de rock”. “El 2023 fue muy fuerte para nosotros. A raíz de la salida de Cowboys de la A3, en mayo, empezaron a suceder cosas maravillosas. Entre ellas, y la más increíble, fue el apoyo radical que sentimos del público. Nos empezaron a seguir y a celebrarnos en cualquier lugar que estuviéramos”.
A pesar de que su nombre y origen pueden causar confusión por las analogías colombianas, García dice que acumulan un puñado de anécdotas al respecto. Todas positivas. “De hecho, estuvimos en Colombia dos veces y siento que tuvimos una recepción muy buena”, expedita. “Cada vez pasa algo en Bogotá, nuestro nombre, que surgió de forma azarosa, está relacionado. Nos gusta pensar que cuando nos va bien, o vamos a un nuevo lugar, también llevamos a Bogotá y a su gente”.
Lo mismo le pasa a Leo Rizzi con Uruguay. Y es que el cantautor nacido en Ibiza, hace 25 años, vivió en el país vecino buena parte de su adolescencia. “Eso me marcó un montón”, reconoce. Luego de estrenarse en el terruño de su padre y en Buenos Aires, el músico regresa para presentarse este viernes en Camping, a las 21, y en la segunda fecha de Cosquín Rock, el domingo.
Rizzi se coló en el pop español vía Tik Tok, pero supo demostrar a punta de canciones sustanciosas y sustentables que lo suyo no es efímero. “La diferencia está en ver tu proyecto como algo personal y cuidar los detalles tanto musicales como estéticos”, reflexiona. “Hay que trabajar todo eso desde el autoconocimiento. Hoy en día se puede calificar a muchos proyectos como ‘del montón’, porque vivimos en la endogamia. La gente se alimenta de lo que hay en redes porque eso funciona. Pero si indagas un poco más, no hay duda de que puedes conseguir separarte”. Sobre los prejuicios que lo rodean a partir de su irrupción desde la virtualidad, opina: “Es una lucha que existe constantemente. Quiero ser auténtico, pero me fundo con lo que hay. Al final, donde se demuestra qué tipo de proyecto es cada uno es cuando le das play a Spotify o compras un disco”.
Y, de paso, añade: “Muchos artistas confundimos el medio con el fin, y nos perdemos en los likes. Incluso el consumidor. El haber sido viral gracias a Tik Tok es un pequeño lastre con el que lidio. Pero es el signo de los nuevos tiempos. Más adelante, cuando se mire al pasado, se dirá: ‘así funcionaba’”. A diferencia de su generación, que apela a la improvisación de nuevos oficios o a carreras empresariales, Rizzi se decidió por estudiar Bellas Artes. “Yo empecé estudiando empresariales”, admite. “Al segundo año de carrera, salí de ahí porque tenía una pulsión adentro de mí. Siempre me gustó todo lo relacionado con el arte. Me lancé a eso desde una película muy naíf”. Por más que Ibiza sea sinónimo de música electrónica, las canciones pesaron más en él al momento de elegir su propuesta. “Fue un viaje”, comparte. “Todo ha sido muy experimental. Y desde ese lugar me fui encontrando”.
A 2 mil kilómetros de Ibiza, en Las Palmas de Gran Canaria, la productora y DJ española Indira Paganotto aún no puede salir de su sorpresa por la repercusión que tuvo su remix de la versión que grabó Mercedes Sosa en 1971 de “Gracias a la vida” (clásico de la música popular latinoamericana compuesto por Violeta Parra). Apenas lo puso a sonar en su set en el celebrado festival belga de música electrónica Tomorrowland, en julio de 2023, la noticia impactó en todo el mundo. En especial en Argentina. “Cuando me enteré de lo que pasó con ese remix, quedé encantada”, asevera. Y el viernes 9 de febrero, poco antes de la medianoche, tendrá la oportunidad de repetir la hazaña. Aunque esta vez lo hará frente el público argentino, una vez que se suba a las bandejas en el ciclo Crobar Outdoor, en Punta Carrasco, en lo que será su vuelta a Buenos Aires.
“Ese remix nació a partir de mi locura. Estaba obsesionada con los sonidos indios y el flamenco, pero la última vez que toqué allá sentí la necesidad de conectar con el público argentino. Empecé a buscar, y encontré eso”. Nacida en 1992, desde los 17 años se dedicó a tiempo completo a hacer bailar a clubes, festivales y lugares abiertos. Y es que el oficio lo lleva en la sangre: su padre era DJ al mismo tiempo que formaba parte de la ONG Médicos Sin Fronteras en la India. Allí conoció a su madre, de origen italiano. “Ya sabes cómo son estas cosas del amor: o la familia o la música. Yo elegí la música”, expone. “Mi padre está orgulloso de mí porque cumplí el sueño que él no pudo desarrollar.”. No sólo eso: hoy por hoy esta canaria es una de las embajadoras globales del estilo psy techno. “Me parece que la nueva generación lo está entendiendo. Lo mío es como la buena cocina italiana: piano a piano”.